Capítulo IV - PeD

La respiración de Yunho volvió a la normalidad lentamente. Oyó el rápido latido del corazón de Jaejoong bajo su oreja, donde se había derrumbado después de haber tenido uno de los orgasmos más intensos de su vida.

Él podría llegar a estar obsesionado por hacer el amor con Jaejoong. Era absolutamente perfecto. Sexy, divertido, cariñoso… una combinación ganadora a lo que Yunho se refería.

Un culo preciosamente rellenito solo era la guinda del pastel. Yunho había tenido su ración de amantes, pero a él siempre le habían ido los hombres con un poco más de carne. Los tipos flacos, anoréxicos, que parecían ser el prototipo popular, no le gustaban. Como doctor, le hacían sentir como si estuvieran enfermos, que necesitaban de unas cuantas buenas comidas. Él prefería que sus hombres fueran más saludables. No obesos, pero que pudieran disfrutar de una buena comida.

Sus pelotas le dolieron cuando hizo una cita con un hombre y el tipo ordenó una ensalada y un vaso con agua. Comer sano era bueno, pero no tan al extremo, a él le encantaba comer postre, por supuesto… de preferencia de chocolate.

Yunho levantó la cabeza y miró al hombre debajo de él. Era impresionante. Su pelo rubio enmarcaba su cara en forma de corazón. Todos sus rasgos parecían delicados, su nariz como un botón y los labios abultados. Incluso su suave piel sin vello en la mandíbula era sexy.

Sus brazos parecían musculosos y contradecían la construcción delgada de su cuerpo. Su abdomen era plano, pero no musculosamente firme como el de Yunho. Lo que a Yunho más le gustaba era la falta de vellos sobre todo el cuerpo de Jaejoong. Ni siquiera tenía alrededor de su hermoso pene.

Después de verlo, Yunho sabía que estaría a favor de afeitarse… o depilarse con cera… o lo que hiciera falta para conseguir su piel suave sin vello. Era lo más sexy que Yunho hubiera visto nunca.

Yunho bajó con cuidado las piernas de Jaejoong sobre la cama y se liberó, jalando el condón usado y atándolo con un nudo antes de buscar un bote de basura y un paño limpio.

Cuando entró en el baño principal. Por un momento se sorprendió por lo extravagante que parecía. Una bañera muy grande, doble lavamanos y una ducha completa con un banco adentro. Era magnifica, incluso mejor que la suya.

Sacudiendo la cabeza, volvió a la habitación y rápidamente limpió a Jaejoong antes de dejar caer el paño al suelo y arrastrarse de vuelta a la cama junto a él.

Podía oír los suaves ronquidos que procedían de Jaejoong. Riéndose en voz baja envolvió sus brazos alrededor de él y lo atrajo hacia sí, acomodando la cabeza de Jaejoong en su pecho. Él podría acostumbrarse a esto.

Justo en ese momento, Yunho escuchó su teléfono celular sonando. Se agachó y lo sacó de sus pantalones, girándolo. ¡Maldita sea! Se suponía que hoy era su día libre.

Marcando el número que aparecía, él les dijo que estaría allí en treinta minutos. Él no quería ir a trabajar hoy. Quería quedarse en la cama con Jaejoong, pero si lo llamaban en su día libre, tenía que ser una emergencia.

Yunho se alejó de Jaejoong, de mala gana se acercó al lado de la cama, buscando su ropa. Una vez que él estuvo vestido buscó un pedazo de papel. Finalmente encontró uno en el estudio.

Escribió una nota y la dejó sobre la mesita de noche. Acomodó las mantas sobre Jaejoong se inclinó y lo besó suavemente en la frente.

—Estaré de regreso tan pronto como pueda, cariño— susurró.

Quería dejarle más que una nota y su número de teléfono. No se sentía bien dejar así a Jaejoong después de lo que habían compartido. Pero trabajo era trabajo y él tenía una obligación.

Negando con la cabeza dejó el departamento de Jaejoong y se dirigió hacia la planta baja. Del mismo modo abrió la puerta de la calle. Y vio una tienda de flores a mitad del camino. ¡Perfecto!

Bloqueando con una pequeña piedra la puerta corrió por la acera, volviendo unos minutos más tarde y subió corriendo por las escaleras. Él agarró la nota y la dejó sobre su presente y lo colocó en la almohada, junto a Jaejoong.

Satisfecho finalmente, él se fue a trabajar, con la esperanza de que volvería pronto.

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Jaejoong movió sus ojos lentamente para abrirlos. Podía ver a través de las persianas que estaba oscuro en el exterior. Debió haber dormido durante horas. Ya estaba finalizando la tarde, cuando Yunho lo había llamado.

¡Yunho! ¿Dónde estaba Yunho? Jaejoong se sentó y se volvió para buscarlo del otro lado de la cama. Sus ojos de inmediato aterrizaron en un ramo de rosas rojas acomodadas en su almohada con un pequeño trozo de papel encima.

Cogió el papel y lo abrió, sorprendido por las palabras que Yunho había escrito.

Lo siento, cariño, me llamaron del trabajo. Programé mi número de móvil en el tuyo. Cuando lo encuentres, llámame. Tal vez podamos cenar juntos… o probar la gran bañera que tienes.

Tuve un gran momento, Jae. Ahora que ya conseguimos pasar esto, ¿Qué tal si llegamos a conocernos mejor? Porque me encantaría convertirme en alguien constante en tu vida… ¿estás interesado?

Con Amor, Yunnie

Jaejoong apretó la nota contra su pecho y rodó en la cama riendo excitado. No solo Yunho quería volver a verlo, él quería llegar a conocerlo mejor. ¡Si, si, si!

Estaba tan feliz que podría gritar. Recordando lo que Yunho le había escrito, rápidamente llegó al lado de la cama para encontrar sus pantalones cortos, sacando su teléfono celular. Empezó a buscar a través de los números de sus contactos, sus ojos se entrecerraron con la nueva entrada.

No tenía nombre, solo la palabra novio y un número de teléfono. ¡Sí! Jaejoong volvió a dejarse caer en la cama, tapándose la boca con la mano cuando una risita se le escapó. Parecía un adolescente atolondrado Pero… ¡Hurra!

Jaejoong saltó de la cama, cogió las rosas que Yunho había traído para él y corrió a la cocina para ponerlas en un jarrón con agua. Puso el jarrón en la repisa de madera oscura de su chimenea. Sí, se veían bien allí.

Jaejoong no podía recordar la última vez que alguien le había regalado flores, además de su madre. Yunho parecía del tipo romántico. Bueno, él siempre podría esperar de todos modos.

Sabía que podía ser considerado como un romántico de corazón. A él le gustaba echar a perder al hombre con el que estaba… con pequeños regalos, llamadas telefónicas sin ninguna razón, sorprenderlo con un almuerzo en el trabajo. Incluso pequeñas notas solo para que supiera que alguien estaba pensando en él.

En todos sus años, Jaejoong aún no había encontrado a alguien tan romántico como él. Nadie parecía preocuparse más. Se les quitaba apenas echaban un polvo. Hmmm Yunnie ya lo había conseguido, y aun así había sido romántico. Jaejoong esperaba que no lo estuviera haciendo para hacer el amor otra vez.

Jaejoong se dio una rápida ducha, fue a vestirse. Él no podía decidir si ir sexy o conservador. Tenía ese gran par de jeans que se abrazaban a su trasero. Se veían muy bien con una camisa de algodón o con una camisa con botones.

Por supuesto, también tenía ropa más conservadora. Pantalones, camisas de vestir y mocasines. Él se veía bien en ellos también, pero no sexy. Bueno los jeans y una camisa con botones eso era.

Vistiéndose, se dirigió al cuarto de baño y se roció algo de colonia, con la esperanza de que a Yunho le gustara. Había sido un regalo de uno de sus amigos que hacía colonias y perfumes personalizados. Se suponía que era un aroma natural.

Cerrando la puerta de su apartamento bajó corriendo las escaleras y fue a la panadería y tomó una pequeña caja de pasteles de chocolate. Su mamá siempre decía que el camino hacia el corazón de un hombre era a través de su estómago.

Jaejoong no pudo evitar reírse cuando cerró la puerta de la panadería. Él tenía la profesión perfecta para llegar al corazón de Yunho.