Kim
Jaejoong había olvidado el nombre de su novio.
—Yo,
Jaejoong, te tomo a ti... - Se mordisqueó el labio inferior. Su padre los había
presentado unos días antes, aquella terrible mañana cuando los tres habían ido
a por la licencia matrimonial. Después él se había esfumado y no lo había
vuelto a ver hasta hacía sólo unos minutos, en el dúplex que su padre poseía al
oeste de Seúl, cuando había bajado a la sala donde ese mediodía estaba
celebrándose aquella apresurada boda.
Jaejoong
casi podía sentir la enérgica desaprobación de su padre, que se encontraba a su
espalda, pero eso no era nada nuevo para él. Lo había decepcionado incluso
antes de nacer y no importaba cuánto lo hubiera intentado, nunca había conseguido
que cambiara de opinión sobre su hijo.
Se
arriesgó a mirar de reojo al novio que el dinero de su padre había comprado. Un
semental.
Un
auténtico semental de estatura imponente, constitución delgada, pero fibrosa y
extraños ojos color marrones. A la madre de Jaejoong le habría encantado.
Su
madre, Jessica, había muerto el año anterior, en el incendio de un yate cuando
dormía en brazos de una estrella de rock de veinticuatro años. Jaejoong ya
podía pensar en su madre sin sentir dolor y sonrió para sus adentros al darse
cuenta de que el hombre que estaba junto a él hubiera sido demasiado mayor para
su madre. Debía rondar los treinta y cinco años y su madre solía fijar el
límite en veintinueve.
Tenía
el pelo rubio y unos rasgos cincelados que harían que su cara pareciera
demasiado bella si no fuera por la mandíbula firme y el ceño amenazador. Los
hombres que poseían ese brutal atractivo habían atraído a su madre, pero Jaejoong
los prefería más maduros y conservadores.
No
por primera vez desde que la ceremonia había comenzado, deseó que su padre
hubiera escogido a alguien menos intimidante.
Intentó
tranquilizarse recordándose que no iba a tener que pasar más que unas pocas
horas con su nuevo marido. Todo acabaría en cuanto tuviera oportunidad de
exponerle el plan que se le había ocurrido. Por desgracia, el plan conllevaba
romper unos votos matrimoniales que él consideraba sagrados y, dado que no
solía tomarse sus promesas a la ligera —en especial los votos matrimoniales
—sospechaba que eran los remordimientos de conciencia la causa de su bloqueo
mental.
Empezó
de nuevo, esperando que el nombre le viniera a la mente. —Yo, Jaejoong,
te tomo ti... —La voz de Jaejoong se apagó.
El
novio en cuestión no le dirigió ni una simple mirada y, por supuesto, tampoco intentó
ayudarlo. Permaneció con la vista al frente, y las inflexibles líneas de aquel
duro perfil le provocaron a Jaejoong un cosquilleo en la piel. Él acababa de
formular sus votos, así que tenía que haber pronunciado el dichoso nombre, pero
la falta de inflexión en su voz no había traspasado la parálisis mental de Jaejoong
y no se había enterado.
—Yunho—masculló
su padre detrás de él, y Yunho pudo deducir por el tono de su voz que apretaba
los dientes otra vez. Para haber sido uno de los mejores diplomáticos de Corea
no se podía decir que tuviera demasiada paciencia con él. Jaejoong se clavó las
uñas en las palmas de las manos, diciéndose que no tenía otra alternativa.
—Yo,
Jaejoong... —tragó saliva, —te tomo a ti, Yunho... —volvió a tragar saliva,
—como mi horrible esposo.
Hasta
que no escuchó la exclamación de Yuri, su madrastra, no se dio cuenta de lo que
había dicho.
El
semental volvió la cabeza y lo miró. Arqueaba una ceja oscura con leve
curiosidad, como si no estuviera seguro de haber oído correctamente. «Mi horrible esposo.» El peculiar
sentido del humor de Jaejoong tomó el control y sintió que le temblaban los
labios.
Él
alzó las cejas, y esos ojos profundos lo miraron sin una pizca de diversión.
Resultaba evidente que el semental no compartía sus problemas para contener una
risa inoportuna.
Tragándose
la histeria que crecía en su interior, Jaejoong miró rápidamente hacia delante
sin disculparse. Al menos una parte de aquellos votos había sido honesto porque
él, sin duda, sería un esposo horrible para él. Finalmente, el bloqueo mental
desapareció y el apellido del novio irrumpió en su mente. Jung. Jung
Yunho. Era otro de los coreanos de su padre.
Como
antiguo embajador en corea, el padre de Jaejoong, Yesung tenía infinidad de
conocidos en Corea, tanto allí, en China, como en el extranjero. La pasión de
su padre por la ancestral tierra que lo había visto nacer se reflejaba incluso
en la decoración de la habitación donde se encontraban en ese momento.
La
gran mano del novio tomó la de Jaejoong, mucho más pequeña, y él sintió la
fuerza que poseía cuando le puso la sencilla alianza de oro en el dedo.
—Con
este anillo, yo te desposo —dijo él con voz severa e inflexible.
Él
contempló el sencillo aro con momentánea confusión. Por lo que podía recordar,
acababa de entrar en lo que Jessica, su madre. Denominaba la fantasía burguesa
del amor: el matrimonio. Y lo había hecho de una manera que nunca hubiera
imaginado posible.
—...
por el poder que se me otorga, los declaro oficialmente esposos desde este momento.
Jaejoong
se tensó mientras esperaba que el juez invitara al novio a besar al novio. Cuando no lo hizo, supo que había sido una sugerencia de Yesung para ahorrarle
la vergüenza de verse forzado a besar esa hosca y recia boca. No entendía cómo
su padre había pensado en ese detalle, que sin duda se les había pasado por
alto a todos los demás. Aunque no lo admitiría por nada del mundo, Jaejoong
desearía haberse parecido más a él en ese aspecto, pero si no era capaz de
encargarse él solo de los acontecimientos más importantes de su vida, ¿cómo iba
a ocuparse de unos simples detalles?
Sin
embargo, detestaba sentir lástima de sí mismo, de modo que apartó a un lado ese
pensamiento mientras su padre se acercaba a él para besarle fríamente la
mejilla como colofón de la ceremonia. Esperaba alguna palabra de afecto, pero
tampoco se sorprendió al no recibirla. Incluso consiguió no sentirse dolido
cuando él se apartó.
Yesung
señaló al misterioso novio, que se había acercado a las ventanas. Los había
casado el juez Kim. Los otros testigos de la ceremonia eran el chófer, que
había desaparecido discretamente para atender sus deberes, y la esposa de su
padre, Yuri, que destacaba entre los demás con aquel cabello rubio ceniza y
aquella característica voz aguda.
—Felicidades,
cariño. Forman una bonita pareja Yunho y tú. ¿No te parece, Yesung?—Sin esperar
respuesta, Yuri abrazó a Jaejoong, envolviéndolos a los dos en una nube de
perfume almizcleño.
Yuri
simulaba sentir un cariño sincero por el hijo ilegítimo de su marido, y aunque Jaejoong
era consciente de los verdaderos sentimientos de su madrastra, reconocía el
mérito de Yuri guardando las apariencias. No debía de ser fácil para ella
enfrentarse a la prueba viviente del único acto irresponsable que Yesung había
cometido en su vida, incluso aunque hubiera sido veintiséis años antes.
—No
sé por qué has insistido en ponerte ese traje, querido. Sería perfecto para una
fiesta, pero no para una boda. —La mirada crítica de Yuri evaluó con severidad
el caro traje dorado de Jaejoong.
—Es
casi blanco.
—El
dorado no es blanco, querido. Y es demasiado...
—La
chaqueta es muy discreta —señaló Jaejoong, alisando la tela de su hombro con
brillantina
—Una
cosa no tiene nada que ver con la otra. ¿No podías haber seguido la tradición y ponerte algo blanco? ¿O haber escogido al menos algo de seda?
Ya
que ése no iba a ser un matrimonio de verdad, Jaejoong pensaba que, de haber
tenido en cuenta la tradición, se estaría recordando a sí mismo que estaba
vulnerando algo que debería haber sido sagrado. Sabía que Yuri tampoco aprobaba
los zapatos dorados, que parecerían cualquier cosa. Eran terriblemente
incómodos, pero al menos era imposible confundirlos con unos zapatos
tradicionales de raso.
—El
novio no parece feliz —susurró Yuri. —No me sorprende. ¿Por qué no tratas de
evitar decir alguna otra tontería por ahora? Y te lo digo en serio, haz algo
con respecto a esa molesta costumbre que tienes de decir lo que piensas.
Jaejoong
apenas pudo reprimir un suspiro. Yuri nunca decía lo que pensaba en tanto que Jaejoong
casi siempre lo hacía, y tal alarde de sinceridad molestaba a su madrastra.
Pero Jaejoong no era capaz de actuar con hipocresía. Tal vez fuera porque eso
era lo único que sus padres tenían en común.
Dirigió
una mirada furtiva a su nuevo marido y se preguntó cuánto le habría pagado su
padre para que se casara con él. La parte más irreverente de Jaejoong se moría
por saber cómo se había efectuado la transacción. ¿Dinero en efectivo? ¿Un
cheque? «Perdón, Jung Yunho,
¿acepta Corean Express?» Mientras observaba al novio declinar una mimosa de
la bandeja que le había tendido Min Soon, intentó imaginar lo que él estaría
pensando.
«¿Cuánto
tiempo más debo esperar antes de poder sacar al mocoso de aquí?»
Jung
Yunho echó un vistazo a su reloj. Otros cinco minutos más, decidió. Observó
cómo el sirviente que pasaba con la bandeja de bebidas se paraba a
adularlo. «Disfrútalo, señorito.
Pasará mucho tiempo antes de que puedas volver a hacerlo.»
Mientras
Yesung le mostraba al juez un samovar antiguo, Yunho contempló las piernas de
su nuevo esposo, muy bien definidas gracias a eso que él llamaba traje de
novio. Eran delgadas y bien proporcionadas, lo cual le hizo preguntarse si el
resto de ese cuerpo, oculto a medias por la chaqueta, sería igual de tentador.
Pero ni siquiera el cuerpo de una sirena lo compensaría de tener que casarse a
la fuerza.
Recordó
la última conversación que mantuvo con el padre de Jaejoong.
—Es maleducado, atrevido e irresponsable
—había dicho Yesung. —Su madre fue una mala influencia para él. No creo que
Jaejoong sepa hacer algo útil. Por supuesto, no es todo culpa suya. Jaejoong
estuvo pegado a las faldas de su madre hasta que murió. Es un milagro que no
estuviera a bordo del barco la noche que se incendió. Tienes que tener mano
dura con mi hijo, Yunho, o te volverá loco.
Lo
poco que Yunho había visto de Jaejoong hasta ahora no le había hecho dudar de
las palabras de Yesung. La madre, Jessica, había sido una modelo coreana famosa
hacía treinta años. Como los polos opuestos se atraen, Jessica y Yesung habían
tenido una aventura amorosa cuando él comenzaba a destacar como experto en
política exterior; Jaejoong era el resultado.
Yesung
le había asegurado a Yunho que le había propuesto matrimonio a Jessica cuando
ésta se quedó embarazada inesperadamente, pero ella se había negado a sentar
cabeza. No obstante, Yesung había insistido en que siempre había cumplido con
su deber de padre hacia su hijo ilegítimo.
Sin
embargo, todo indicaba lo contrario. Cuando la carrera de Jessica había
comenzado a desvanecerse, se había convertido en asidua de fiestas y saraos. Y
donde quiera que Jessica fuera, Jaejoong la acompañaba. Al menos Jessica había tenido una profesión, pensó Yunho, pero Jaejoong
no parecía haber hecho nada útil en la vida.
Mientras
miraba a su nuevo esposo con más atención, observó algún parecido con Jessica.
Tenían el mismo color de pelo, oscuro como el ébano, y sólo los hombres que no
salían de casa podían tener esa tez tan pálida. Sus ojos eran de un café
inusual, Pero Jaejoong era más menudo —también parecía más frágil— y no tenía
los rasgos tan marcados. Por lo que recordaba de viejas fotos, el perfil de
Jessica había sido casi masculino, mientras que el de su hijo era mucho más
suave, especialmente en la pequeña nariz respingona y en aquella boca
absurdamente dulce.
Según
Yesung, Jessica tenía un carácter fuerte, pero era corta de entendederas, otra
cualidad que el pequeño cabeza hueca con el que se había casado parecía haber
heredado. No era exactamente el típico chico bonito y tonto —era demasiado
culto para eso, —pero a él no le costaba imaginárselo como el caro juguete
sexual de un hombre rico.
Yunho
siempre había elegido con cuidado a sus compañeros de cama, y aunque le atraía
ese pequeño cuerpo, prefería otro tipo de hombre, uno que fuera algo más que un
buen par de piernas. Le gustaban los hombres que fueran inteligentes,
ambiciosos e independientes y que no se guardaran nada para sí mismos. Podía
respetar a un hombre o mujer que lo mandara a la mierda, pero no tenía
paciencia con lloriqueos y pataletas. El mero hecho de pensar en eso hacía que
le rechinasen los dientes.
Al
menos tenerlo bajo control no sería un problema. Miró a su esposo y curvó una
de las comisuras de la boca en una sonrisita sardónica. «La vida tiene maneras de poner a las pequeños chicos ricos y mimados
en el lugar que les corresponde. Y, nene, eso es lo que te acaba de pasar.»
Al
otro lado de la habitación, Jaejoong se detuvo delante de un espejo antiguo
para mirarse. Lo hacía por costumbre, no por vanidad. Para Jessica, la
apariencia lo era todo. Consideraba que llevar el rímel corrido era peor que un
holocausto nuclear.
El
nuevo corte de pelo de Jaejoong, era ligero, juvenil y delicado. A él le había
encantado desde el principio, pero le había gustado aún más esa mañana, cuando
Yuri había protestado sobre lo inadecuado que era ese estilo para una
boda.
Jaejoong
vio acercarse a su novio por el reflejo del espejo. Compuso una sonrisa educada
y se dijo a sí mismo que todo saldría bien. Tenía que ser así.
—Coge
tus cosas, cara de ángel. Nos vamos.
A
él no le gustó ni un ápice aquel tono de voz, pero había desarrollado un
talento especial para tratar con personas difíciles y lo pasó por alto.
—María
está haciendo un soufflé Grand Marnier para el convite de bodas, pero no está
listo aún, así que tendremos que esperar.
—Me
temo que no. Tenemos que coger un avión. Tu equipaje ya está en el coche.
Necesitaba
más tiempo. No estaba preparado para estar a solas con él.
—¿No
podemos coger un vuelo más tarde, Yunhoneo? Odio decepcionar a María. Es una
joya y hace unos desayunos maravillosos.
Aunque
la boca del hombre se había curvado en una sonrisa, los ojos parecieron
taladrarlo. Eran de un inusual color negro que le recordaba a algo vagamente
estremecedor. Aunque no podía recordar lo que era, ciertamente lo
inquietaba.
—Mi
nombre es Yunho, y tienes un minuto para llevar ese dulce culito tuyo hasta la
puerta.
A Jaejoong
le dio un vuelco el corazón, pero antes de que pudiera reaccionar, él le dio la
espalda y se dirigió a los otros tres ocupantes de la habitación con voz
tranquila, pero autoritaria.
—Espero
que nos disculpen, pero tenemos que coger un avión.
Yuri
dio un paso adelante y le dirigió a Jaejoong una maliciosa sonrisa.
—Vaya, vaya. Alguien está impaciente por celebrar la noche de bodas. Nuestro Jaejoong
es un bocadito apetecible, ¿verdad?
De
repente, a Jaejoong se le fueron las ganas de tomar el soufflé de María.
—Me cambiaré de ropa —dijo.
—No
tienes tiempo. Estás bien así.
—Pero...
La
firme mano de Yunho se posó en su espalda y lo empujó resueltamente hacia el
vestíbulo.
—Supongo
que éste es tu bolso. —Ante el asentimiento de Yunho cogió el bolsito de Chanel
de la mesita dorada y se lo tendió. Justo entonces, el padre y la madrastra de Jaejoong
se acercaron para despedirse.
Si
bien él no pensaba llegar más allá del aeropuerto, quiso escapar del contacto
de Yunho que lo conducía hacia la puerta. Se volvió hacia su padre y se odió a
sí mismo por el leve tono de pánico en la voz.
—Tal
vez tú podrías convencer a Yunho de que nos quedemos un poco más, papá. Apenas
hemos tenido tiempo de hablar.
—Obedécele,
Jaejoong. Y recuerda que ésta es tu última oportunidad. Si me fallas ahora, me
lavo las manos. Espero que hagas algo bien por una vez en tu vida.
Hasta
ahora, siempre había soportado las humillaciones de su padre en público, pero
ser humillado delante de su nuevo marido era demasiado vergonzoso y Jaejoong
apenas consiguió enderezar los hombros. Levantando la barbilla, dio un paso
delante de Yunho y salió por la puerta.
Se
negó a sostener la mirada de su esposo mientras esperaban en silencio el
ascensor que los llevaría al vestíbulo. Segundos después, entraron. Las puertas
se cerraron sólo para abrirse en la planta siguiente y dar paso a una mujer
mayor con un pequinés color café claro.
De
inmediato, Jaejoong se encogió contra el caro panelado de teca del ascensor,
pero el perro lo divisó. Enderezó las orejas, emitió un ladrido furioso y
saltó. Jaejoong chilló mientras el perro se abalanzaba sobre sus piernas y le
desgarraba el pantalón.
—¡Quieto!
El
perro continuó arañándole. Jaejoong gritó y se agarró al pasamanos de latón del
ascensor.
Yunho
lo miró con curiosidad y luego apartó al animal de un empujón con la punta del
zapato.
—¡Mira
que eres travieso, Mitzi! —La mujer tomó a su mascota en brazos y le dirigió a Jaejoong
una mirada de reproche. —No entiendo lo que le pasa. Mitzi quiere a todo el
mundo.
Jaejoong
había comenzado a sudar. Continuó aferrado al pasamanos de latón como si le
fuera la vida en ello mientras miraba cómo aquella pequeña bestia cruel ladraba
hasta que el ascensor se detuvo en el vestíbulo.
—Parecían
conocerse —dijo Yunho cuando salieron.
—Nunca...
nunca he visto a ese perro en mi vida.
—No
lo creo. Ese perro te odia.
—No
es eso... —él tragó saliva, —es que me pasa una cosa extraña con los
animales.
—¿Una
cosa extraña con los animales? Dime que eso no quiere decir que les tienes
miedo. Jaejoong asintió con la cabeza e intentó respirar con
normalidad. —Genial —masculló él atravesando el vestíbulo. —Simplemente
genial.
La
mañana de finales de abril era húmeda y fría. No había papeles pegados en la
limusina que los esperaba junto a la acera, ni latas, ni letreros de RECIÉN
CASADOS, ninguna de esas cosas maravillosas reservadas a las personas que se
aman. Jaejoong se dijo a sí mismo que tenía que dejar de ser tan sentimental. Jessica
se había metido con él durante años por ser exasperadamente anticuado, pero
todo lo que Jaejoong había querido era una vida convencional. No era tan
extraño, supuso, para alguien que había sido educado con tan poco
convencionalismo.
Se
subió a la limusina y vio que el cristal opaco que separaba al conductor de los
pasajeros estaba cerrado. Al menos tendría la intimidad que necesitaba para
contarle a Jung Yunho cuál era su plan antes de llegar al aeropuerto.
«Hiciste unos votos, Jaejoong. Unos votos
sagrados.»
Ahuyentó a la inequívoca voz de su conciencia diciéndose que no tenía otra
opción.
Yunho
se sentó junto a él y el espacioso interior pareció volverse pequeño
repentinamente. Si él no fuera tan físicamente abrumador, él no estaría tan
nervioso.
Aunque
no era tan musculoso como un culturista, Yunho tenía el cuerpo fibroso y
fornido de alguien en muy buenas condiciones físicas. Tenía los hombros anchos
y las caderas estrechas. Las manos que descansaban sobre los pantalones eran
firmes y blanquecinas, con los dedos largos y delgados. Jaejoong sintió un
ligero estremecimiento que lo inquietó.
Apenas
se habían apartado del bordillo cuando él comenzó a tirar de la corbata. Se la
quitó bruscamente y la metió en el bolsillo del abrigo; después se desabrochó
el botón del cuello de la camisa con un movimiento rápido de muñeca.
Jaejoong
se puso rígido, esperando que no siguiera. En una de sus fantasías eróticas
favoritas, él y un hombre sin rostro hacían el amor apasionadamente en el
asiento trasero de una limusina blanca que recorría Beijing mientras
Michael Bolton cantaba de fondo Cuando un
hombre ama a una mujer, pero había una gran diferencia entre la fantasía y
la realidad.
La
limusina se incorporó al tráfico. É respiró hondo, intentando tranquilizarse, y
olió el intenso perfume a gardenia en su pelo. Vio que Yunho había dejado de
quitarse la ropa, pero cuando él estiró las piernas y comenzó a estudiarlo, Jaejoong
se removió en el asiento con nerviosismo. No importaba lo mucho que lo
intentara, nunca sería tan bello como su madre, y cuando la gente lo miraba
demasiado tiempo, se sentía como un patito feo. Los agujeros del pantalón, tras
el encuentro con el pequinés, no contribuían a reforzar su confianza en sí
mismo.
Abrió
el bolso para buscar el cigarrillo que tanto necesitaba. Era un vicio horrible,
lo sabía de sobra y no estaba orgulloso de haber sucumbido a él. Aunque Jessica
siempre había fumado, Jaejoong no solía fumar más que un cigarrillo de vez en
cuando con una copa de vino. Pero en aquellos primeros meses después de la
muerte de su madre se había dado cuenta de que los cigarrillos lo relajaban y
se había convertido en un verdadero adicto a ellos. Después de una larga
calada, decidió que estaba lo suficientemente calmado como para exponerle el
plan al señor Jung.
—Apágalo,
cara de ángel.
Él
le dirigió una mirada de disculpa. —Sé que es un vicio terrible y le prometo
que no le echaré el humo, pero ahora mismo lo necesito.
Él
alargó la mano detrás de él para bajar la ventanilla. Sin previo aviso, el
cigarrillo comenzó a arder.
Jaejoong
gritó y lo soltó. Las chispas volaron por todas partes. Él sacó un pañuelo del
bolsillo del traje y de alguna manera logró apagar todas las ascuas.
Respirando
agitadamente, él se miró el regazo y vio la marca diminuta de una quemadura en
el traje dorado.
—¿Qué
ha pasado? —preguntó sin aliento.
—Creo
que estaba defectuoso.
—¿Un
cigarrillo defectuoso? Nunca he visto nada así.
—Será
mejor que tires la cajetilla por si todos los demás están igual.
—Sí.
Por supuesto.
Jaejoong
se la entregó con rapidez y él se metió el paquete en el bolsillo de los
pantalones. Aunque Jaejoong todavía se estremecía del susto, él parecía
perfectamente relajado. Reclinándose en el asiento de la esquina, él cruzó los
brazos sobre el pecho y cerró los ojos.
Tenían
que hablar —tenía que exponerle el plan para poner fin a ese bochornoso
matrimonio, —pero él no parecía estar de humor para conversar y Jaejoong temía
meter la pata si no iba con cuidado.
KYAAAAA ya quiero la conti....me encanto ya quiero saber que va a pasar entre yunho y jae!!! y tambien que fue lo q hizo jae....y por que yunho se caso...
ResponderBorrarBuen inicio, para todo hay razones y me intrigan algunas, esperó que jj no meta la pata pero que tampoco se quede cayado y diga lo que piensa así como es, cuantos capitulos son o serán?
ResponderBorrarkyaaaaaa me encanto ya quiero el segundo cap. plisss jejeejeje gracias....
ResponderBorrarEsta muy bueno, lleno de preguntas - porque se casó Yunho? Y porque dice el prólogo que lo lleva a un circo? Será para desquitarse porque lo casaron y sabe que a Jae le dan miedo los animales? A ver que pasa. Espero pronto subas nuevos capítulos porque esta muy interesante. Gracias.
ResponderBorrarAhhh 'cara de ángel' me encanta como le llama yunho, el incidente con el cigarrillo estuvo muy raro, ay me enoja las curcunstancias en las que se casarón y que ambos darian lo que fuera porque no haya sido así pero ya veran caeran en lo que menos desean segun, omg eslero por el siguiente capitulo, se ve re interesante la historia! Gracias ^^
ResponderBorrarDomalo yunho a el le gusta eso y duro carita de angel xD
ResponderBorrarjae se pasa, "te tomo como mi horrible esposo" XD pobrecillo,lo comprendo yo tambien le temo a los perros, ese mitzi ataco a boo, :(
ResponderBorrarse ve interesante :D
ResponderBorrarque malo es el papa de jaejoong :(
ResponderBorrarjaejoong me dio risa cuando se olvido el nombre de yunho y le dijo horrible esposo XD! jaja pobre
cara de ángel es un bonito apodo *w*
te confesaré algo unnie ... ayer lei unos cuantos caps y no comente u_u sorry¡¡¡ pero ya hoy me decidi a comentarte :) es la historia esta genial¡¡ en verdad¡¡ amo a ese JJ mimado y caprichoso y obvio quien mejor que meterlo en cintura que el macho alfa seme de Yunho :3 ojalá y a mi mi papá tambien me casará a la fuerza con un hombre como el Yunie xDDDD y todo mala onda el JJ como pudo haber olvidado el nombre de su recien esposo??¡¡ xDDD y luego lo que se le salió de su "horrible esposo" jajajajajaja daaaa tan despistadamente hermoso el JJ creo que este fic me hará reir mucho xD
ResponderBorrarJaja dos mejores votos del mundo jajaja cono me morí con jae.. Es un genio!!
ResponderBorrarOh por dios la escena de los votos fue totalmente epico xD ... aunque es comprensible de parte de Jae ya que fue obligado a casarse
ResponderBorrarSinceramente no me gusta para nada la actitud del padre ¬¬
Me deja intrigada de cual habra sido las razon de yunnie para casarse, veamos como va la trama
Gracias por el fic <3
hermoso cara de ángel y yunho no lo lastimes no seas malo con el
ResponderBorrarAigoo qué pasó con ese cigarrillo, creo que estaria igual de sorprendida que jae. Yunho me parece un personaje bastante misterioso, me gusta!!! auqnue jae parece que tiee varios traumas del pasado y para terminarla us padre no le ayuda en nada, no creo que tenga derecho de tratarlo de esa manera jajaja me hubiera encantado asistir a esa boda XD y ver el traje dorado de jae o la cara de yunho al escuchar eso de horrible esposo, que pasará cuando jae le diga su plan? -corre a leer el siguiente capi XD
ResponderBorrarme encanto la parte de la iglesia Jae olvida el nombre de su prometido,ya me imagino la cara de Yunho cuando Jae dijo lo de horrible esposo,ahora que estan casados espero que Yunho no le haga daño a Jae,omo que paso con el cigarrilllo???
ResponderBorrarok no sabia el ni el nombre de Yunho jaja ese Jae, pero siendo como fue todo tan rápido lo comprendo y mas que su padre lo obligo prácticamente a casarse pues no es de extrañarse, siento que Jae no es su culpa ser asi, como se dice no fue criado de forma muy convencional que digamos, y su madre siendo una modelo y llevándolo a el por todos lados sucumbió a su forma de ser...a ver que dirá Yunho ante su plan *nervios*
ResponderBorrarJakka jae… .no recordar el nombre de tu futuro esposo y luego… mo horrible esposo jajak enserio eso fue memorable *-*
ResponderBorrareste Yunho de la historia hará sufrir mucho a Jae.
ResponderBorrary presiento que Jae es mucho más inocente y bueno de lo que creen los demás.
me mató cuando en la ceremonia de casamiento Jae dijo esa frase -te tomo a tí como mi horrible esposo- jajajaj
da gracia como no recuerda el nombre de su esposo..^^ pero algo me dice q jae sufrira mucho por yunho u.u
ResponderBorrarhay jae es loquillo pero hay que entenderlo quien no se pone nervioso en su boda y mas si lo conoces pocos dias o un solo dia..... yesung se pasa casarlo asi por asi a jae con yunho uhmmm creo que hay algo turbio hay.... espero que no sea algo tan malo.... aunque quisiera preguntarle donde consiguio a yesung a alguien tan semental como a yunho :3 .... me gusta cuando lo llama cara de angel...... espero que por mas que sea arreglado este matrimonio funcione..... gracias por el capitulo.... Y gracias por agregarme..... *O*
ResponderBorrary como te dijo comentare todo los capitulos..... :3
Ese Jae intentando morderse la lengua, ya los dos caerán y terminaran enamorándose. "Cara de Ángel", eh suena bonito, pero YunHo no queriendo esperar a María con su bebida. XDD HAHAHAHAHAHAHAHA, votos sagrados, no sé me da risa como lo dice.
ResponderBorrarSanto Dios!!! Me deja frita !!! Generalmente no leo fics sin terminar pero este se ve genial !!!!
ResponderBorrarjajaj que no se acordaba del nombre de su esposo...eso pasa por no tener citas previas ..XD ....yunho cuando no ...siempre el macho man dominante que va hacer que jae deje de ser (segun su padre) ... un niño mimado ..me pregunto como terminara en YUNJAE LOVE ~ ^^
ResponderBorrarMe gusto mucho fue gracioso jae se olvido su nombre un voto muy peculiar me gusfa seguire leendo gracias^^
ResponderBorrarjajaja horrible esposo si que fue buena yo mr rei de la cara de disgusto que segun yo puso yunho jejeje
ResponderBorrarpero que fue lo que hixo jae para terminar casanfose eh ???
en fin a jae le dijeron cara de angel que para m i es muy cierto jejeje pero yunho esta que no se las aguanta jeje y ahora aceptara el plan de jae?? B-)
Omg!! Gracias por aceptarme comienzo con esta historia que parece interresante.
ResponderBorrarJJ como que horrible esposo eso me mato y Yunho parece tan frio pero de seguro JJ lo derrite haha okno! Me encanta la historia gracias :)
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderBorraromg omg omg que ansias!! cual será el plan? como se enamoraran? a Yunh le parecerá encantador? ojala!
ResponderBorrarHay pobechito Jaejoong no te preocupes Cara de Angel que por cierto te queda muy bien jejejeje cualquiera se pone nervioso en su boda y se olvida su nombre si apenas lo conoce ...veamos cual sera tu plan esta muy interesabte quisiera sober como seguirán :)
ResponderBorrarWooiioo que penita... que se hayq malogrado su trqje me da curiosidad de saber como era... jajjaja horrible esposo o espeso jajaajaj
ResponderBorrarOh siempre tan difícil ........veremos que pasa me encanta gracias
ResponderBorrarEse Jae jejejje se le olvidó su nombre de Yunho jejejje yeah con la fantasía jejjeej será que le hablara a Yunho de sus planes ??? Yo creo que se quedará con el jejejejej
ResponderBorrarNo puedo evitar estar tan o más nerviosa y asustada que Jae, pobrecillo parece un cachorro abandonado, por qué Yunho es así de indiferente... Que lío es eso que los llevo a una boda son amor???
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