—¿Puedes
intentar mantener los ojos abiertos esta vez?
Jaejoong
notó que Yunho estaba perdiendo la paciencia con él. Estaban detrás de las caravanas,
en un campo de béisbol donde habían estado muchos días llevaban así casi
dos semanas. El joven tenía los nervios tan tensos que estaban a punto de
estallar.
Tater
estaba cerca de ellos, alternando suspiros de amor por su hombre con remover el
barro. Después de que Jaejoong se hubiera enfrentado al elefantito unas semanas
atrás, Tater había comenzado a escaparse para buscarlo y, finalmente, Digger lo
había castigado con el pincho. El joven no había podido tolerar tal cosa, así
que le había dicho que él se encargaría de cuidar al elefante durante el día
cuando vagara por ahí. Todos —excepto el propio Jaejoong—parecían haberse
acostumbrado a ver trotando a Tater detrás de él como si fuera un perrito
faldero.
—Si
abro los ojos, daré un respingo —señaló Jaejoong mientras su marido empuñaba el
látigo— y me dijiste que me harías daño si daba respingos.
—Tienes
el blanco tan alejado de tu cuerpo que podrías estar bailando El lago de los cisnes y ni siquiera te
rozaría.
Había
algo de verdad en lo que decía. El rollo de periódico que sostenía en la mano
medía más de treinta centímetros y, además, él tenía el brazo extendido. Pero
cada vez que Yunho agitaba el látigo arrancando un trozo del extremo, él daba
un salto. No podía evitarlo.
—Puede
que mañana consiga abrir los ojos.
—En
tres días estarás en la pista central. Es mejor que los abras ya.
Jaejoong
abrió los ojos de golpe al oír la voz sarcástica y acusadora de Sully que
estaba donde Yunho había dejado los látigos enroscados en el suelo. Tenía los
brazos cruzados y el sol arrancaba destellos a su pelo, que brillaba como las
llamas del infierno.
—Ya
deberías haberte acostumbrado. —Se agachó con rapidez y cogió uno de los rollos
de papel de diez centímetros que había en el suelo. Ésos eran los blancos de
verdad, los que se suponía que Jaejoong debía sostener en la función, pero
hasta ese momento Yunho no había podido convencerlo para que practicaran con
algo que midiera menos de treinta centímetros.
Sully
comenzó a hacer rodar uno de los pequeños rollos entre los dedos como si fuera
un pitillo, luego se acercó a Jaejoong y se detuvo a su lado.
—Quítate
de en medio.
Jaejoong
retrocedió.
Sully
miró a Yunho con un destello desafiante en los ojos.
—Aprende
cómo se hace.
Se
puso de perfil, echó el pelo hacia atrás y se colocó el rollo entre los labios.
Por
un momento Yunho no hizo nada, y Jaejoong notó que había una vieja historia
entre la dueña del circo y él, una historia de la cual Jaejoong no sabía nada.
Parecía como si Sully desafiara a su marido, pero ¿para que hiciera qué? Yunho
levantó el brazo tan repentinamente que él apenas vio el movimiento de su
muñeca.
«¡Zas!» El látigo restalló a pocos centímetros
de la cara de la mujer y el extremo del rollo desapareció.
Sully
no se movió. Se mantuvo tan serena como si estuviera asistiendo a un cóctel
mientras Yunho agitaba el látigo una y otra vez, rompiendo un trocito de rollo
cada vez. Poco a poco, lo fue acortando hasta que sólo quedó el cabo entre los
labios de la mujer.
En
ese momento lo cogió y se lo tendió a Jaejoong.
—Ahora
veamos cómo lo haces tú.
Jaejoong
reconocía un reto cuando lo veía, pero esa gente se había criado tentando al
peligro. Él no tenía que demostrar su valor, sentía que ya lo había hecho
cuando se había enfrentado a Tater.
—Quizás
en otro momento.
Yunho
suspiró y bajó el látigo.
—Sully,
esto no funciona. Continuaré haciendo el número yo solo.
—¿Te
tiene dominado, Yunho? Cinco generaciones de sangre circense y le has dado el
nombre de Jung a alguien que no tiene valor para entrar en la pista central
contigo.
Los
ojos de Sully se oscurecieron con desprecio cuando miró a Jaejoong.
—No
te estamos pidiendo que andes por la cuerda floja ni que montes a pelo. Lo
único que tienes que hacer es estar allí de pie. Pero ni siquiera eres capaz de
hacerlo, ¿verdad?
—Lo
siento, pero no valgo para esto.
—¿Y
para qué vales entonces?
Yunho
dio un paso adelante.
—Ya
basta. Jaejoong se ha encargado de los animales aunque no tendría por qué
haberlo hecho, y están en mejores condiciones que nunca.
—No
lo defiendas. —Jaejoong sintió el impacto de los ojos de Sully con la misma
intensidad que si fuera el impacto del látigo. —¿Sabes algo de la familia Jung?
—Yunho
no me ha hablado mucho de su pasado. —Y tampoco le había hablado mucho de su
presente. Cada vez que intentaba preguntarle por la vida que llevaba fuera del
circo, él cambiaba de tema. Sospechaba que había ido a la universidad y que la
medalla esmaltada que llevaba colgada del cuello era una reliquia familiar,
pero nada más.
—Déjalo,
Sully —le advirtió él.
Ella
no le hizo caso y sostuvo la mirada de Jaejoong con firmeza.
—Los
Jung son una de las familias más famosas en la historia del circo. La madre de Yunho
era la mejor montando a pelo. Yunho podría haber sido un campeón ecuestre de no
ser por su altura.
—A Jaejoong
no le importa nada de eso —dijo él.
—Sí
que me importa. Continúa, Sully.
—Su
madre formaba parte de la quinta generación de artistas coreanos que actuaron
para los zares. Lo más interesante de los Jung es que la historia de su familia
se transmite a través de las mujeres. No importa con quién se hayan casado, los
hombres han renunciado a su propio apellido para mantener el de Jung y pasarlo
a sus hijos. Pero los hombres Jung han sido también grandes artistas con el
látigo y algunos de los mejores jinetes que se hayan visto en el circo.
Yunho
comenzó a recoger los rollos de periódico y a meterlos en una vieja bolsa de
lona.
—Vamos,
Jaejoong. Por hoy es suficiente.
La
expresión de Sully se volvió amarga.
—Los
Jung siempre han seguido la tradición y han elegido bien a sus esposas. Al
menos hasta llegar a Yunho. —Hizo una pausa. En sus ojos asomó un helado
desprecio. —No estás a su altura, Jaejoong, no mereces llevar el apellido Jung.
Tras
decir eso se giró y se marchó, con un paso tan regio que hizo que sus ropas
desarregladas parecieran dignas de una reina.
Jaejoong
se sintió despreciable.
—Tiene
razón, Yunho. No valgo para nada.
—Tonterías.
—Yunho enrolló los látigos y los apoyó sobre el hombro. —Sully considera la tradición del circo tan sagrada como la religión. No le hagas caso.
Jaejoong
miró la bolsa con los rollos de periódico. Se acercó y sacó uno con decisión.
—¿Qué
haces?
—Dar
la talla como esposo Jung.
—Por
el amor de Dios, suelta eso. Te he dicho que pases de ella. Sully siempre ha
tenido una visión distorsionada de la historia de los Jung. Mi tío Kangin era
el mayor bastardo que he conocido en mi vida.
—Te
agradezco que intentes que me sienta mejor, pero no puedo ignorar lo que ha
dicho. —Caminó hacia el lugar donde habían estado practicando antes y se puso
de perfil. —Estoy cansado de ser siempre el peor.
Se
puso el rollito en los labios; las rodillas le temblaban más que nunca. Si Yunho
fallaba, le golpearía en la cara y, quizá, dejaría una cicatriz en su piel y en
su alma.
—Déjalo,
Jaejoong. —Él cerró los ojos. —Jaejoong...
Jaejoong
se sacó el rollito de la boca para hablar, pero no le miró.
—Por
favor, Yunho, hazlo de una vez. Cuanto más me hagas esperar, más difícil será para mí.
—¿Estás
seguro?
No
estaba seguro en absoluto, pero se puso de nuevo el rollito en la boca y cerró
los ojos, rezando por no dar un brinco.
Jaejoong
gritó cuando oyó el chasquido del látigo y sintió una corriente de aire en la
cara. El sonido retumbó en sus oídos. Tater abrió la boca y soltó un barrito.
—¿Te
he dado? ¡Maldita sea, sé que no te he dado!
—No...
no... estoy bien. Es sólo... —Respiró hondo y recogió el rollito que había
dejado caer, observando que Yunho había sesgado un trocito del extremo. —Es sólo
que estoy un poco nervioso.
—Jaejoong,
no tienes por qué...
Jaejoong
se colocó el blanco de nuevo en la boca y cerró los ojos.
«¡Zas!»
Jaejoong
gritó otra vez.
—Si
sigues gritando comenzaré a ponerme nervioso —dijo Yunho en tono seco.
—¡No
gritaré! Pero por Dios, no pierdas los nervios. —Cogió el rollito, era mucho
más corto de lo que había sido en un principio.
—¿Cuántas
veces más?
—Dos.
—¿¿Dos??—chilló.
—Dos.
Esta
vez colocó el rollito justo en el borde de los labios.
—Estás
haciendo trampa.
El
sudor corría en el pecho cuando volvió a colocarlo. Respiró hondo.
«¡Zas!» Otra corriente de aire contra la
mejilla. Casi se desmayó, pero de alguna manera logró contener el grito. Sólo
una vez más. Una vez más.
«¡Zas!» El joven abrió lentamente los ojos.
—Ya
está, Jaejoong, se acabó. Ahora sólo tendrías que saludar al público.
Estaba
vivo y sin marcas. Atontado, lo miró y habló con un ronco susurro.
—Lo
he hecho.
Él
sonrió y soltó el látigo.
—Pues
claro que sí. Estoy orgulloso de ti.
Con
un gran grito de alegría, corrió hacia él y se arrojó a sus brazos. Yunho lo
atrapó automáticamente. Cuando lo estrechó contra su cuerpo, una lenta oleada
de calor recorrió el cuerpo de Jaejoong. Él debió de sentir lo mismo porque se
echó atrás y lo dejó en el suelo.
Jaejoong
sabía que Yunho no aceptaba que se hubiera negado a hacer el amor con él desde
aquella tarde de sudor y sexo que lo había perturbado tan profundamente. Le
había pedido un poco de tiempo para aclararse las ideas y, aunque Yunho había
estado de acuerdo, no le había gustado nada.
—Sólo
un truco más —dijo él— y luego terminamos.
—Quizá
deberíamos dejarlo para mañana.
—Es
el truco más fácil. Venga, vamos a hacerlo antes de que pierdas el valor. Ponte
dónde estabas.
—Yunho...
—Venga.
No te dolerá. Te lo prometo.
A
regañadientes, Jaejoong regresó al lugar donde había estado antes.
Yunho
cogió el látigo más largo y lo sostuvo entre los dedos.
—Colócate
frente a mí y cierra los ojos.
—No.
—Confía
en mí, cariño. Esta vez tienes que tener los ojos cerrados.
Jaejoong
hizo lo que le decía, pero entreabrió uno de los ojos para ver lo que él hacía.
—Levanta
los brazos por encima de la cabeza.
—¿Los
brazos?
—Levántalos
por encima de la cabeza. Y cruza las muñecas.
Jaejoong
abrió los dos ojos.
—Creo
que me olvidé de decirle a Trey algo sobre la nueva dieta de Sinjun.
—Todas
las mujeres Jung han hecho este truco.
Resignado,
Jaejoong levantó los brazos, cruzó las muñecas y cerró los ojos, diciéndose a
sí mismo que no podía ser peor que sostener un rollito con los labios.
«¡Zas!»
Apenas
había percibido el chasquido del látigo cuando sintió que éste le rodeaba y le
ataba las muñecas con fuerza.
Esta
vez el grito le salió del alma. Dejó caer los brazos tan rápidamente que sintió
que se le dislocaban los hombros. Se miró con incredulidad las muñecas atadas.
—¡Me
has dado! Dijiste que no me tocarías, pero lo has hecho.
—Estate
quieto, Jaejoong, y deja de gritar de una vez. No te ha dolido.
—¿No
me ha dolido?
—No.
Jaejoong
miró sus muñecas y se dio cuenta de que él tenía razón.
—¿Cómo
lo has hecho?
—Destensé
el látigo antes de chasquearlo. —Yunho hizo un movimiento con la muñeca para
que el látigo se aflojase, y lo liberó. —Es un truco muy viejo, pero el público
lo adora. Aunque, después de que te ate las muñecas, debes sonreír para que
todos sepan que no te he hecho daño. Acabaré en la cárcel si no lo haces.
Jaejoong
se examinó una muñeca y luego la otra. Se dio cuenta con asombro de que estaban
intactas.
—¿Y
si te olvidas de destensar el látigo antes de apresarme las muñecas?
—No
lo haré.
—Podrías
cometer un error, Yunho. Es imposible que siempre te salga bien.
—Claro
que sí. Llevo años haciéndolo y nunca he lastimado a nadie. —Comenzó a recoger
los látigos y él se maravilló de aquella perfecta arrogancia, pero al mismo
tiempo se sintió inquieto.
—Esta
mañana las cosas han salido algo mejor—dijo él, —pero aún me parece imposible
que pueda actuar contigo dentro de dos días. Jack me ha dicho que voy a
interpretar a un gitanillo indomable, pero no creo que los gitanos indomables
griten como lo hago yo.
—Ya
pensaremos algo. —Para sorpresa del joven, Yunho le dio un besito en la punta
de la nariz antes de girarse para marcharse, pero se detuvo en seco y se volvió
de nuevo hacia él. Lo miró un buen rato. Luego inclinó la cabeza y posó sus
labios sobre los de Jaejoong.
Jaejoong
le rodeó el cuello con los brazos cuando él se apretó contra su cuerpo. Aunque
su mente le decía que el sexo debía ser sagrado, su cuerpo deseaba
ardientemente las caricias de Yunho, y Jaejoong supo que nunca tendría
suficiente de él.
Cuando
se separaron, Yunho sostuvo la mirada de Jaejoong durante un largo y dulce
instante.
—Sabes
como un rayo de sol —susurró.
Jaejoong
sonrió. —Te daré unos días más, cariño, porque sé que todo esto es nuevo para
ti, pero nada más.
Jaejoong
no tuvo que preguntarle a qué se refería.
—A
lo mejor necesito más tiempo. Tenemos que conocernos mejor. Respetarnos el uno
al otro.
—Cariño,
en lo que concierne al sexo, te aseguro que siento mucho respeto por ti.
—Por
favor, no hagas como si no supieras de lo que hablo.
—Me
gusta el sexo. A ti te gusta el sexo. Nos gusta practicarlo juntos. Eso es
todo.
—¡Eso
no es todo! El sexo debería ser sagr...
—No
lo digas, Jaejoong. Si dices esa palabra otra vez, te juro que coquetearé con
cada camarera que encuentre de aquí a Japón, la China y el mundo entero.
Jaejoong
entrecerró los ojos.
—Justo
lo que intentaba demostrar. Y no creo que sagrado sea una palabrota. Vamos,
Tater, tenemos mucho trabajo que hacer.
Jaejoong
se fue con el elefante trotando tras él. Si se le hubiera ocurrido volver la
mirada, habría visto algo que lo habría asombrado. Habría visto a su duro y
malhumorado marido sonriendo como un adolescente enamorado.
A
pesar de las protestas de Yunho, él había continuado cuidando a los animales,
aunque Trey hacía ahora muchas de las rutinarias tareas diarias. Sinjun clavó
la mirada en Tater cuando se acercaron. Los elefantes y los tigres eran
enemigos confesos. Pero a Sinjun parecía molestarle la presencia de Tater por
otra cosa. Yunho decía que estaba celoso, pero Jaejoong no era capaz de
atribuirle tal emoción a aquel viejo tigre malhumorado.
Jaejoong
observó a Sinjun con satisfacción. Gracias al nuevo pienso y a las duchas
diarias, el pelaje del animal tenía ahora mejor aspecto. Le hizo una burlona
reverencia.
—Buenos
días, majestad.
Sinjun
le enseñó los dientes, gesto que él interpretó como una manera de decirle que
no se pusiera demasiado cursi con él.
No
había experimentado más momentos de comunicación mística con él, por lo que
había comenzado a pensar que los que había tenido antes habían sido inducidos
por la fatiga. Aun así, no podía negar que aún seguía sintiendo miedo cuando
estaba cerca de él.
Había
dejado una bolsa con chucherías que había comprado con su propio dinero en una
tienda del pueblo cerca de un fardo de heno. La cogió y la llevó a la jaula de
Glenna. La gorila ya la había divisado y apretaba su cara contra los barrotes,
esperando pacientemente.
La
muda aceptación de Glenna de su destino, junto con el anhelo que mostraba por
disfrutar de contacto humano, rompía el corazón de Jaejoong. Acarició la suave
palma que el animal alargaba a través de los barrotes.
—Hola,
cariño. Tengo algo para ti. —Sacó de la bolsa una madura ciruela púrpura. La
fruta tenía la misma textura que los dedos de Glenna. Áspera por fuera. Blanda
por dentro.
Glenna
tomó la ciruela y se retiró a la parte posterior de la jaula donde se la comió
con pequeños y delicados mordisquitos mientras miraba a Jaejoong con triste
gratitud.
Jaejoong
le dio otra y continuó hablando con ella. Cuando la gorila terminó de comer, se
acercó de nuevo a los barrotes, pero esta vez cogió el pelo de Jaejoong.
La
primera vez que había hecho eso Jaejoong había sentido miedo, pero ahora sabía
lo que quería hacer Glenna y se arrancó la goma elástica de su moño en forma de
piña.
Durante
un buen rato permaneció con paciencia ante la jaula, dejando que la gorila lo
aseara como si fuera su hijo mientras hurgaba en su cabello en busca de pulgas
y mosquitos inexistentes.
Cuando
por fin terminó, Jaejoong notó que se le había puesto un nudo en la garganta
por la emoción. No importaba lo que dijeran, no entendía cómo podían tener
enjaulada a una criatura tan humana.
Dos
horas más tarde, Jaejoong regresaba a la caravana acompañado de su enorme
mascota cuando vio a Krystal practicando con los aros cerca del campo de juego.
Ahora que ya no estaba tan cansado, Jaejoong había podido recordar con claridad
lo sucedido la noche en que había desaparecido el dinero y pensó que era el
momento apropiado para hablar con la chica.
Krystal
dejó caer un aro cuando Jaejoong se acercó, y mientras se agachaba para recogerlo,
lo miró con cautela.
—Quiero
hablar contigo. Krystal. Vamos a sentarnos en las gradas.
—No
tengo nada que hablar contigo.
—Estupendo.
Entonces hablaré yo. Muévete.
Krystal
lo miró con resentimiento pero respondió a su tono autoritario. Después de
recoger los aros, siguió a Jaejoong, arrastrando las sandalias.
Jaejoong
se sentó en la tercera fila y Krystal lo hizo una fila más abajo. Tater
localizó un lugar cerca de la segunda base y comenzó a revolcarse en el lodo,
que es lo que hacen los elefantes para enfriarse.
—Supongo
que vas a largarme un rollo por lo de Yunho.
—Yunho
está casado, Krystal, y el matrimonio es un vínculo sagrado entre las dos
personas. Nadie tiene derecho a intentar romperlo.
—¡No
es justo! No te lo mereces.
—No
eres quién para juzgar eso.
—¿De
verdad eres tan santurrón?
—¿Cómo
voy a ser santurrón? —dijo Jaejoong con voz queda. —Soy un ladrón, ¿recuerdas?
Krystal
se llevó los dedos a la boca y comenzó a morderse las uñas.
—Todos
te odian por haber robado ese dinero.
—Ya
lo sé. Pero eso no es justo, ¿verdad?
—Por
supuesto que es justo.
—Pero
los dos sabemos que yo no lo hice.
Krystal
se puso tensa y permaneció un largo segundo en silencio antes de contestar.
—Sí
que lo hiciste.
—Tú
estuviste en el vagón rojo esa noche después de que Sully comprobara la
recaudación; antes de que yo cerrara el cajón.
—¿Qué
más da? ¡No robé el dinero y no puedes acusarme de nada!
—Hubo
una llamada para Yunho. Cogí el teléfono y mientras estaba distraído, metiste
la mano en el cajón de la recaudación y robaste los doscientos dólares.
—¡No
lo hice! ¡No puedes demostrarlo!
—Luego
te colaste en nuestra caravana y escondiste el dinero en mi maleta para que todos
pensaran que había sido yo.
—¡Mientes!
—Debería
haberme dado cuenta de inmediato, pero estaba tan cansado por intentar
acostumbrarme a todo esto que se me olvidó que habías estado allí.
—Mientes
—repitió Krystal, aunque esta vez con menos vehemencia. —Y como le vayas con el
cuento a mi padre, lo lamentarás.
—No
puedes amenazarme con nada peor que lo que ya me has hecho. No tengo amigos,
Krystal. Nadie quiere hablar conmigo porque piensan que soy un ladrón. Ni
siquiera me cree mi marido.
La
cara de Krystal era la viva imagen de la culpa y Jaejoong supo que tenía razón.
Miró a la adolescente con tristeza.
—Lo
que has hecho está muy mal.
Krystal
bajó la cabeza y su fino cabello cayó hacia delante, cubriéndole el rostro.
—No
puedes probar nada —masculló.
—¿Es
así como quieres vivir? ¿Actuando de manera deshonesta? ¿Siendo cruel con otras
personas? Todos cometemos errores, Krystal, y si quieres madurar, tienes que
aprender a asumirlos.
La
adolescente hundió los hombros y Jaejoong vio en qué momento exacto se dio por
vencida.
—¿Vas
a decírselo a mi padre?
—No
lo sé. Pero tengo que decírselo a Yunho.
—Pero
él se lo dirá a mi padre.
—Es
probable. Yunho tiene un profundo sentido de la justicia.
Una
lágrima cayó sobre el muslo de Krystal, pero Jaejoong endureció el corazón para
no compadecerla.
—Mi
padre me dijo que si me metía en algún lío, me enviaría de vuelta con tía
Taeyeon.
—Pues
tal vez deberías haber pensado en eso antes de tenderme una trampa.
Krystal
no dijo nada y Jaejoong no la presionó. Finalmente, la joven se enjugó las
lágrimas con el dobladillo de la camiseta.
—¿Cuándo
vas a decírselo?
—Aún
no lo he pensado. Esta noche, quizás. O tal vez mañana.
Krystal
asintió bruscamente con la cabeza.
—Yo
sólo... el dinero estaba allí y aunque no lo había planeado...
Jaejoong
intentó tragarse la lástima que sentía recordándose a sí mismo que, por las
acciones de esa chica, su marido pensaba que era un ladrón y su matrimonio
había fracasado antes de haber tenido siquiera una oportunidad.
—Lo
que hiciste no estuvo bien. Tienes que enfrentarte a las consecuencias.
—Sí,
supongo. —Krystal intentó secarse las lágrimas con los dedos. —Me alegro de que
te hayas dado cuenta. Es difícil... sé que no lo merezco, pero quizá podrías
hablar con Sully en vez de con Yunho. Prefiero que se lo diga ella a mi padre.
Se pelean todo el rato, pero por lo menos se respetan y puede que no pierda el
juicio si se lo dice ella.
Jaejoong
se enderezó.
—¿Tu
padre es violento contigo?
—Bueno,
supongo. Quiero decir que grita y todo eso.
—¿Te
pega?
—¿Papá?
No, nunca me ha pegado. Pero a veces se enfada tanto que casi preferiría que lo
hiciera.
—Entiendo.
—Ya
había asumido que volvería con mi tía tarde o temprano. Sé que necesita que le
eche una mano con los niños y todo eso. He sido muy egoísta queriendo quedarme
aquí, pero los niños son unos auténticos monstruos y, algunas veces, me sacan
de quicio.
Jaejoong
estaba recibiendo más información de la que quería y se sintió culpable.
La
adolescente se levantó del banco con los ojos llenos de lágrimas.
—Siento
haber sido tan imbécil y haberte causado tantos problemas. —Una lágrima se coló
entre sus pestañas. —Si no quería acabar con tía Taeyeon y los niños, debería
haberme portado mejor. No debería haberlo hecho, pero estaba celosa por Yunho.
—Las palabras le salían entre pequeños hipidos. —Es demasiado mayor... y nunca
se enamoraría de alguien como yo. Pero siempre ha sido agradable conmigo y
supongo que... supongo que quería eso todo el rato, aunque... —respiró hondo,
—aunque siempre supe que no resultaría. Lo siento, Jaejoong.
Con
un sollozo, se giró y huyó. Jaejoong se acercó a Tater y el elefantito lo rodeó
con la trompa. Se apoyó contra él, sin saber muy bien qué hacer. Antes de
enfrentarse a Krystal, lo había tenido todo muy claro, pero ahora no estaba tan
seguro. Si no le decía a Yunho la verdad sobre Krystal, él continuaría creyendo
que era un ladrón. Pero si se lo decía, Krystal recibiría un gran castigo y Jaejoong
no creía poder vivir saliéndose responsable de eso.
Desde
la carretera vio cómo Yunho se subía a la camioneta para dirigirse al pueblo.
Un rato antes le había dicho que tenía que resolver un problema con la compañía
que suministraba los donnickers y que podía tardar varías horas en volver. Jaejoong
había pensado dedicar ese tiempo a desempaquetar las compras que llevaba
semanas haciendo en secreto y que transformarían la fea caravana verde en algo
parecido a un hogar. Pero su encuentro con Krystal le había quitado el
entusiasmo. Sin embargo era mejor ocuparse de eso que sentarse sin hacer nada.
Pero
mientras se dirigía a la caravana, recuperó el ánimo. Por fin iba a dedicar su
tiempo a algo para lo que sí valía. Estaba deseando ver la cara que pondría Yunho
cuando volviera.
Esta historia es tan emocionante >.< me encanta~ *-* y actualizas tan rapido~ ¡me haces feliz! :3 eres la mejor >.<
ResponderBorrarAme lo de la sonrisa enamorada de Yunho, nanai se está enamorando de Jaejoong sin darse cuenta >.< será dificil que lo reconozca y le gruñirá mucho en el proceso, pero bueno algún día *-* xD
Por otro lado...Jaejoong es tan tonto xD se le da bien el ahuyentar camareras resbalosas xDDD
Bueno estaré esperando la actu *-* muchas gracias por los capítulos~~ los ame todos *-* saludos y cuidate muchoooooo :3 por cierto ¿dijiste que el lunes empizan tus clases? animo y suerte con esoooooo \(^o^)/
Jaejoong es tan bueno q compadece a kristal y tiene pena de acusarla , de rebelar q ella es la verdadera culpable, pero tiene q decirle a Yunho si o si, no puede estar el pensando mal d Jae. Muchísimas gracias por los capítulos, estuvieron súper buenos
ResponderBorrarJaejoong es una maravilla de persona no cabe duda, es tan determinado y no se tinde y a pesar de lo que le hizo krystal aun asi nk dice nada para no perjudicarla, pero tampoco es justo que yunho siga pensando que es un ladron, veamos que pasa. Gracias por actualizar tan pronto amo esta historia *-* ahora esperar ansiosamente por la sig actualizacion que espeto igual sea pronto ♡ Gracias de nuevo ^^
ResponderBorrartan bueno y de gran corazon es jae , muy buen capitulo gracias
ResponderBorraracabo de ver tu amenaza en el grupo :O muy bien ;) tienes que ser un poco exigente lo minimo que podemos hacer por ustedes las escritoras y adaptadoras es por lo menos dejarles un comentario por su grandioso esfuerzo y tiempo que le decdican a estas hermosas historias gracias :)
ResponderBorraroh diosss~~~con el juego del látigo eh¡¡ muy sexy ;) aunque sully siempre tiene que llegar a echar a perder todo aunque bueno esta vez ayudo un pco :) es mi imaginación o estan medio locos por eso de las familias y decendencia de los circos?¡ pobresitos u_u sobre todo JJ por que no lo consideran alguien adecuado para Yunho pero se que el les demostrara lo contrario confio en el xD y esa krystal espero que hago lo correcto y les diga la verdad a todos :)
La historia toma forma *-* jae empieza a tomar caracter a cMbiar y yunho noss da cuenta que algo le pasa. Krystal acepto q ella fue a ver q pasa.
ResponderBorrarbueno... siquiera kristal ya acepto que ella tomo el dinero
ResponderBorrarme encanta la garra que le pone Jae a cada cosa que se propone hacer
sinceramente como van a decir que un hombre como Jae no se merece a Yunho si es tremenda persona ... lastima que se dejen levar por apariencias tontas y todo eso del linaje familiar
ah... estuve nerviosa con la practica del latigo ... soy igual que jae me daria pavor hacer eso u.u
Gracias por las actualizaciones
Jae es una persona noble y de gran corazón dudo que vaya a decir lo de Kristal...
ResponderBorrarPor fin dijo la verdad la ladrona
ResponderBorrarAunque se lo tendría q haber dicho ella a jae..y no negarlo u.u
Ahora talvez todo mejore para jae.. Solo si sale la verdad a la luz
Y no.creo q sea buena idea.. Eso de mejorar la.caravana.. No se xq no me gusta.. Debe ser xq Yunho siempre se queja! y lo lastima
que miedo ser la compañera del acto de látigo de yunho yo estaría igual que jaejoong asustada ><
ResponderBorrarque bueno que krystal haya confesa a la fuerza que fue ella que se robo el dinero uhmmm no se si sentir lastima por ella , yo si le contaría todo a yunho XD!
Gracias por aceptarme a tu blog estoy muy feliz ;)
bueno aunque al principio lo negaba kristal por fin lo acepto y se disculpo, aunque sentí un poco de chantaje por su parte, pero igual se ve que le gustaría quedarse con papa, Jae y Yunho cada vez mas cerca, solo espero que Yunho se de cuenta ahora y no cuando tal vez sea tarde o algo se interponga ^^
ResponderBorrarEs bueno que kristal acepte su responsabilidad ^=^esperemos y pronto se aclare todo… .jae se lo merece en seriooo ..gracias por tu tiempo en ello ^=^
ResponderBorrarpor fin jae se dio cuenta de que krystal fue quien robo el dinero
ResponderBorrarpero si lo puso en una situación difícil
y ahora tambien como el aocmpañañnte de yunho como lo hará??
si yo fuera él tambien me estaría muriendo de miedo jaja
esa mendiga kristal pero que bueno que se hayan dado cuenta!
ResponderBorrarYunho se esta enamorando de Jae, Jae es una gran persona ahora que el sabe que Krystal sabe que fue ella quien robo el dinero no la delatara y se compadece de ella, tiene un gran corazón,Jae ahora que será el acompañante de Yunho espero que le tenga mucha paciencia
ResponderBorrarJae es demasiado bueno para esa panda de malas personas.
ResponderBorrarYunho ya cayó enamorado pero por hacerse el duro no se da cuenta.
esos látigos me dan miedo hasta mí.
entiendo a Jae que grite cada vez que pase uno por su cara .
wow entiendo el pavor de jae hacia los animales y los latigos es algo caotico te quedas en shock al estar frente a ellos y mas aun tener que superar el tener el rollito en la boca y que veas venir el latigo bueno jae es perseverante y se que lo hara excelente en la presentacion y ahora que pasara con krystal
ResponderBorrarsin duda no creo que alguien no tenga miedo a que pase un latigo de 3cm de tu rostro y no te asustes.O_o....xq siento que yunho quiere usar eso con jae pero de otra forma jajaja XD .....ahora que pasara..no me digas que jae se quedara callado ...creo que es mejor que lo diga ..y trate de convencer que la perdone....no quiero que jae quede con el malentendido de que es un ladron y que sully tmb lo sepa =P
ResponderBorrarJae estan pero tan bueno ahhhh
ResponderBorrarespero que todo salga bien gracias^^
Esa Sully no me cae para nada como la detesto pero no se va a salir con la suya por que Yh ya esta enamorado de JJ spero que falta poco para que se confiesen su amor ♥♥
ResponderBorrarvaya xfin krystal confeso ya era hora de limpiar el honor de Jae aunq dudo q la delate en fin .... X cierto amo el elefantito mascota de Jae <3
ResponderBorraral fin krystal admitió que fue ella aun que no quería al principio pero si la castigan se lo tiene bien merecido por mentirosa y haber metido en problemas a jae y recibir un castigo que no era para el
ResponderBorrarahora si que cara pondrá sully cuando se entere de que jae era inocente del robo
¡OH DIOS! Me desmayo con lo que Yunho le puso a hacer a Jae para el show, o mas bien, con lo que Sully le puso a hacer r.r Por lo menos Jaejoong demostró lo valiente que es cuando se lo propone c:
ResponderBorrarY ya se esta haciendo más obvio que Yunho tiene verdaderos sentimientos por Jae, solo falta que el mismo se de cuenta <3
Pero que no se ablande Jae con Krystal, es demasiado bueno:c
Lo que quiere hacer la tal Sully es denigrar a Jaejoong y lo trata como no significara nada pero es tiene mucho mas valor que ella es tan bondadoso se esta volviendo tan valiente al hacer el show junto a Yunho
ResponderBorrarYunho ya está enamorado de Jae, el problema es que por terco prefiere herirlo a reconocer que está loco por él. Jae es tan noble y bueno que seguro no dirá nada sobre el robo. No quiero que Sully se salga con la suya, no ahora que Jae está mostrando toda su valía y que Yunho lo admira cada des más.
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