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jueves, 20 de marzo de 2014

Capítulo 10


Jaejoong estaba sobre la rampa del camión a las diez de la mañana siguiente. Tenía los músculos de las piernas agarrotados y le dolían a cada paso que daba. Además sentía como si le hubieran estirado los brazos en un potro de tortura.

—Lo siento, Digger. Me he quedado dormido. 

A pesar de lo cansado que estaba la noche anterior, se había despertado a eso de las tres de la madrugada tras un sueño en el que Yunho y él navegaban en una barca rosa con forma de cisne por un anticuado túnel del amor. Yunho lo besaba y lo miraba con tal ternura que él se había sentido como si su cuerpo se fundiera con la barca, con el agua y con el propio Yunho. Había sido esa sensación lo que lo había despertado y lo que lo había hecho reflexionar, tumbado en el sofá, sobre el doloroso contraste entre aquel bello sueño y la realidad de su matrimonio. 

Cuando llegaron a quién sabe dónde, el remolque que transportaba a los elefantes aún no había aparecido,  se había metido en la camioneta para echar una siesta. Dos horas después, se había despertado con el cuello rígido y dolor de cabeza.

Desde lo alto de la rampa vio que Digger casi había terminado de retirar el estiércol del camión. La sensación de alivio se mezcló con una punzada de culpabilidad. Ése era su trabajo. 

—Deja que siga yo. 

—Lo peor ya está hecho. —Habló como un hombre que estaba acostumbrado a esperar lo peor de la vida. 

—Lo siento, no ocurrirá de nuevo.

Él sorbió por la nariz y lo miró como diciendo que se lo creería cuando lo viera.

Desde donde estaba, Jaejoong tenía una amplia vista de la nueva localización del circo, situado entre un Pizza Hut y una gasolinera. Según le había dicho Yunho, la mayor parte de los miembros del circo preferían instalarse en un terreno liso y asfaltado, aunque eso significara tener que reparar antes de marcharse todos los agujeros que hicieran para clavar las estacas. 

Oyendo de fondo el rítmico golpeteo de los hombres que montaban el circo, miró hacia atrás y vio a Krystal sentada en una silla delante de su caravana. Sully estaba de pie detrás de ella haciéndole una trenza. También había visto cómo la dueña del circo echaba una mano a los trabajadores y ayudaba a levantarse al pequeño de los Lipscomb, de seis años, cuando se caía. Sully era una mujer llena de contradicciones: con  Jaejoong se comportaba como una bruja malvada, pero con todos los demás era una persona muy amable.

Sintió que le tiraban del pantalón. Cuando bajó la vista vio que era la trompa de Tater, que estaba al pie de la rampa, mirándolo con adoración a través de unas pestañas ridículamente rizadas. 

Digger se burló de él. 

—Tu novio ha venido a verte. 

—Pues se va a llevar un chasco. No me he puesto perfume.

—Supongo que tendrá que acercarse más para comprobarlo por sí mismo. Llévalo con los demás, ¿de acuerdo? Hay que darles de beber. El pincho está allí— dijo, señalando con la cabeza el objeto apoyado contra el camión. 

El miró el pincho con auténtica aversión. Al fondo de la rampa, Tater barritó y giró sobre sí mismo, como si estuviera llamándolo. Luego se detuvo, y levantó una pata tras otra como si fuera un bebé pataleando. O mucho se equivocaba Jaejoong o todo eso era por él. 

—¿Qué voy a hacer contigo, Tater? ¿No te das cuenta del miedo que me das? 

Armándose de valor, se acercó al fondo de la rampa mientras se metía la mano en el bolsillo para sacar una zanahoria mustia que había encontrado en la nevera. Esperaba que la siguiera al ver que iba a alimentarlo, y le ofreció la hortaliza con una mano temblorosa. 

El animalito alargó la trompa y olisqueó la zanahoria con delicadeza, haciéndole cosquillas en la palma de la mano. Él retrocedió un paso, utilizando la zanahoria como cebo para llevarlo con los demás. Tater se la arrebató de la mano y se la llevó a la boca.

Jaejoong observó con aprensión la mano ahora vacía mientras el alargaba la trompa hacia él otra vez.

—N-no tengo más. 

Pero no era comida lo que él quería; era perfume.

Metió la trompa por el cuello de la camiseta de Jaejoong buscando el olor que tanto le gustaba.

—Amiguito... lo siento... yo... 

¡Zas! Con un dramático barrito, Tater le dio un golpe con la trompa y lo tiró al suelo. Jaejoong gritó. Al mismo tiempo, Tater levantó la cabeza y volvió a barritar, anunciando al mundo la profunda traición de la que acababa de ser objeto: ¡Jaejoong no llevaba perfume! 

—Jaejoong, ¿estás bien? —Yunho apareció de la nada y se puso en cuclillas a su lado. 

—Estoy bien. —Hizo una mueca de dolor al sentir una punzada en la cadera. 

—¡Maldita sea! No puedes dejar que este animal continúe haciéndote eso. Sully me ha dicho que ayer también te tiró. 

Por supuesto, Sully no había podido resistirse a dejar pasar algo como eso, pensó Jaejoong, tensándose al cambiar de postura. 

Por el rabillo del ojo, vio cómo Hyunjoong se acercaba a grandes zancadas hacia ellos.  —Yo me encargaré de esto —les dijo. 

Jaejoong soltó un grito ahogado cuando lo vio coger el pincho.

—¡No! ¡No le pegues! Ha sido culpa mía. Yo... —Ignorando el dolor, se obligó a ponerse de pie y se interpuso de un salto entre Hyunjoong y Tater, pero llegó demasiado tarde.

Horrorizado, observó cómo Hyunjoong golpeaba al elefantito en aquel lugar sensible detrás de la oreja. Tater soltó un agudo chillido y retrocedió. Hyunjoong se acercó de nuevo a él, levantando el pincho para propinarle un segundo golpe.

—Ya basta, Hyunjoong. 

Jaejoong no oyó las suaves palabras de advertencia de Yunho porque ya se había lanzado sobre la espalda de Hyunjoong. 

—¡No vuelvas a pegarle! —con un grito de indignación, intentó arrebatarle el pincho. 

Alarmado, Hyunjoong tropezó, y tras recuperar el equilibrio, soltó una maldición y se dio la vuelta. Jaejoong no pudo sujetarse a sus hombros y sintió que se resbalaba. Pero en vez de caer al sucio por segunda vez ese día,  Yunho lo atrapó en sus brazos.

—Ya te tengo.

Sully se acercó con rapidez. 

—Por el amor de Dios, Yunho, hay periodistas en el recinto. 

Mientras lo dejaba en el suelo, Jaejoong se preparó para sufrir una bronca de Yunho. Pero para su sorpresa, Yunho se volvió hacia Hyunjoong. 

—Creo que Tater ha captado el mensaje la primera vez. 

Hyunjoong se puso rígido. —Sabes tan bien como yo que no hay nada más peligroso que un elefante se vuelva contra sus adiestradores. 

Jaejoong no pudo morderse la lengua. —¡Es sólo un bebé! Y fue culpa mía. No me he puesto perfume y se enfadó conmigo. 

—Cállate, Jaejoong —dijo Yunho con suavidad. 

—Tu bebé pesa una tonelada —dijo Hyunjoong apretando los labios. —No dejaré que ninguno de los que trabaja conmigo se ponga sentimental con los animales. No podemos correr riesgos. Actuando de esa manera pones en peligro la vida de la gente; los animales tienen que saber quién manda. 

Jaejoong dejó salir toda su frustración. —¡Las vidas de los animales también tienen valor! Tater no pidió que lo encerraran en un circo. No pidió que lo llevaran por todo el país en un remolque maloliente, ni que le ataran para ser exhibido delante de personas ignorantes. Dios no creó a los elefantes para que hicieran equilibrios sobre sus patas. Los creó para que vagaran libres. 

Sully se cruzó de brazos y alzó una ceja con ironía. —Ya lo veo tirando pintura roja a los abrigos de piel. Yunho, controla a tu esposo o lo echaré de mi circo. 

Ni el más mínimo atisbo de emoción cruzó por la cara de Yunho cuando sus ojos se encontraron con los de Sully. 

—Jaejoong es el encargado de los elefantes. Por lo que he visto, sólo cumplía con su trabajo. 

A Jaejoong casi se le detuvo el corazón. ¿Sería posible que su marido lo estuviera defendiendo? 

El placer del joven se desvaneció cuando Yunho se volvió hacia él, señalando con la cabeza el remolque de los elefantes. 

—Se está haciendo tarde y aún no lo has limpiado con la manguera. Vuelve al trabajo. 

Él se dio la vuelta y, deseando que los tres se fueran al infierno, volvió a su tarea. Sabía que los animales que viajaban con el circo debían estar bajo control, pero la idea de que estaban siendo obligados a comportarse en contra de su naturaleza, le molestaba. Tal vez encontrara tan perturbadora su situación porque sentía que tenía algo en común con ellos. Como los animales del circo, estaba cautivo contra su voluntad y, como ellos, su guardián tenía todo el control. 

Sully casi había llegado al vagón rojo cuando la abordó Brady Pepper. A pesar de lo molesta que estaba con Brady, no podía negar lo apuesto que era, con aquella piel aceitunada y esos rasgos fuertes y firmes. Aunque tenía cuarenta y dos años, sólo había unas pocas hebras plateadas en el pelo rizado del acróbata y aquel atlético y poderoso cuerpo que poseía no tenía ni un ápice de grasa 

—¿Te tiras a Hyunjoong? —preguntó él de esa manera agresiva que siempre la hacía rechinar los dientes. 

—No es asunto tuyo. 

—Me apuesto lo que sea a que sí. Es el tipo de tío que te gusta. Guapo y corto de entendederas. 

—Vete al infierno. —La irritación de la mujer se debía al hecho de que sí se había acostado con Hyunjoong en alguna ocasión al inicio de la temporada. Sin embargo, había perdido rápidamente el interés en él y no había sentido ganas de repetir la experiencia. No quería que nadie sospechara que el sexo ya no le interesaba tanto como antes.

—Con un tío como Hyunjoong siempre puedes llevar la voz cantante, ¿verdad? Mientras que con alguien como yo... 

—Alguien como tú nunca podría satisfacerme. —Dirigiéndole una falsa sonrisa, le recorrió con la uña el deltoides que se marcaba bajo la camiseta. —Las chicas dicen que ya no se te levanta, ¿es cierto? 

Para disgusto de Sully, él reaccionó a la puya con una carcajada. 

—Vigila esa lengua viperina que tienes, Sully. Un día te meterá en grandes problemas. 

—Me gustan los problemas. 

—Lo sé. En especial los que provocan los hombres. 

Ella continuó caminando hacia el vagón rojo, pero en vez de darse por aludido y marcharse, Brady no tardó en ajustar su paso al de ella. Todo en él, desde la longitud de su zancada hasta el movimiento de sus hombros, anunciaba que se consideraba un regalo de Dios para las mujeres. Era además un machista confeso, por lo que Sully siempre tenía que recordarle quién era la que mandaba. Y aun así, a pesar de todo lo que la exasperaba, era el tipo de hombre que más le gustaba. Orgulloso, trabajador y honesto. Debajo de su hosca fachada tenía una naturaleza generosa y, a diferencia de Jung Yunho, no había en él más de lo que se veía. 

La recorrió con la mirada tal y como hacía siempre. Brady nunca había mantenido en secreto que le gustaban las mujeres y, a pesar de que solía coquetear con las jóvenes del circo, tenía una manera de mirarla que la hacía sentir como si aún estuviera en la flor de la vida. Ella había fingido no notar la sensual cadencia de caderas de ese hombre, pues no podía olvidar que Brady era el hijo de un carnicero de Brooklyn sin una sola gota de sangre circense en las venas.

—Krystal y tú pasan mucho tiempo juntas últimamente —dijo él.

—Hoy le he hecho una trenza, si es eso a lo que te refieres. 

Brady la cogió del brazo y la giró hacia él. 

—Eso no es lo que quiero decir, y lo sabes. Estoy hablando del tiempo que dedicas a entrenarla. 

—¿Y qué? 

—No quiero que la hagas albergar falsas esperanzas. Sabes que no tiene madera para ser una buena equilibrista. 

—¿Por qué dices eso? Ni siquiera le has dado una oportunidad. 

—¿Estás de coña? ¡He trabajado con ella desde que llegó y no ha mejorado nada! 

—¿Y te parece extraño? 

—¿Qué quieres decir? 

—Quiero decir que podría llegar a ser buena si tú fueras un buen entrenador. 

—¡No me jodas! No hay nadie que entrene mejor que yo. —Se clavó el pulgar en el pecho. 

—Fui yo quien le enseñó a mis hijos todo lo que saben.

—Matt y Rob son tan duros como tú. Una cosa es enseñar a dos chicos pendencieros y otra trabajar con una joven sensible. ¿Cómo va a aprender algo contigo si no haces más que decirle lo mal que lo hace? 

—¿Qué demonios sabrás tú de jovencitas sensibles? Por lo que me han dicho, tu madre te amamantó con arsénico. 

—Muy gracioso.

—No intentes convencerme de que tu padre se añilaba con contemplaciones cuando te enseñaba a hacer el triple salto. 

—No tenía que andarse con nada. Yo ya sabía que me quería. 

Brady apretó los labios.  —¿Estás insinuando que no quiero a mi hija?

Ella plantó las manos en las caderas.  —Pero ¡qué estúpido eres! ¿No se te ha ocurrido pensar que en este momento te necesita más como padre que como entrenador? Si dejaras de presionarla tanto, lo haría mejor. 

—Vaya, pero si tenemos aquí a la jodida Arm Landers —dijo refiriéndose a la famosa columnista del Chicago Tribune. 

—¡Vigila tu lengua!

—Mira quién fue a hablar. Te lo advierto, Sully, no me jodas con Krystal. Ya lo tiene bastante difícil en este momento sin que tú intentes ponerla en mi contra.

Y se fue rezumando animosidad. 

Lo observó durante un momento, luego abrió la puerta y entró en el vagón rojo. Brady y ella habían chocado desde el principio, pero además existía entre ellos una poderosa atracción sexual que la hacía mantenerse en guardia. La experiencia le había enseñado a ser cauta con los hombres que elegía como amantes. El día que se casó con Owen Quest había sido el día que se había prometido a sí misma que nunca más se acostaría con un hombre al que no pudiera controlar. Tenía mala suene con los hombres y en dos ocasiones casi la habían destruido: primero Carlos Méndez y luego, de manera más contundente, Jung Yunho.

Había hecho pagar a Carlos Méndez por lo que le había hecho, y se recordó a sí misma que Yunho había tenido su propio castigo. Miró por la ventana y vio a Jung Yunho forcejeando con un fardo de heno. Sully casi sintió lástima por él —y la hubiera sentido de haber sido otra persona, —pero Jaejoong era el instrumento con el que podía castigar a Yunho. Qué humillado debía de sentirse. 

Seguro que estaba embarazado, ¿por qué otra razón se hubiera casado Yunho con ese hombre? Pero a pesar de lo mucho que odiaba a Yunho, el circo lo significaba todo para Sully, y le parecía denigrante que la sangre de los Jung—una de las familias más famosas en la historia del circo— pasara a la siguiente generación a través de un ladronzuelo. Cada vez que miraba a Jaejoong, Sully se preguntaba cómo podría haber mantenido la cabeza en alto si no se hubiera hecho pública la verdad sobre Jaejoong.

Tiempo después Jaejoong no pudo recordar cómo consiguió aguantar durante los diez días siguientes mientras el circo recorría  hacia el Norte .Durante el día Yunho y él estaban solos en la camioneta y, cuando él se dignaba a hablarle, él sentía como si le estuviera pinchando con carámbanos. Ni siquiera compartían las comidas. Yunho siempre se abría alguna lata de conservas mientras él estaba en el cuarto de baño arreglándose para la función y le dejaba preparado un plato de comida mientras él se cambiaba. Nunca le preguntó qué le apetecía comer ni le pidió que cocinara, aunque él tampoco habría tenido fuerzas para hacerlo. 

Algunas veces Jaejoong pensaba que había soñado aquel apasionado beso que habían compartido. Ahora a ni siquiera se tocaban, salvo en esas ocasiones en las que se quedaba dormido en la camioneta y se despertaba acurrucado contra él. Cuando eso ocurría se apartaba de un salto, sólo para sentir la intensa energía sexual que existía entre ellos, tan palpable como la brisa que entraba en la camioneta. 

O puede que todo eso fuera cosa de su imaginación. Tal vez Yunho no se sentía atraído por él. ¿Cómo iba a encontrar atractivo a un chico con las manos llenas de ampollas, la nariz quemada por el sol y los codos llenos de costras, que no vestía otra cosa que ropa de trabajo sucia? En algún momento de la última semana había dejado de maquillarse hasta la hora de la función. Durante el día se recogía el pelo en una coleta hacia arriba, como una piña. En sólo dos semanas había abandonado las costumbres de toda una vida. 

Ni siquiera sabía quién era cuando se miraba en el espejo.

Siempre estaba cansado. Se quedaba dormido en el sofá antes de medianoche, pero luego, una vez que Yunho entraba en la caravana, le resultaba imposible volver a dormirse. Daba igual lo que hiciera, daba vueltas durante horas hasta que finalmente caía en un sueño intranquilo y se despertaba sin haber descansado. Se sentía agotado, confundido e increíblemente solo. 

Como todos creían que era un ladrón, continuaban haciendo todo lo posible para evitarlo y, por otro lado, tampoco había mejorado la relación con los elefantes. Tater todavía se comportaba como si lo hubiera traicionado. Varias veces llegó a considerar la posibilidad de ponerse perfume, pero lo asustaba todavía más el cariño del elefantito que su odio. Cuando Hyunjoong y Digger estaban cerca, el animal lo dejaba tranquilo, pero, si no estaban a la vista, buscaba cualquier oportunidad para arrojarla al suelo; lo derribó tantas veces que  Jaejoong  tenía magulladuras por todas partes. 

Los otros elefantes se dieron cuenta enseguida de que era una presa fácil y lo convirtieron en el blanco de todas sus travesuras. Lo rociaban con agua, le chillaban y lo tiraban al suelo si se acercaba demasiado. Lo peor era ver cómo esperaban a que se aproximara a ellos antes de divertirse a su costa. Hyunjoong le decía que, como se negaba a usar el pincho, tenía lo que se merecía y que jamás vencería. 

Aunque se mantuvo alejado de Sinjun y averiguó más cosas de él por lo que les oyó a los demás. Era un tigre viejo, tenía unos dieciocho años y fama de arisco. Según Digger, ninguno de sus entrenadores había conseguido ganar su confianza, y todos lo consideraban imprevisible y peligroso. 

Como su marido. 

Yunho lo confundía de tal manera que no sabía qué pensar de él. Tan pronto se comportaba como un monstruo sádico como aparecía por el camión de los elefantes con unos nuevos guantes de trabajo para él o una gorra de béisbol para que no se quemara con el sol. Y, más de una vez, llegó justo a tiempo de bajar una carretilla cargada de estiércol por la rampa antes de que Jaejoong tuviera ocasión de hacerlo. Sin embargo, la mayor parte del tiempo sólo parecía sentir pena por él. 

Era un día insoportablemente cálido para estar sólo a mediados de mayo. La temperatura superaba los treinta y cinco grados y la espesa humedad dificultaba la respiración. De nuevo instalaron el circo en un aparcamiento, en un pequeño pueblo al sur, y el asfalto negro intensificaba el calor. Los elefantes ya habían conseguido tirar a Jaejoong dos veces ese día y, la segunda vez, se raspó el codo. Para empeorar las cosas, todos los miembros del circo parecían disfrutar de un tiempo de relax excepto él. 

Brady y Perry Lipscomb estaban sentados a la sombra del toldo de la caravana Airstream de la familia Pepper, tomando una cerveza fría y escuchando un partido de béisbol en la radio. Jia se rociaba con agua mientras él tomaba el sol recostada en una silla con el último ejemplar del Cosmopolitan en las manos. Incluso Digger echaba una siesta a la sombra. 

—¡Jaejoong, mueve el culo y ocúpate del heno! —le ordenó Hyunjoong a gritos desde la puerta de la caravana de los equilibristas, luego rodeó los hombros de Tiffany con el brazo. Algunas veces, desde que se habían enfrentado por el pincho, Hyunjoong lo trataba con hostilidad. Le encargaba los trabajos más duros, y lo hacía trabajar durante horas interminables, hasta que llegaba Yunho y le decía que ya había sido suficiente por ese día. 

Cuando comenzó a mover el heno, le ardía cada músculo del cuerpo. Tenía la camiseta empapada de sudor y un roto en el hombro; sus vaqueros parecían no haber visto una lavadora en semanas, y la suciedad, el heno y el abono se le pegaban a cada centímetro de su húmeda piel.

Al otro lado del recinto, Sully tomaba un refresco y se pintaba las uñas de los pies. A Jaejoong le goteaba el sudor por los ojos, haciendo que le picaran, pero tenía las manos demasiado sucias para enjugarse la cara. 

—¿Quieres apresurarte, Jaejoong? —gritó Hyunjoong, mientras Tiffany soltaba una risita tonta. —Está entrando otra carga. 

Algo dentro de Jaejoong explotó. Estaba harto de ser el chivo expiatorio de todos. Estaba cansado de que los elefantes lo tiraran y de que los seres humanos lo despreciaran. 

—¿Sabes qué te digo? ¡Que lo hagas tú mismo! —Arrojó al suelo el rastrillo y se alejó con paso airado. Ya había tenido suficiente. Iba a buscar a Yunho y a exigirle que le comprara ese billete de avión. Nada podía ser tan malo como eso.

Un gran rugido resonó en el recinto. En ese momento, le comenzó a arder la piel y su deshidratada garganta clamó por agua. Vio una manguera enganchada al camión del agua, que serpenteaba hasta la zona de las fieras. Corrió hacia ella, preso del pánico porque jamás se había sentido tan acalorado. 

Una vez más oyó el rugido, y le sorprendió ver a Sinjun en su jaula cociéndose bajo el sol. Oleadas de calor rebotaban contra el asfalto, y las rayas naranjas y negras del tigre parecían brillar débilmente. 

No todos los animales estaban debajo de la carpa de las fieras. Algunos estaban en una pequeña zona cercada entre la carpa de los animales y el circo. Chester, un camello de aspecto enfermizo, no estaba demasiado lejos de allí, al lado de Lollipop, una llama de ojos somnolientos. Un gran toldo de nailon blanco, un tanto gastado, les daba sombra; pero nada protegía a Sinjun del sol inclemente que lo golpeaba a través de los barrotes de la jaula. Igual que él, Sinjun parecía haber sido escogido para que los demás abusaran de él. 

El animal clavó los ojos en  Jaejoong con amarga resignación, sin siquiera molestarse en mover las orejas. Detrás de él, la llama emitió un sonido extraño, pero el camello no le hizo ni caso. El calor del asfalto traspasaba la suela de las deportivas de Jaejoong y le quemaba los pies. Le goteaba el sudor entre el pecho. Los ojos de Sinjun le taladraron el alma. «Calor. Tengo calor.» 

Jaejoong odiaba ese lugar donde los animales se exhibían en jaulas. El extraño sonido de la llama reverberó en sus oídos. Le dolía la cabeza y tenía el estómago revuelto por el olor a moho del toldo de nailon. Instintivamente dio un paso atrás, intentando alejarse del sol, y de esos tristes animales, del horrible calor y de ese olor nauseabundo. Pisó un charco. Miró hacia abajo y vio una fuga en la manguera que llevaba el agua al abrevadero. 

Sin ni siquiera pensar lo que estaba haciendo, corrió hacia donde la manguera se conectaba a la boquilla de latón. La tomó y cortó el flujo del agua. Hasta que sólo cayeron unas gotas en sus manos. 

Entrecerró los ojos ante el resplandor que se reflejaba en el sucio toldo blanco y sintió los ojos de Sinjun quemándolo, derritiéndole la piel. 

«Calor. Tengo tanto calor.» 

Jaejoong miró el agua fría que le goteaba en las manos. Accionó la boquilla de nuevo, levantó la manguera y comenzó a rociar agua fría en la jaula de tigre. 

¡Sí!

Al momento sintió el alivio del animal en su propio cuerpo. 

—¡Eh! —Digger se acercó a él corriendo tan deprisa como sus artríticas rodillas se lo permitían. —¡Detente, Jaejoong! Para de una vez, ¿me has oído? 

El tigre le enseñó los dientes al anciano. Jaejoong se giró con rapidez y lanzó el chorro de agua fría al hombre, mojándole la mugrienta camisa de trabajo.

—¡No te acerques!

Digger se detuvo. —¿Qué estás haciendo? ¡Vas a matar al tigre! A los felinos no les gusta el agua. 

Volvió a dirigir el chorro al tigre y sintió un fresco alivio en los huesos, como si estuviera mojándose él mismo. 

—A éste sí. 

—¡Te he dicho que te detengas! No puedes hacer eso. 

—A Sinjun le gusta. Míralo, Digger. 

Cierto, en vez de alejarse del agua, el tigre se recreaba en ella, permaneciendo inmóvil bajo el chorro. Mientras continuaba mojando al felino, Jaejoong quiso decirle a Digger que eso no habría sido necesario si él hubiera hecho mejor su trabajo, pero sabía que el pobre hombre no podía hacer más de lo que hacía y se mordió la lengua. 

—¡Dame eso! 

Hyunjoong se había plantado detrás de él y alargó el brazo para quitarle la manguera de la mano. Pero Jaejoong ya estaba harto de Hyunjoong y no dejó que se la arrebatara. 

El agua cambió de dirección. Jaejoong soltó un jadeo al sentir toda la fuerza del chorro en la cara, pero no soltó la manguera. 

Él le retorció la muñeca. 

—¡Detente, Jaejoong! Dame la manguera. 

El rugido enloquecido de Sinjun vibró a través del pesado aire de la tarde, ahogando por completo el alboroto habitual del circo. La jaula tembló cuando Sinjun lanzó su enorme cuerpo contra los barrotes, casi como si estuviera intentando llegar a Hyunjoong para protegerlo. Alarmado, el domador soltó la muñeca de Jaejoong y se volvió hacia los rugidos. 

Sinjun aplanó las orejas contra la cabeza y le siseó al hombre. Jaejoong le arrancó de un tirón la manguera. 

—Condenado tigre loco —masculló Hyunjoong. —Alguien debería haberlo doblegado hace años. 

Jaejoong envió otro chorro de agua a la jaula. Con más seguridad de la que sentía, le dijo:  —No le gusta que te metas conmigo. 

—Mira eso, Hyunjoong —dijo Digger. —A ese cabrón le gusta el agua.

—¿Qué mierda pasa aquí? 

Todos se volvieron hacía Yunho, que se acercaba a ellos. Jaejoon  se limpió los ojos con la manga de la camisa sucia mientras seguía apuntando el chorro de agua hacia la jaula del tigre.

—Jaejoong ha decidido duchar a Sinjun —dijo Hyunjoong.

—¿Duchar a Sinjun? — Yunho lo observó con esos inescrutables ojos coreanos. 

—Sinjun tenía calor —explicó él débilmente. —Quería que lo refrescara. 

—¿Te lo ha dicho él? 

Jaejoong estaba demasiado agotado para responder. Además, ¿cómo podía explicarle que Sinjun se había comunicado con él? Ni siquiera él podía comprender esa especie de conexión mística que parecía tener con el tigre. 

Dirigió el chorro del agua al barro que se había acumulado en el fondo de la jaula. 

—Estas jaulas están asquerosas. Habría que limpiarlas con más frecuencia. 

Digger se mostró ofendido. —Yo no puedo con todo. Si crees que las jaulas están asquerosas, quizá deberías limpiarlas tú mismo. 

—Vale. Lo haré.

¿Qué estaba diciendo? Sólo unos minutos antes, había decidido irse de allí, y ahora se ofrecía voluntario para echarse más trabajo a la espalda. ¿Cómo iba a poder encargarse de otra tarea si casi no lograba terminar las que le asignaban? 

Yunho frunció el ceño. —Jaejoong, tú ya haces demasiado. Apenas te mantienes en pie y no quiero que hagas nada más. 

El joven ya estaba un poco harto de que su marido le dijera lo que podía o no podía hacer.

—Ya he dicho que lo haría, y lo haré. Ahora, a menos que Hyunjoong y tú quieran acabar tan mojados como Digger, será mejor que me dejen solo. 

La sorpresa brilló en los ojos de Yunho. Hyunjoong lo presionó más. 

—Jaejoong no consigue siquiera terminar las tareas que le asigno. ¿Cómo se va a ocupar también de las fieras?

—No lo hará —dijo Yunho firmemente. 

—Lo haré. 

—Jaejoong... 

—No puedes decirme lo que tengo que hacer en mi tiempo libre. 

—No tienes tiempo libre —le recordó. 

—Entonces supongo que tendré que trabajar más rápido. 

Él lo miró durante un buen rato. Jaejoong vio brillar en sus ojos algo que no pudo comprender del todo. ¿Un poco de reconocimiento? ¿Un atisbo de respeto? 

—¿De verdad quieres hacerlo? —le preguntó él. 

—Sí. 

—¿Estás seguro de saber lo que haces? 

Él le sostuvo la mirada sin pestañear.  —No tengo la menor idea. 

Una emoción que casi parecía ternura brilló en los ojos de Yunho, pero desapareció tan pronto como éste asintió bruscamente con la cabeza. 

—Vale, estarás a prueba durante unos días. Puedes trabajar aquí un par de horas a primera hora de la mañana y luego te encargarás de hacer lo que te mande Hyunjoong. 

Digger comenzó a protestar. 

—¡Pero necesito ayuda! ¡No puedo hacerlo todo yo solo! 

—Tampoco puede hacerlo Jaejoong —dijo Yunho en voz baja. 

Sorprendido, el joven clavó los ojos en él. Él arqueó una ceja. 

—¿Algo más? 

Jaejoong acababa de recordar que le daban miedo los animales, pero no era el momento de sacar el tema a colación y negó con la cabeza. 

—Entonces, serás tú quien se ocupe de las fieras.

Mientras Yunho se alejaba, Jaejoong pensó que cada vez que lo consideraba el malo de la película, él lo sorprendía. También se dio cuenta de que ya no le daba miedo. No de verdad. Yunho tenía unas reglas duras y, para Jaejoong, injustas, pero siempre se ceñía a ellas y Jaejoong no podía imaginárselo comprometiéndose en algo en lo que no creyera. 

Durante las horas siguientes, regó las jaulas con la manguera y limpió la porquería acumulada mientras intentaba mantenerse lo más alejado posible de los animales. Cuando por fin terminó, estaba incluso más sucio que cuando empezó, dado que se había añadido barro a la mugre que la cubría. 

Convenció a uno de los trabajadores para que moviera la jaula de Sinjun a la sombra, luego le puso heno limpio a Chester y a Lollipop. El camello intentó patearlo, pero la llama se mantuvo tranquila, y cuando Jaejoong miró los ojos somnolientos de Lollipop, decidió que por fin había encontrado un animal que le gustaba. 

—Eres toda una dama, Lollipop. Nos vamos a llevar muy bien. 

La llama movió los belfos y le lanzó un escupitajo maloliente. 

Eso era gratitud, sí señor.

32 comentarios:

  1. Actualizaste tan rapido :>.<: muchas gracias!!!!!!! noto un avance leve en la relación de estos dos~ *-* ya quiero que dejen de molestar tanto a Jaejoong pobresito :c

    Bueno espero que actualizes pronto~~ me gusto mucho la historia, me siento ansiosa por leer el proximo xDDD cuidate y saludos :3

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  2. Lollipop se pasa jajaja le dio un escupitajo q interpretó como agradecimiento, Jae acertó en q el felino quería agua y hyun se ha ensañado con boo :/ muchas gracias por los caps *w*

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  3. Admiro a jae, en serio au determinación puede más, esta demoatrandoles a todos que el puede, aunque algunos como hyungjoong se quieran aprovechar de él, yunho me exaspera lo ayuda y luego lo trata mal de nuevo, y su conexión con sinjun, gracias por actualizar pronto ya me traume con esta historia, me encanta estare esperando por actualización! *-*

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  4. No he parado de leer hasta llegar hasta aquí. Gracias por adaptar esta historia me atrapó desde el inicio...
    De Seguro Yunho se rinde ante JJ. Pobre JJ es una injusticia lo q estan haciendo con él, pero por otra parte todo esto esta sirviendo para ganarse la admiracion de Yunho, espero q su situacion mejore ponto y se pueda esclarecer muchas cosas...

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  5. Pobre de Jae Y.Y a veces siento q yunho es muy tirano con el.. pero se q dentro de su corazoncito lo ama con devoción *0*.. gracias por actualizar a la velocidad de un rayo ^^

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  6. Dios, amo tanto tus historias, esta es una de mis favoritas, no tardes en actualizar. Te comento en anónimo porque estoy desde el portátil de mi hermano ¬¬
    Los siguientes prometo comentar desde mi cuenta y más seguido, besos
    (^_-)

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  7. jajjaja yama mala jajaj y mal agradecida con jae , gracias por el capitulo

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  8. jajajajajaja osea que JJ tiene alguna conexión mitica con los animales?¡ :O omooo¡¡ mira que sorpresita¡¡ eso me alegra mucho¡¡ pero me siento mal al ver como tratan a los animalitos no solo en la historia sino en la vida real u_u okya eso no estema del fic o bueno si pero me enfocare en comentar sobre el YunJae xD
    que tal el acto de valentida de JJ hacia hyunjoong¡¡ esooo¡¡ aunque como dijo yunho pobresito ni puede con su alma y ya se hecho encima mas trabajo awww y como yunho lo miro¡¡ se terminara enamorando de JJ lo sé¡¡

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  9. Oww Joongie esta trabajando during me conmuebe ToT

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  10. jaja XD me mato lo ultimo con Lollipop ...
    me encanta la relacion que sinjun y jae llevan al parecer ese tipo de comunicación que tienen es muy fuerte ... kkk al parecer Jae sera primero el primero en "domesticar" a Sinjun
    Jae se implanta cada vez mas trabajo u.u espero que de una vez por todas algo bueno le pase al muchacho porque hasta ahora todo ha estado en su contra
    Gracias por el fic linda

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  11. pobresito sinjun con calor y menos mal llego jaejoong a refrescarlo y a cuidar de el <3
    que clase de relación tendrá jaejoong con ese tigre? me parece muy especial :3
    jaejoong esta superando sus miedos que alegría y esta demostrando ser muy fuerte ^u^

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  12. Jae es tan fuerte a pesar de todo el es fuerte......pero, lo juro no paro de llorar....

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  13. por eso odio lo circos, por ser tan malos con los animales

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  14. Ahhh sigo odiando a todos
    Jae tal vez. Si tenga un talento... Mmm ese tigre lo protege mucho
    Y cuando va a decir la verdad la ladrona verdadera!!
    Y los avances de amor del yunjae?? u.u

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  15. todos son una bola de ....ciegos e ignorantes, ojala algún dia estén arrepentidos por ignorar y maltratar a Jae, y Yunho quiérelo y cuídalo abre los ojos, pronto te veras arrepentido si sigues asi de frio...mientras tanto al tigre mis respetos!!! ese tigue es la fiera pero el que si a sabido aceptar a Jae *.*

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  16. Con cada cap admiro mas a jae enserioo se esfuerza tanto ^_^ gracias por compartirloooo

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  17. woooooooo me imagino ese calor insoportable pobre tigresito^^ menos mal q lokito de boo le hecho agua~ ^^ y yunho ya quiero qeu esten juntos~

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  18. waaa jae cada vez me sorprende más
    lo amo, lo amo, cuando piensa darse por vencido
    siempre hay algo que lo recobra, quiero ser como él

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  19. Jae a pesar de que le teme a los animales no deja que los maltraten,como Tater que lo ha vuelto a tirar pero no le gusta que le hagan daño, y Sully que no desperdicia una oportunidad de hacerlo sentir mal.
    Sully y Brady se traen algo, pero el no cree en Krystal, que extraña conexión de Jae con Sinjun me gusto en como se enfrento con Yunho por lo de las jaulas a pesar de que el tenia mucho trabajo, lo bueno que Yunho no dejo que lo haga todo

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  20. wajaja pobre ya me le escupieron xDD llama mala e,e
    hojala y aprenda a no tenerle miedo a los animales ><

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  21. admiro a Jae realmente. de tenerle pavor a los animales termina cuidando hasta el tigre.
    tan inhumano el trato hacia los animales en los circos.
    Jae es un ángel y sé que se quedará ahí a pesar de todo lo malo que tiene ese lugar y sus habitantes.

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  22. Lollipop y gratitud jajajajaja jae demostrando que aunq les tenga miedo los ama...gracias unnie >3<

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  23. es ciertp jae tiene una conexion con el tigre...seguro el lo va defender de los demas....me alegra que no se rindiera...que le demuestre a yunho y su padre que el no es un niño mimado...el esta cambiando pero talvez no era la manera...quiero mas amor entre el YUNJAE ^^

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  24. Admiro a jae ohhh es tan injusto lo que hacen con el...
    gracias por el cap^^

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  25. jae eres y siempre seras un amor de persona sigue asi de perseverante ;-):-P

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  26. Jae debería de preocuparse más por las fieras q lo rodean a por los animales enjaulados pero q sirva de lección para todos por subestimarlo

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  27. Un escupitajo en otras culturas se conoce como promesa(? asdasdasd jajaja Pobre Jae, tiene que lidear con cosas que no debería,pero bueno los animales al menos estaran mejor, y pss eso forjara su caracter, gracias!

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  28. hay no en que te has metido jae
    pero si tu no lo haces nadie lo ara y esos animales estarán pasando mucho tiempo sucios y con bastante calor y el tigre esta a favor de jae y lo defiende ahora si que no se sentirá tan solo como se a sentido por el rechazo de todos los del circo
    y yunho se esta dando cuenta de el hombre tan fuerte que eres y espero ablande el corazón tan duro que yunho tiene y se pueda enamorar de el bueno creo que ya lo esta haciendo

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  29. Jae me sorprende, es mas fuerte y decidido que muchos otros que están en ese mismo circo xc
    Entonces el tigre será una parte importante de la historia, mas que Tater, hizo que Jae tomará una decisión muy drástica y además que lo va a cansar más pero gracias a eso Yunho está teniendo nuevos sentimientos por el :3

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  30. Jaejoong es la unica persona con cerebro y razón por que los demas son unos aninales ingnorantes o lo siento creo que estoy insultando a los pobres animales mejor dicho la basura sin cerebro que trabaja ahi .....pero lo que me intriga es que Jaejoong tiene una conexión con el trigre es sorprendente ...acabes Jaejoong se va haciendo respetar el es valiente y los callara por decir lo contrario de el sigue asi Jaejoong

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  31. Wow su coneccon de Jae con el tigre impresionante

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  32. Tiene como 5caps que se me pasa escribir la risa que me da cuando leo eso de "HyunJoong Martín"....jajajaj es como un meme que leí sobre nombrar a un niño "Yoochun Rafaél" pero Bueno creo que Jae está avanzando mucho, primero porque no se ha dado cuenta de que su pánico por los animales es cada vez más superado, y si las cosas van mejor espero que les tape la boca a todos incluido Yunho siendo quién dome a SinJun, esa conección es muy interesante y aunque es rara como la de Yunho y el fuego, Quero que será una buena ayuda para Jae. Ese beso con Yunho...ay Jae hasta yo creo que fue un sueño...hasta ahora nada lindo le ha pasado con Yunho...

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