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sábado, 22 de marzo de 2014

Capítulo 15


—¿Puedes intentar mantener los ojos abiertos esta vez?

Jaejoong notó que Yunho estaba perdiendo la paciencia con él. Estaban detrás de las caravanas, en un campo de béisbol donde habían estado muchos días llevaban así casi dos semanas. El joven tenía los nervios tan tensos que estaban a punto de estallar.

Tater estaba cerca de ellos, alternando suspiros de amor por su hombre con remover el barro. Después de que Jaejoong se hubiera enfrentado al elefantito unas semanas atrás, Tater había comenzado a escaparse para buscarlo y, finalmente, Digger lo había castigado con el pincho. El joven no había podido tolerar tal cosa, así que le había dicho que él se encargaría de cuidar al elefante durante el día cuando vagara por ahí. Todos —excepto el propio Jaejoong—parecían haberse acostumbrado a ver trotando a Tater detrás de él como si fuera un perrito faldero. 

—Si abro los ojos, daré un respingo —señaló Jaejoong mientras su marido empuñaba el látigo— y me dijiste que me harías daño si daba respingos. 

—Tienes el blanco tan alejado de tu cuerpo que podrías estar bailando El lago de los cisnes y ni siquiera te rozaría.

Había algo de verdad en lo que decía. El rollo de periódico que sostenía en la mano medía más de treinta centímetros y, además, él tenía el brazo extendido. Pero cada vez que Yunho agitaba el látigo arrancando un trozo del extremo, él daba un salto. No podía evitarlo.

—Puede que mañana consiga abrir los ojos. 

—En tres días estarás en la pista central. Es mejor que los abras ya. 

Jaejoong abrió los ojos de golpe al oír la voz sarcástica y acusadora de Sully que estaba donde Yunho había dejado los látigos enroscados en el suelo. Tenía los brazos cruzados y el sol arrancaba destellos a su pelo, que brillaba como las llamas del infierno.  

—Ya deberías haberte acostumbrado. —Se agachó con rapidez y cogió uno de los rollos de papel de diez centímetros que había en el suelo. Ésos eran los blancos de verdad, los que se suponía que Jaejoong debía sostener en la función, pero hasta ese momento Yunho no había podido convencerlo para que practicaran con algo que midiera menos de treinta centímetros. 

Sully comenzó a hacer rodar uno de los pequeños rollos entre los dedos como si fuera un pitillo, luego se acercó a Jaejoong y se detuvo a su lado. 

—Quítate de en medio.

Jaejoong retrocedió.

Sully miró a Yunho con un destello desafiante en los ojos. 

—Aprende cómo se hace. 

Se puso de perfil, echó el pelo hacia atrás y se colocó el rollo entre los labios.

Por un momento Yunho no hizo nada, y Jaejoong notó que había una vieja historia entre la dueña del circo y él, una historia de la cual Jaejoong no sabía nada. Parecía como si Sully desafiara a su marido, pero ¿para que hiciera qué? Yunho levantó el brazo tan repentinamente que él apenas vio el movimiento de su muñeca. 

«¡Zas!» El látigo restalló a pocos centímetros de la cara de la mujer y el extremo del rollo desapareció. 

Sully no se movió. Se mantuvo tan serena como si estuviera asistiendo a un cóctel mientras Yunho agitaba el látigo una y otra vez, rompiendo un trocito de rollo cada vez. Poco a poco, lo fue acortando hasta que sólo quedó el cabo entre los labios de la mujer. 

En ese momento lo cogió y se lo tendió a Jaejoong.

—Ahora veamos cómo lo haces tú. 

Jaejoong reconocía un reto cuando lo veía, pero esa gente se había criado tentando al peligro. Él no tenía que demostrar su valor, sentía que ya lo había hecho cuando se había enfrentado a Tater.

—Quizás en otro momento. 

Yunho suspiró y bajó el látigo. 

—Sully, esto no funciona. Continuaré haciendo el número yo solo. 

—¿Te tiene dominado, Yunho? Cinco generaciones de sangre circense y le has dado el nombre de Jung a alguien que no tiene valor para entrar en la pista central contigo.

Los ojos  de Sully se oscurecieron con desprecio cuando miró a Jaejoong. 

—No te estamos pidiendo que andes por la cuerda floja ni que montes a pelo. Lo único que tienes que hacer es estar allí de pie. Pero ni siquiera eres capaz de hacerlo, ¿verdad? 

—Lo siento, pero no valgo para esto. 

—¿Y para qué vales entonces? 

Yunho dio un paso adelante. 

—Ya basta. Jaejoong se ha encargado de los animales aunque no tendría por qué haberlo hecho, y están en mejores condiciones que nunca. 

—No lo defiendas. —Jaejoong sintió el impacto de los ojos de Sully con la misma intensidad que si fuera el impacto del látigo. —¿Sabes algo de la familia Jung? 

—Yunho no me ha hablado mucho de su pasado. —Y tampoco le había hablado mucho de su presente. Cada vez que intentaba preguntarle por la vida que llevaba fuera del circo, él cambiaba de tema. Sospechaba que había ido a la universidad y que la medalla esmaltada que llevaba colgada del cuello era una reliquia familiar, pero nada más. 

—Déjalo, Sully —le advirtió él. 

Ella no le hizo caso y sostuvo la mirada de Jaejoong con firmeza. 

—Los Jung son una de las familias más famosas en la historia del circo. La madre de Yunho era la mejor montando a pelo. Yunho podría haber sido un campeón ecuestre de no ser por su altura. 

—A Jaejoong no le importa nada de eso —dijo él. 

—Sí que me importa. Continúa, Sully. 

—Su madre formaba parte de la quinta generación de artistas coreanos que actuaron para los zares. Lo más interesante de los Jung es que la historia de su familia se transmite a través de las mujeres. No importa con quién se hayan casado, los hombres han renunciado a su propio apellido para mantener el de Jung y pasarlo a sus hijos. Pero los hombres Jung han sido también grandes artistas con el látigo y algunos de los mejores jinetes que se hayan visto en el circo. 

Yunho comenzó a recoger los rollos de periódico y a meterlos en una vieja bolsa de lona. 

—Vamos, Jaejoong. Por hoy es suficiente. 

La expresión de Sully se volvió amarga. 

—Los Jung siempre han seguido la tradición y han elegido bien a sus esposas. Al menos hasta llegar a Yunho. —Hizo una pausa. En sus ojos asomó un helado desprecio. —No estás a su altura, Jaejoong, no mereces llevar el apellido Jung. 

Tras decir eso se giró y se marchó, con un paso tan regio que hizo que sus ropas desarregladas parecieran dignas de una reina. 

Jaejoong se sintió despreciable. 

—Tiene razón, Yunho. No valgo para nada. 

—Tonterías. —Yunho enrolló los látigos y los apoyó sobre el hombro. —Sully considera la tradición del circo tan sagrada como la religión. No le hagas caso. 

Jaejoong miró la bolsa con los rollos de periódico. Se acercó y sacó uno con decisión. 

—¿Qué haces? 

—Dar la talla como esposo Jung. 

—Por el amor de Dios, suelta eso. Te he dicho que pases de ella. Sully siempre ha tenido una visión distorsionada de la historia de los Jung. Mi tío Kangin era el mayor bastardo que he conocido en mi vida. 

—Te agradezco que intentes que me sienta mejor, pero no puedo ignorar lo que ha dicho. —Caminó hacia el lugar donde habían estado practicando antes y se puso de perfil. —Estoy cansado de ser siempre el peor. 

Se puso el rollito en los labios; las rodillas le temblaban más que nunca. Si Yunho fallaba, le golpearía en la cara y, quizá, dejaría una cicatriz en su piel y en su alma. 

—Déjalo, Jaejoong. —Él cerró los ojos. —Jaejoong... 

Jaejoong se sacó el rollito de la boca para hablar, pero no le miró. 

—Por favor, Yunho, hazlo de una vez. Cuanto más me hagas esperar, más difícil será para mí.

—¿Estás seguro? 

No estaba seguro en absoluto, pero se puso de nuevo el rollito en la boca y cerró los ojos, rezando por no dar un brinco. 

Jaejoong gritó cuando oyó el chasquido del látigo y sintió una corriente de aire en la cara. El sonido retumbó en sus oídos. Tater abrió la boca y soltó un barrito. 

—¿Te he dado? ¡Maldita sea, sé que no te he dado! 

—No... no... estoy bien. Es sólo... —Respiró hondo y recogió el rollito que había dejado caer, observando que Yunho había sesgado un trocito del extremo. —Es sólo que estoy un poco nervioso. 

—Jaejoong, no tienes por qué...

Jaejoong se colocó el blanco de nuevo en la boca y cerró los ojos. 

«¡Zas!» 

Jaejoong gritó otra vez.

—Si sigues gritando comenzaré a ponerme nervioso —dijo Yunho en tono seco. 

—¡No gritaré! Pero por Dios, no pierdas los nervios. —Cogió el rollito, era mucho más corto de lo que había sido en un principio. 

—¿Cuántas veces más? 

—Dos. 

—¿¿Dos??—chilló. 

—Dos. 

Esta vez colocó el rollito justo en el borde de los labios.

—Estás haciendo trampa. 

El sudor corría en el pecho cuando volvió a colocarlo. Respiró hondo. 

«¡Zas!» Otra corriente de aire contra la mejilla. Casi se desmayó, pero de alguna manera logró contener el grito. Sólo una vez más. Una vez más. 

«¡Zas!» El joven abrió lentamente los ojos. 

—Ya está, Jaejoong, se acabó. Ahora sólo tendrías que saludar al público. 

Estaba vivo y sin marcas. Atontado, lo miró y habló con un ronco susurro. 

—Lo he hecho. 

Él sonrió y soltó el látigo. 

—Pues claro que sí. Estoy orgulloso de ti. 

Con un gran grito de alegría, corrió hacia él y se arrojó a sus brazos. Yunho lo atrapó automáticamente. Cuando lo estrechó contra su cuerpo, una lenta oleada de calor recorrió el cuerpo de Jaejoong. Él debió de sentir lo mismo porque se echó atrás y lo dejó en el suelo. 

Jaejoong sabía que Yunho no aceptaba que se hubiera negado a hacer el amor con él desde aquella tarde de sudor y sexo que lo había perturbado tan profundamente. Le había pedido un poco de tiempo para aclararse las ideas y, aunque Yunho había estado de acuerdo, no le había gustado nada.

—Sólo un truco más —dijo él— y luego terminamos. 

—Quizá deberíamos dejarlo para mañana.

—Es el truco más fácil. Venga, vamos a hacerlo antes de que pierdas el valor. Ponte dónde estabas. 

—Yunho... 

—Venga. No te dolerá. Te lo prometo. 

A regañadientes, Jaejoong regresó al lugar donde había estado antes. 

Yunho cogió el látigo más largo y lo sostuvo entre los dedos. 

—Colócate frente a mí y cierra los ojos. 

—No. 

—Confía en mí, cariño. Esta vez tienes que tener los ojos cerrados. 

Jaejoong hizo lo que le decía, pero entreabrió uno de los ojos para ver lo que él hacía. 

—Levanta los brazos por encima de la cabeza. 

—¿Los brazos? 

—Levántalos por encima de la cabeza. Y cruza las muñecas. 

Jaejoong abrió los dos ojos.

—Creo que me olvidé de decirle a Trey algo sobre la nueva dieta de Sinjun.

—Todas las mujeres Jung han hecho este truco.

Resignado, Jaejoong levantó los brazos, cruzó las muñecas y cerró los ojos, diciéndose a sí mismo que no podía ser peor que sostener un rollito con los labios.

«¡Zas!» 

Apenas había percibido el chasquido del látigo cuando sintió que éste le rodeaba y le ataba las muñecas con fuerza. 

Esta vez el grito le salió del alma. Dejó caer los brazos tan rápidamente que sintió que se le dislocaban los hombros. Se miró con incredulidad las muñecas atadas. 

—¡Me has dado! Dijiste que no me tocarías, pero lo has hecho. 

—Estate quieto, Jaejoong, y deja de gritar de una vez. No te ha dolido. 

—¿No me ha dolido? 

—No. 

Jaejoong miró sus muñecas y se dio cuenta de que él tenía razón. 

—¿Cómo lo has hecho? 

—Destensé el látigo antes de chasquearlo. —Yunho hizo un movimiento con la muñeca para que el látigo se aflojase, y lo liberó. —Es un truco muy viejo, pero el público lo adora. Aunque, después de que te ate las muñecas, debes sonreír para que todos sepan que no te he hecho daño. Acabaré en la cárcel si no lo haces. 

Jaejoong se examinó una muñeca y luego la otra. Se dio cuenta con asombro de que estaban intactas. 

—¿Y si te olvidas de destensar el látigo antes de apresarme las muñecas? 

—No lo haré. 

—Podrías cometer un error, Yunho. Es imposible que siempre te salga bien. 

—Claro que sí. Llevo años haciéndolo y nunca he lastimado a nadie. —Comenzó a recoger los látigos y él se maravilló de aquella perfecta arrogancia, pero al mismo tiempo se sintió inquieto. 

—Esta mañana las cosas han salido algo mejor—dijo él, —pero aún me parece imposible que pueda actuar contigo dentro de dos días. Jack me ha dicho que voy a interpretar a un gitanillo indomable, pero no creo que los gitanos indomables griten como lo hago yo.

—Ya pensaremos algo. —Para sorpresa del joven, Yunho le dio un besito en la punta de la nariz antes de girarse para marcharse, pero se detuvo en seco y se volvió de nuevo hacia él. Lo miró un buen rato. Luego inclinó la cabeza y posó sus labios sobre los de Jaejoong. 

Jaejoong le rodeó el cuello con los brazos cuando él se apretó contra su cuerpo. Aunque su mente le decía que el sexo debía ser sagrado, su cuerpo deseaba ardientemente las caricias de Yunho, y Jaejoong supo que nunca tendría suficiente de él. 

Cuando se separaron, Yunho sostuvo la mirada de Jaejoong durante un largo y dulce instante. 

—Sabes como un rayo de sol —susurró. 

Jaejoong sonrió. —Te daré unos días más, cariño, porque sé que todo esto es nuevo para ti, pero nada más. 

Jaejoong no tuvo que preguntarle a qué se refería.

—A lo mejor necesito más tiempo. Tenemos que conocernos mejor. Respetarnos el uno al otro.

—Cariño, en lo que concierne al sexo, te aseguro que siento mucho respeto por ti. 

—Por favor, no hagas como si no supieras de lo que hablo. 

—Me gusta el sexo. A ti te gusta el sexo. Nos gusta practicarlo juntos. Eso es todo.

—¡Eso no es todo! El sexo debería ser sagr... 

—No lo digas, Jaejoong. Si dices esa palabra otra vez, te juro que coquetearé con cada camarera que encuentre de aquí a Japón, la China y el mundo entero. 

Jaejoong entrecerró los ojos.

—Justo lo que intentaba demostrar. Y no creo que sagrado sea una palabrota. Vamos, Tater, tenemos mucho trabajo que hacer. 

Jaejoong se fue con el elefante trotando tras él. Si se le hubiera ocurrido volver la mirada, habría visto algo que lo habría asombrado. Habría visto a su duro y malhumorado marido sonriendo como un adolescente enamorado. 

A pesar de las protestas de Yunho, él había continuado cuidando a los animales, aunque Trey hacía ahora muchas de las rutinarias tareas diarias. Sinjun clavó la mirada en Tater cuando se acercaron. Los elefantes y los tigres eran enemigos confesos. Pero a Sinjun parecía molestarle la presencia de Tater por otra cosa. Yunho decía que estaba celoso, pero Jaejoong no era capaz de atribuirle tal emoción a aquel viejo tigre malhumorado. 

Jaejoong observó a Sinjun con satisfacción. Gracias al nuevo pienso y a las duchas diarias, el pelaje del animal tenía ahora mejor aspecto. Le hizo una burlona reverencia. 

—Buenos días, majestad. 

Sinjun le enseñó los dientes, gesto que él interpretó como una manera de decirle que no se pusiera demasiado cursi con él. 

No había experimentado más momentos de comunicación mística con él, por lo que había comenzado a pensar que los que había tenido antes habían sido inducidos por la fatiga. Aun así, no podía negar que aún seguía sintiendo miedo cuando estaba cerca de él. 

Había dejado una bolsa con chucherías que había comprado con su propio dinero en una tienda del pueblo cerca de un fardo de heno. La cogió y la llevó a la jaula de Glenna. La gorila ya la había divisado y apretaba su cara contra los barrotes, esperando pacientemente. 

La muda aceptación de Glenna de su destino, junto con el anhelo que mostraba por disfrutar de contacto humano, rompía el corazón de Jaejoong. Acarició la suave palma que el animal alargaba a través de los barrotes.

—Hola, cariño. Tengo algo para ti. —Sacó de la bolsa una madura ciruela púrpura. La fruta tenía la misma textura que los dedos de Glenna. Áspera por fuera. Blanda por dentro. 

Glenna tomó la ciruela y se retiró a la parte posterior de la jaula donde se la comió con pequeños y delicados mordisquitos mientras miraba a Jaejoong con triste gratitud. 

Jaejoong le dio otra y continuó hablando con ella. Cuando la gorila terminó de comer, se acercó de nuevo a los barrotes, pero esta vez cogió el pelo de Jaejoong. 

La primera vez que había hecho eso Jaejoong había sentido miedo, pero ahora sabía lo que quería hacer Glenna y se arrancó la goma elástica de su moño en forma de piña. 

Durante un buen rato permaneció con paciencia ante la jaula, dejando que la gorila lo aseara como si fuera su hijo mientras hurgaba en su cabello en busca de pulgas y mosquitos inexistentes. 

Cuando por fin terminó, Jaejoong notó que se le había puesto un nudo en la garganta por la emoción. No importaba lo que dijeran, no entendía cómo podían tener enjaulada a una criatura tan humana. 

Dos horas más tarde, Jaejoong regresaba a la caravana acompañado de su enorme mascota cuando vio a Krystal practicando con los aros cerca del campo de juego. Ahora que ya no estaba tan cansado, Jaejoong había podido recordar con claridad lo sucedido la noche en que había desaparecido el dinero y pensó que era el momento apropiado para hablar con la chica. 

Krystal dejó caer un aro cuando Jaejoong se acercó, y mientras se agachaba para recogerlo, lo miró con cautela. 

—Quiero hablar contigo. Krystal. Vamos a sentarnos en las gradas. 

—No tengo nada que hablar contigo. 

—Estupendo. Entonces hablaré yo. Muévete.

Krystal lo miró con resentimiento pero respondió a su tono autoritario. Después de recoger los aros, siguió a Jaejoong, arrastrando las sandalias.

Jaejoong se sentó en la tercera fila y Krystal lo hizo una fila más abajo. Tater localizó un lugar cerca de la segunda base y comenzó a revolcarse en el lodo, que es lo que hacen los elefantes para enfriarse. 

—Supongo que vas a largarme un rollo por lo de Yunho. 

—Yunho está casado, Krystal, y el matrimonio es un vínculo sagrado entre las dos personas. Nadie tiene derecho a intentar romperlo. 

—¡No es justo! No te lo mereces. 

—No eres quién para juzgar eso. 

—¿De verdad eres tan santurrón? 

—¿Cómo voy a ser santurrón? —dijo Jaejoong con voz queda. —Soy un ladrón, ¿recuerdas? 

Krystal se llevó los dedos a la boca y comenzó a morderse las uñas. 

—Todos te odian por haber robado ese dinero. 

—Ya lo sé. Pero eso no es justo, ¿verdad? 

—Por supuesto que es justo. 

—Pero los dos sabemos que yo no lo hice.

Krystal se puso tensa y permaneció un largo segundo en silencio antes de contestar. 

—Sí que lo hiciste. 

—Tú estuviste en el vagón rojo esa noche después de que Sully comprobara la recaudación; antes de que yo cerrara el cajón.

—¿Qué más da? ¡No robé el dinero y no puedes acusarme de nada! 

—Hubo una llamada para Yunho. Cogí el teléfono y mientras estaba distraído, metiste la mano en el cajón de la recaudación y robaste los doscientos dólares. 

—¡No lo hice! ¡No puedes demostrarlo!

—Luego te colaste en nuestra caravana y escondiste el dinero en mi maleta para que todos pensaran que había sido yo. 

—¡Mientes! 

—Debería haberme dado cuenta de inmediato, pero estaba tan cansado por intentar acostumbrarme a todo esto que se me olvidó que habías estado allí. 

—Mientes —repitió Krystal, aunque esta vez con menos vehemencia. —Y como le vayas con el cuento a mi padre, lo lamentarás. 

—No puedes amenazarme con nada peor que lo que ya me has hecho. No tengo amigos, Krystal. Nadie quiere hablar conmigo porque piensan que soy un ladrón. Ni siquiera me cree mi marido.

La cara de Krystal era la viva imagen de la culpa y Jaejoong supo que tenía razón. Miró a la adolescente con tristeza.

—Lo que has hecho está muy mal. 

Krystal bajó la cabeza y su fino cabello cayó hacia delante, cubriéndole el rostro. 

—No puedes probar nada —masculló. 

—¿Es así como quieres vivir? ¿Actuando de manera deshonesta? ¿Siendo cruel con otras personas? Todos cometemos errores, Krystal, y si quieres madurar, tienes que aprender a asumirlos. 

La adolescente hundió los hombros y Jaejoong vio en qué momento exacto se dio por vencida. 

—¿Vas a decírselo a mi padre? 

—No lo sé. Pero tengo que decírselo a Yunho.

—Pero él se lo dirá a mi padre.

—Es probable. Yunho tiene un profundo sentido de la justicia. 

Una lágrima cayó sobre el muslo de Krystal, pero Jaejoong endureció el corazón para no compadecerla.

—Mi padre me dijo que si me metía en algún lío, me enviaría de vuelta con tía Taeyeon.

—Pues tal vez deberías haber pensado en eso antes de tenderme una trampa. 

Krystal no dijo nada y Jaejoong no la presionó. Finalmente, la joven se enjugó las lágrimas con el dobladillo de la camiseta. 

—¿Cuándo vas a decírselo? 

—Aún no lo he pensado. Esta noche, quizás. O tal vez mañana. 

Krystal asintió bruscamente con la cabeza. 

—Yo sólo... el dinero estaba allí y aunque no lo había planeado... 

Jaejoong intentó tragarse la lástima que sentía recordándose a sí mismo que, por las acciones de esa chica, su marido pensaba que era un ladrón y su matrimonio había fracasado antes de haber tenido siquiera una oportunidad. 

—Lo que hiciste no estuvo bien. Tienes que enfrentarte a las consecuencias. 

—Sí, supongo. —Krystal intentó secarse las lágrimas con los dedos. —Me alegro de que te hayas dado cuenta. Es difícil... sé que no lo merezco, pero quizá podrías hablar con Sully en vez de con Yunho. Prefiero que se lo diga ella a mi padre. Se pelean todo el rato, pero por lo menos se respetan y puede que no pierda el juicio si se lo dice ella. 

Jaejoong se enderezó. 

—¿Tu padre es violento contigo? 

—Bueno, supongo. Quiero decir que grita y todo eso. 

—¿Te pega? 

—¿Papá? No, nunca me ha pegado. Pero a veces se enfada tanto que casi preferiría que lo hiciera. 

—Entiendo. 

—Ya había asumido que volvería con mi tía tarde o temprano. Sé que necesita que le eche una mano con los niños y todo eso. He sido muy egoísta queriendo quedarme aquí, pero los niños son unos auténticos monstruos y, algunas veces, me sacan de quicio. 

Jaejoong estaba recibiendo más información de la que quería y se sintió culpable.

La adolescente se levantó del banco con los ojos llenos de lágrimas. 

—Siento haber sido tan imbécil y haberte causado tantos problemas. —Una lágrima se coló entre sus pestañas. —Si no quería acabar con tía Taeyeon y los niños, debería haberme portado mejor. No debería haberlo hecho, pero estaba celosa por Yunho. —Las palabras le salían entre pequeños hipidos. —Es demasiado mayor... y nunca se enamoraría de alguien como yo. Pero siempre ha sido agradable conmigo y supongo que... supongo que quería eso todo el rato, aunque... —respiró hondo, —aunque siempre supe que no resultaría. Lo siento, Jaejoong. 

Con un sollozo, se giró y huyó. Jaejoong se acercó a Tater y el elefantito lo rodeó con la trompa. Se apoyó contra él, sin saber muy bien qué hacer. Antes de enfrentarse a Krystal, lo había tenido todo muy claro, pero ahora no estaba tan seguro. Si no le decía a Yunho la verdad sobre Krystal, él continuaría creyendo que era un ladrón. Pero si se lo decía, Krystal recibiría un gran castigo y Jaejoong no creía poder vivir saliéndose responsable de eso.

Desde la carretera vio cómo Yunho se subía a la camioneta para dirigirse al pueblo. Un rato antes le había dicho que tenía que resolver un problema con la compañía que suministraba los donnickers y que podía tardar varías horas en volver. Jaejoong había pensado dedicar ese tiempo a desempaquetar las compras que llevaba semanas haciendo en secreto y que transformarían la fea caravana verde en algo parecido a un hogar. Pero su encuentro con Krystal le había quitado el entusiasmo. Sin embargo era mejor ocuparse de eso que sentarse sin hacer nada.

Pero mientras se dirigía a la caravana, recuperó el ánimo. Por fin iba a dedicar su tiempo a algo para lo que sí valía. Estaba deseando ver la cara que pondría Yunho cuando volviera.

25 comentarios:

  1. Esta historia es tan emocionante >.< me encanta~ *-* y actualizas tan rapido~ ¡me haces feliz! :3 eres la mejor >.<

    Ame lo de la sonrisa enamorada de Yunho, nanai se está enamorando de Jaejoong sin darse cuenta >.< será dificil que lo reconozca y le gruñirá mucho en el proceso, pero bueno algún día *-* xD

    Por otro lado...Jaejoong es tan tonto xD se le da bien el ahuyentar camareras resbalosas xDDD

    Bueno estaré esperando la actu *-* muchas gracias por los capítulos~~ los ame todos *-* saludos y cuidate muchoooooo :3 por cierto ¿dijiste que el lunes empizan tus clases? animo y suerte con esoooooo \(^o^)/

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  2. Jaejoong es tan bueno q compadece a kristal y tiene pena de acusarla , de rebelar q ella es la verdadera culpable, pero tiene q decirle a Yunho si o si, no puede estar el pensando mal d Jae. Muchísimas gracias por los capítulos, estuvieron súper buenos

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  3. Jaejoong es una maravilla de persona no cabe duda, es tan determinado y no se tinde y a pesar de lo que le hizo krystal aun asi nk dice nada para no perjudicarla, pero tampoco es justo que yunho siga pensando que es un ladron, veamos que pasa. Gracias por actualizar tan pronto amo esta historia *-* ahora esperar ansiosamente por la sig actualizacion que espeto igual sea pronto ♡ Gracias de nuevo ^^

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  4. tan bueno y de gran corazon es jae , muy buen capitulo gracias

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  5. acabo de ver tu amenaza en el grupo :O muy bien ;) tienes que ser un poco exigente lo minimo que podemos hacer por ustedes las escritoras y adaptadoras es por lo menos dejarles un comentario por su grandioso esfuerzo y tiempo que le decdican a estas hermosas historias gracias :)

    oh diosss~~~con el juego del látigo eh¡¡ muy sexy ;) aunque sully siempre tiene que llegar a echar a perder todo aunque bueno esta vez ayudo un pco :) es mi imaginación o estan medio locos por eso de las familias y decendencia de los circos?¡ pobresitos u_u sobre todo JJ por que no lo consideran alguien adecuado para Yunho pero se que el les demostrara lo contrario confio en el xD y esa krystal espero que hago lo correcto y les diga la verdad a todos :)

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  6. La historia toma forma *-* jae empieza a tomar caracter a cMbiar y yunho noss da cuenta que algo le pasa. Krystal acepto q ella fue a ver q pasa.

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  7. bueno... siquiera kristal ya acepto que ella tomo el dinero
    me encanta la garra que le pone Jae a cada cosa que se propone hacer
    sinceramente como van a decir que un hombre como Jae no se merece a Yunho si es tremenda persona ... lastima que se dejen levar por apariencias tontas y todo eso del linaje familiar
    ah... estuve nerviosa con la practica del latigo ... soy igual que jae me daria pavor hacer eso u.u
    Gracias por las actualizaciones

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  8. Jae es una persona noble y de gran corazón dudo que vaya a decir lo de Kristal...

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  9. Por fin dijo la verdad la ladrona
    Aunque se lo tendría q haber dicho ella a jae..y no negarlo u.u
    Ahora talvez todo mejore para jae.. Solo si sale la verdad a la luz
    Y no.creo q sea buena idea.. Eso de mejorar la.caravana.. No se xq no me gusta.. Debe ser xq Yunho siempre se queja! y lo lastima

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  10. que miedo ser la compañera del acto de látigo de yunho yo estaría igual que jaejoong asustada ><

    que bueno que krystal haya confesa a la fuerza que fue ella que se robo el dinero uhmmm no se si sentir lastima por ella , yo si le contaría todo a yunho XD!

    Gracias por aceptarme a tu blog estoy muy feliz ;)

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  11. bueno aunque al principio lo negaba kristal por fin lo acepto y se disculpo, aunque sentí un poco de chantaje por su parte, pero igual se ve que le gustaría quedarse con papa, Jae y Yunho cada vez mas cerca, solo espero que Yunho se de cuenta ahora y no cuando tal vez sea tarde o algo se interponga ^^

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  12. Es bueno que kristal acepte su responsabilidad ^=^esperemos y pronto se aclare todo… .jae se lo merece en seriooo ..gracias por tu tiempo en ello ^=^

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  13. por fin jae se dio cuenta de que krystal fue quien robo el dinero
    pero si lo puso en una situación difícil
    y ahora tambien como el aocmpañañnte de yunho como lo hará??
    si yo fuera él tambien me estaría muriendo de miedo jaja

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  14. esa mendiga kristal pero que bueno que se hayan dado cuenta!

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  15. Yunho se esta enamorando de Jae, Jae es una gran persona ahora que el sabe que Krystal sabe que fue ella quien robo el dinero no la delatara y se compadece de ella, tiene un gran corazón,Jae ahora que será el acompañante de Yunho espero que le tenga mucha paciencia

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  16. Jae es demasiado bueno para esa panda de malas personas.
    Yunho ya cayó enamorado pero por hacerse el duro no se da cuenta.
    esos látigos me dan miedo hasta mí.
    entiendo a Jae que grite cada vez que pase uno por su cara .

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  17. wow entiendo el pavor de jae hacia los animales y los latigos es algo caotico te quedas en shock al estar frente a ellos y mas aun tener que superar el tener el rollito en la boca y que veas venir el latigo bueno jae es perseverante y se que lo hara excelente en la presentacion y ahora que pasara con krystal

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  18. sin duda no creo que alguien no tenga miedo a que pase un latigo de 3cm de tu rostro y no te asustes.O_o....xq siento que yunho quiere usar eso con jae pero de otra forma jajaja XD .....ahora que pasara..no me digas que jae se quedara callado ...creo que es mejor que lo diga ..y trate de convencer que la perdone....no quiero que jae quede con el malentendido de que es un ladron y que sully tmb lo sepa =P

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  19. Jae estan pero tan bueno ahhhh
    espero que todo salga bien gracias^^

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  20. Esa Sully no me cae para nada como la detesto pero no se va a salir con la suya por que Yh ya esta enamorado de JJ spero que falta poco para que se confiesen su amor ♥♥

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  21. vaya xfin krystal confeso ya era hora de limpiar el honor de Jae aunq dudo q la delate en fin .... X cierto amo el elefantito mascota de Jae <3

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  22. al fin krystal admitió que fue ella aun que no quería al principio pero si la castigan se lo tiene bien merecido por mentirosa y haber metido en problemas a jae y recibir un castigo que no era para el
    ahora si que cara pondrá sully cuando se entere de que jae era inocente del robo

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  23. ¡OH DIOS! Me desmayo con lo que Yunho le puso a hacer a Jae para el show, o mas bien, con lo que Sully le puso a hacer r.r Por lo menos Jaejoong demostró lo valiente que es cuando se lo propone c:
    Y ya se esta haciendo más obvio que Yunho tiene verdaderos sentimientos por Jae, solo falta que el mismo se de cuenta <3
    Pero que no se ablande Jae con Krystal, es demasiado bueno:c

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  24. Lo que quiere hacer la tal Sully es denigrar a Jaejoong y lo trata como no significara nada pero es tiene mucho mas valor que ella es tan bondadoso se esta volviendo tan valiente al hacer el show junto a Yunho

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  25. Yunho ya está enamorado de Jae, el problema es que por terco prefiere herirlo a reconocer que está loco por él. Jae es tan noble y bueno que seguro no dirá nada sobre el robo. No quiero que Sully se salga con la suya, no ahora que Jae está mostrando toda su valía y que Yunho lo admira cada des más.

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