Capítulo IX - PeD

Yunho interrumpió las palabras de Jaejoong, cubriéndole la boca con la suya y lo llevó a un profundo beso. Se sentía como si estuviera volando por la felicidad. Jaejoong le estaba dando mucho más de lo que nunca había pensado que tendría.

Tenía una necesidad incontrolable de tomar a Jaejoong. Solo sabía que tenía que estar dentro de él en los próximos minutos. Su vida dependía de ello. Agarrando la camisa de Jaejoong, la jaló por encima de su cabeza, los botones volaron por toda la habitación.

Desabrochó sus pantalones, él los tomó y los jaló, dejándolos caer al suelo. Al volver a mirarlo, estaba muy agradecido de que Jaejoong hubiera estado sin ropa interior.

Le tomó unos pocos segundos quitarse su propia ropa y recoger a Jaejoong, echárselo encima del hombro. Era todo lo que podía hacer para evitar correr por la sala hacia la habitación de Jaejoong.

Al llegar a la cama, tiró a Jaejoong hacia abajo, después de abrirse paso entre sus piernas. Jaejoong susurró su nombre, eso era todo lo que necesitaba escuchar, cuando bajó la cabeza y envolvió su duro eje.

Golpeó con su lengua la parte superior, antes de lanzarse hacia abajo y tragar todo el hermoso pene de Jaejoong. Yunho gimió al sentir el dulce sabor de la pre-eyaculación que salía de la pequeña abertura en la parte superior. Él sabía tan endemoniadamente bien.

—Yunnie— Jaejoong lloriqueaba. Yunho no pudo evitar sonreír cuando las caderas de Jaejoong comenzaron a joder su boca, con las manos apretando el cabello de Yunho. Le encantaba cómo Jaejoong respondía a su contacto.

Yunho soltó el pene de Jaejoong, para llegar al lubricante en la mesita de noche, riéndose ante su gemido de protesta. Lubricando sus dedos rápidamente, frotó el lubricante alrededor del agujero de Jaejoong, presionando suavemente con un dedo.

No podía explicar la profunda necesidad que tenía de que Jaejoong se viniera por obra de él. Solo sabía que tenía que enloquecerlo, tenerlo tan excitado que Jaejoong nunca lo olvidaría. Quería marcarlo con su tacto, con su imagen para siempre.

—Jaejoong, sobre tus manos y rodillas, cariño.— Yunho le ordenó, golpeando ligeramente la cadera de Jaejoong. Tan pronto como Jaejoong se dio vuelta, Yunho empujó dos dedos dentro de él, aflojándolo hasta que él pudo añadir un tercer dedo.

Empujó sus dedos lo más lejos que pudo hasta que sintió la próstata de Jaejoong. El pequeño estremecimiento y un bajo gemido le hicieron saber que lo había encontrado, Jaejoong comenzó a mover sus caderas, empalándose a sí mismo en los dedos de Yunho.

—¿Te gusta esto, cariño?

Jaejoong asintió con la cabeza con impaciencia. Yunho se río entre dientes mientras lo rotaba hasta acomodarlo sobre su espalda y subió a sus hombros las piernas de Jaejoong. —Entonces, esto te va a encantar— gruñó cuando tragó su polla otra vez.

Tres de sus dedos en el culo de Jaejoong, acariciaban su próstata, la otra mano le acariciaba su saco y sus labios estaban envueltos alrededor de su duro eje. Yunho estaba por todas partes. Alternando entre acariciar su punto dulce y empujar sus dedos dentro y fuera de él.

Su lengua y labios prodigaban el pene de Jaejoong, lamiéndolo y chupándolo. Los suaves gemidos que provenían de Jaejoong aumentaron de volumen y longitud hasta que estaba soltando gritos continuos.

Jaejoong de repente se puso rígido, Yunho metió más sus dedos y tragó el dulce semen que salió a grandes borbotones. Gateando de debajo de Jaejoong, se levantó y rápidamente tomó un condón.

—No— susurró Jaejoong, agarrando su mano. —Nunca más.

—Jaejoong— dijo Yunho mientras lo miraba en estado de shock. —¿Sabes lo que estás diciendo?

—Sí, tú no lo necesitas usar más.

¡Dulce infierno! Yunho rápidamente lubricó su polla y la acomodó contra la entrada de Jaejoong. Mirando hacia él, sintió las lágrimas en sus ojos. —¿Estás seguro, Jaejoong? Una vez hecho esto, no habrá vuelta atrás.

—Estoy seguro, Yunnie.

Eso era todo lo que Yunho necesitaba escuchar. Agarrando las caderas de Jaejoong se empujó hasta que sus caderas se encontraron con el culo de Jaejoong. A continuación se salió casi del todo, dejando solo la cabeza de su pene en el interior, para luego lentamente hundirse de nuevo en Jaejoong.

Lo hizo una y otra vez, de una manera lenta y metódica, hasta que Jaejoong tembló debajo de él, sus manos apretaron las sábanas al lado de su cabeza. Él estaba presionando su culo contra Yunho con todas sus fuerzas, como si no quisiera que se retirara.

De repente, Yunho se empujó contra las caderas de Jaejoong. —Quiero que te corras, cariño. Quiero ver tu cara.

Yunho se salió y se recostó sobre su espalda, mientas ayudaba a Jaejoong a sentarse a horcajadas sobre él.

Agarró su polla y lo ayudó a bajar lentamente hasta que Jaejoong quedó totalmente sentado.

—Está bien, cariño, móntame —Yunho lo alentó mientras comenzaba a levantar de las caderas a Jaejoong, hasta que adquirió ritmo y se hizo cargo. Él se empaló así mismo una y otra vez sobre el eje de Yunho, su respiración era cada vez más entrecortada.

Una vez que Jaejoong se puso en marcha, Yunho se agachó y cogió su polla, comenzando a acariciarlo al mismo ritmo. Oyó los pequeños gemidos que salían de la boca de Jaejoong con cada embestida de sus caderas.

—Yunnie— Jaejoong soltó un grito, mientras su cabeza caía de nuevo hacia atrás. Yunho sabía que su hombre estaba cerca. Pero él quería más. Quería que Jaejoong perdiera totalmente el control.

Yunho se acercó y cogió la cabeza de Jaejoong, jalándolo hacia abajo, hasta que sus labios se encontraron. No solo besó a Jaejoong, se lo devoró, sacando la lengua y exigiendo la respuesta que quería.

Jaejoong no lo defraudó. Sus manos bajaron para agarrarse de los hombros de Yunho. Él mismo se empujó contra Yunho unas cuantas veces más antes de que su cuerpo se pusiera tenso, su cabeza se arqueara hacia atrás dejando escapar un largo gemido, entrando en erupción su pene y llenando el espacio entre ellos con su liberación.

Yunho gimió, sintiendo los músculos internos de Jaejoong apretar alrededor de él. Agarrando sus caderas empujó hacia él duro y rápido hasta que se unió a Jaejoong en el clímax, gritando el nombre de Jaejoong mientras lo llenaba.

Vio girar estrellas detrás de sus ojos mientras los músculos de Jaejoong lo ordeñaban, dándole todo lo que tenía que dar. A medida que su visión comenzó a despejarse y su respiración se volvió normal, empujó a Jaejoong a su lado.

Envolviendo sus brazos alrededor de él, lo besó suavemente en la cabeza antes de meter la cabeza de Jaejoong debajo de su barbilla.

—Tú sabes que esto es todo para nosotros, ¿verdad, cariño? No más ver a otros hombres. No más dormir en camas separadas. Olvídate de levantarte solo. No más llegar a casa o un apartamento vacío. Y no está permitido comer más pasteles de chocolate entre semana, solo los domingos por la mañana. Esto es todo. Estamos juntos para siempre.

—Si— Jaejoong se echó a reír contra el cuello de Yunho. —¿No es maravilloso?