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martes, 5 de enero de 2016

Día de Lavandería


Autora: be_ddelusionall
Género: AU, Romántico
Advertencia: Lemon
Traducción: JadeJung
Sumario:

Es el día de lavandería, y más que solo las secadoras de tamaño industrial hagan las cosas más calientes.


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Balanceé la canasta de ropa con mi cadera y cerré la puerta de mi apartamento. Solo me iré por unos minutos, pero mejor prevenir antes que lamentar. No sociabilizo mucho con mis vecinos tampoco. Quiero decir, está la vieja viuda a unas cuantas puertas que le gusta hacer dokkbokki para todos, y la pareja al final del pasillo con su bebé que siempre llora. Pero no sé sus nombres.

Apreté el botón del elevador y esperé mientras los brillantes números contaban lentamente hasta que marcaron el diecisiete y la puerta se abrió con un dingGracias al cielo, no había nadie en el ascensor. Presioné el botón del sótano. Me mudé aquí porque hay un cuarto de lavandería en el sitio.

Algunos días pareciera que el elevador tarda años.

Reajusto la canasta contra mi cadera a la vez que la puerta se abre. Lo único que odio del cuarto de lavandería es la máquina expendedora llena de chocolates, papitas y cosas que definitivamente no están en mi lista de comidas de “mantener la figura”. Suelo caer y comprar una barra de caramelo en el día de lavar ropa.

Mis ojos permanecen en la barra de mantequilla de maní de M&M y luego miro hacia adelante antes de correr hacia la canasta de la lavandería. Me resbalo ligeramente, dejo caer mi canasta y murmuro una maldición.

“¿Estas bien? Ven, déjame ayudarte.”

Levanto mi cabeza para decirle al chico que estoy bien, pero las palabras se quedan atoradas en mi garganta. Tal vez haya gemido. Dios, es hermoso. Piel bronceada, rostro pequeño y perfectamente esculpido con unos hermosos brillantes ojos. Cabello marrón claro, puntiagudo, y oh dios, hombros musculosos. Oh sí, he gemido.

Él frunció el ceño. “¿Te lastimaste la pierna?” preguntó alcanzando mi cadera. Me aparté porque si él me toca, tendré una erección.

“No, solo… torpe. Estoy bien.” Me sonrojé y me apuré en recoger mi desperdigada ropa. Oh dios, hay boxers por todos lados. No toques mi ropa interior, por favor no. El otro se para y se mueve hacia la única silla en la habitación, dejándome recoger mi ropa. Frunzo el ceño y me doy cuenta de que, sí, fui rudo.

Recojo la canasta y me dirijo a las lavadoras. Solo hay una abierta y maldigo de nuevo, decepcionado con el hombre por ser tan apuesto y acapararse todas las lavadoras. Quiero decir, en serio, solo hay ocho de ellas y demasiados inquilinos. Él no es el único que vive aquí. Bufo molesto y me muevo hacia la lavadora libre. Separo mi ropa, haciendo una pila de la ropa oscura primero, jeans, camisetas, boxers. Tengo por lo menos dos tandas, probablemente tres.

Estoy encantado, cierro mi puerta porque no dejaré mi lavado sin supervisión. Mis ropas son mis bebés.

Lleno la maquina con la ropa, agrego jabón y presiono inicio.

Hombre Hermoso está en la única silla. Suspiro de nuevo y me siento sobre el mostrador y me apoyo contra el cartel que dice, “Por favor no se siente en el mostrador.”

La lavadora al lado de la que estoy usando suena y el hermoso hombre se levanta. Aproxima la canasta cerca y lo veo mientras saca una pila mojada de medias blancas, camisetas sin manga y camisetas. Los traslada hacia las secadoras y enciende una con la ropa, y luego vuelve hacia las lavadoras.

Hay una canasta con ropa encima de la lavadora y él lanzaba ropa oscura en ella.

Pero… ¿cuánta ropa es que este hombre tiene?

Debió sentir que lo miraba porque me miró y sonrió. “¿Qué?”

Me encogí de hombros porque… “Al menos dejaste una secadora libre.” Asquerosa frase. Dios, soy un idiota.

No lo tomó como una ofensa y sonrió encantado. “Estaban todas ocupadas cuando llegué. Una vieja mujer estaba lavando en todas.”

Hice un gesto. “La mujer del cinco G, te apuesto.”

“Tuve que pedirle estas dos mientras ella estaba aquí y ella no estaba feliz por eso.”

“Pero…” hice un gesto hacia la que tenía mi ropa.

“Sería muy grosero tomar la última y no me importa. Es día de lavandería. Nada más que hacer.”

Mi corazón se agitó por su sinceridad. Caballerosidad, amabilidad, buen aspecto. Me pregunto si será millonario también.

“¿Eres nuevo en el edificio?” le pregunté.

“Estoy en el diecisiete.”

Sonrió como si esto nos diera algún tipo de conexión, pero no es definitivamente la conexión que yo quería ahora mismo.

Todas las demás lavadoras sonaron una tras otra, señalando su completado.

“Hey, hay espacio extra si quieres tirar algunas cosas,” dijo, señalando a la casi llena lavadora.

Mis cejas se levantaron de nuevo. ¿Qué le pasa a este hombre? ¿Y por qué todavía no está desnudo?

Salto fuera del mostrado y veo que está lavando cosas al azar, camisetas coloridas y medias y… boxers. Me sonrojo, pero murmuro un gracias y tiro algunas de mis camisetas. Está bien, luego solo tendré que hacer una pila más. Le doy la mitad de lo que cuesta la lavadora; él trata de rechazarlo y luego sonríe ante mi mirada.

“Bien,” dice riéndose y usa mi parte.

Vuelvo a mi sitio en el mostrador y saco mi iPhone, así no tengo que verlo. Él suspira y no levanto la mirada, inclusive cuando quiero. Escucho que se vuelve a sentar en la silla.

“Ese mostrador no es para sentarte, joven,” una vieja mujer dice. Levanto la mirada y es la mujer del cinco G, manos en sus caderas, labios fruncidos.

Salto fuera del mostrador. La mujer va hacia las secadoras y lentamente saca su ropa. Encuentro la mirada del otro y me sonríe, y trato de no reírme. Me paseo hacia la silla y me siento en la mesa que está cerca.

Él también está mirando a su teléfono. Memorizo las líneas de su rostro con mis ojos y me pregunto cómo sería hacerlo con mis manos. De repente bufa y me inclino un poco para ver la pantalla de su celular. Está viendo el capítulo de un drama que nunca he visto. Me sonríe y me ofrece un auricular. Lo tomo, teniendo que acercármele. Voltea la pantalla.

El hombre en la pantalla está esforzándose mucho por impresionar a una chica, pero él dice todas las cosas incorrectas y deslizándose sobre el barro que ha creado la manguera que sostiene la chica. Es linda, pero el actor es definitivamente mi tipo de hombre. Me encuentro sonriendo ante sus esfuerzos.
“Perversiones,” la mujer susurra.

Levanto la mirada molesto y ella nos mira, labios más apretados. Sé que estoy sentado cerca de otro hombre, pero no me di cuenta cuán cerca. Iba a mover mi pierna, pero él la agarró. Él la está viendo. Ella le devuelve la mirada y luego regresa a su lavandería.

Me volteo y nuestras miradas se encuentran, y dios, estamos horriblemente cerca el uno del otro, y esto era prueba de su propia sexualidad, o ¿es mi homosexualidad tan evidente que él solo está dando la cara por mí? De todas maneras, estoy agradecido. Odio a los homofóbicos, inclusive si son viejas señoras. Sus labios se contraen y me doy cuenta que los estoy mirando, e imaginándome qué hacer con ellos. Lamerlos, besarlos, volverlos rojos a causa de mordidas.

Me sonrojo y alejo la parte superior de mi cuerpo. No puedo ir muy lejos, solo el largo del cable del auricular. Y por otro lado, su mano sigue en mi muslo. No quiero irme lejos. Tomo una profunda respiración y me concentro de nuevo en la pantalla.
Él lo pausa y luego va hacia la lista de menú, pasando carpetas hasta que llega a una que dice, “Mis cosas”. Lo abre y jadeo, sorprendido ante la colección de videos porno. Porno gay. Mi pene se pone duro en solo tres segundos.

Baja la mirada hacia mi regazo y sonríe. Sus dedos vuelan hacia la pantalla a la vez que escribe, “Esto es lo que estaba viendo antes de que llegaras.”

Mis ojos se abren como platos y me volteo para verlo incrédulo. Levanta una ceja y luego toca la pantalla. Gemidos se empiezan a escuchar en mi oído. Muerdo mi labio para callar mi propio gemido. Sus dedos presionando mi pierna.

Los dos hombres en la pantalla están follando como locos. Hombres, más bien chicos. Con suerte estarán en sus veintes, pero dios, ellos son sexys. El pasivo tiene sus tobillos en sus manos, piernas bien abiertas. Su trasero está recibiendo el pene del activo, bien profundo cada vez. Y el pasivo está tirando de una cadena que se une a unos anillos en los pezones y a un anillo para el pene.

En realidad, me estoy quejando.

Él se ríe. “Si, el chico de este drama es un dolor en el trasero. Pero soy adicto a esto.”

Tengo la visión borrosa cuando lo veo. Estoy muy seguro que me vendré ni bien me toque. Le toma media hora a la mujer del cinco G para doblar su ropa. La lavadora suena señalando que mi ropa está lista y el otro se levanta antes de que yo lo haga. Él no está tan duro y mi boca se abre incrédula. Me sonríe mientras pone mi ropa en la secadora. Su ropa también está lista, así que también la añade a la secadora, ya que las secadoras son lo suficientemente grandes para dos pilas.

La mujer reclama una de las secadoras y dice, “Yo también necesito esa,” el chico comienza a poner mi ropa blanca dentro de la lavadora.

“Tienes seis de ellos,” él dice. “Esta es nuestra última carga.” Él usa su propio dinero para encenderla.

La mujer le gruñe. Él se tarda unos minutos en doblar su ropa, poniéndolas cuidadosamente en su canasta. Se inclina con su trasero hacia mí, y el gemido en mi oído surte efecto. Camina de regreso a mí con una mirada de depredador. Se lame sus labios y todo mi cuerpo se estremece.

“¿De qué me perdí?” pregunta a la vez que se sienta al lado mío.

Pestañeo ante él porque no he estado viendo el video. Él es más sexy que el trío que estábamos viendo. Miro hacia la pantalla y debo luchar para no ensuciar mis pantalones. El pasivo tiene un pene y un vibrador en su trasero y otro pene en su garganta.

“Um,” comienzo.

“Me encanta esta parte”, dice y se me acerca más, su brazo alrededor de mi cintura. Unos cuantos centímetros más y estaré en su regazo.

Le toma otros diez minutos a la mujer para poner toda su ropa en la secadora y luego comenzar siete cargas más.

Dios, y yo que creía que era un acaparador de ropa.

Ella nos mira una vez más con disgusto y luego deja el cuarto de lavandería.

Unos dedos me toman de la barbilla, volteando mi cabeza, y luego labios y lengua están en mi boca. El gemido que estuve reteniendo por los pasados treinta minutos explota de mí. Tira de mí y de manera poco agraciado caigo en su regazo. Su duro pene se siente contra mi pierna y me froto con otro profundo gemido.

Aleja su cabeza y sus manos suben mi camiseta, sus dedos trazando mis músculos. Por instinto, me acomodo sobre él hasta que mi trasero lo está montando, y luego muevo mis caderas. Su pene se presiona contra la curva de mi trasero. Sus manos empujaron hacia abajo mi sudor, hurgando dentro de mi bóxer. Su larga mano atrapó mi pene e impide que mi orgasmo llegue, recorriéndome, molestándome con cada caricia de su mano.

“¡Oh, mierda, dios!” grito, mis caderas yéndose para delante de nuevo. No puedo detener el orgasmo, por mucho que quiera. Es embarazoso estarme corriendo tan rápido, pero es tan malditamente caliente. Acuna con su otra mano mi cabeza y me corro en su mano, curvándome en su cuerpo, labios en su cuello, gritando mi liberación en su piel. Soy como una muñeca de trapo cuando me empuja alrededor y yo voy de buena gana, encontrándome de rodillas sobre la silla, mi cabeza descansando en el respaldo.

“¿Alguna protesta?” me pregunta mientras quita la humedad de mi mano.

Sacudo mi cabeza. “Fóllame, dios.”

De repente me doy cuenta de que aún hay gemidos en mi oído. Mis ojos encuentran la pantalla y ahora el pasivo está siendo doblado, sus muñecas atadas sobre su cabeza.

“Oh, dios,” jadeo y mis ojos se agrandan.

Dos dedos se presionan dentro de mí, usando mi propio semen como lubricante.

“No, no, yo… solo fóllame.” Prácticamente la noche anterior me estuve rasgando con mi vibrador, así que definitivamente no necesito tanta preparación.

“Que puta,” susurra.

Lo siguiente que entra a mi entrada es la cabeza de su pene. Empuja dentro antes de que pueda acostumbrarme a él, y lo tomo profundo, todo el largo hasta que nuestros cuerpos se amoldan. Frunzo el ceño ante la sensación de un condón; dios, los odio, pero al menos él piensa de manera recta. … O curva.

Sonrió a la vez que él empieza a moverse lentamente. Mis ojos se cierran con fuerza, abro mi boca, estoy seguro de que estoy babeando. Arremete contra mí de sorpresa, sacándome un lloriqueo.

“Dios, tu eres… mierda.” Está jadeando, como si no fuera a durar mucho tampoco, pero es mejor hacerlo rápido. Cualquiera puede entrar.

Mi pene esta duro de nuevo. Quiero masturbarme, pero no puedo. Él está penetrándome muy rápido. El eco suena por toda la habitación. Su cuerpo se sacude, tiembla, y luego hay labios en mi cuello, dientes muerden mi piel. Él llora, sacudiéndose, y luego jadeos a la vez que él llena el condón. Su cabeza se sitúa en mi espalda por un momento, y luego con un tirón y una respiración profunda, sale de mí, acomodando mi pantalón sobre mi trasero. Me hundo en la silla con un gemido mientras mi miembro se frota contra la tapicería.

Abro mis ojos, viéndolo cruzar la habitación. Se saca el condón de su hermoso pene y lo amarra antes de botarlo en un basurero. Mis dedos se cierran ligeramente alrededor de mi erección. Se voltea y me mira mientras camina de regreso a la silla, abotonando sus pantalones.

“Es posible que desees taparte,” dice.

Hago un puchero y luego digo, “Cúbreme con tu boca.”

Sonríe.

Ambos escuchamos la puerta del elevador abrirse, y con un suspiro, rápidamente me subo los pantalones.

“Deberás lavar esa ropa sudada,” dice. “¿Debería ponerlos en la lavadora para otra carga?”

Entiendo su indirecta y sonrío. “Sería una pérdida solo lavar estos. Si quieres, puedes venir a mi apartamento cuando terminemos, y veré si mis sábanas necesitan ser lavadas.”

“¿Y si no?”

“Entonces las ensuciaremos.”

Se agacha para besarme, pero el sonido de pisadas se detiene. La vieja mujer está de vuelta con otra carga de ropa. La secadora suena y el chico se para rápidamente. Lo vacía, ignorando a la vieja mujer que está oliendo. Débilmente escondo mi risa. Dobla nuestra ropa, dejando la mía en una pila sobre la mesa, y luego tira mi ropa blanca a la secadora. De nuevo, pagando por ello.

“Te veo arriba, bebé,” me dice y me guiña el ojo.

Suspiro y me acomodo en la silla. Dejó su iPhone. Me pongo ambos auriculares y me hago bola sobre la silla. Los chicos aún están follando, pero necesito calmarme. Lo detengo y navego por sus carpetas.

Encuentro el nombre del joven en una carpeta de mensajes. “Jung Yunho,” susurro. Nombre sexy. Todo sexy. Sintiéndome invasor, pero sin importarme, leo unos cuantos correos y me doy cuenta de que es un modelo. Tiene una sesión de fotos en dos días. Encuentro una carpeta con sus fotos de una revista y de publicidad. Su cuerpo es absolutamente perfecto.

“Kim Jaejoong, eres el hijo de puta más suertudo del mundo,” me susurro a mí mismo.


ξζςξζςξζςFinξζςξζςξζς

11 comentarios:

  1. Wow wow wow! Es lo único que se me viene a la cabeza después de leer esto, lo ame por completo!

    Y aunque la abuelita no me cae por ser tan acaparadora, la quiero porque dejo que el yunjae se conozca 7u7r

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  2. Eso fue muy ardiente, pinche vieja homofobica era que los pille ja ja aj , pa que se traume je je, me gusto mucho gracias

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  3. jajajaajajja que corta nota la señora, me encanto!!
    Jaejoong y Yunho fueron demasiado sexys y atrevidos, a veces eso es genial!!
    muchisimas gracias

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  4. Que sexis y fascinantes son Jae y Yunho.

    Gracias!!!

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  5. me encanto el fic hermoso super xevere

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  6. demasiado atrevidos que tal si la señora esa los cacha se infarta la pobre de la impresión pero creo que si ensucian esas sabanas
    GRACIAS por compartir

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  7. omooooo lo mega adoré!!!Es demasiado bueno!!! De verdad que nuestro JJ tiene demasiada suerte

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  8. wooo eso si que es un encuentro súper hot en la lavandería solo que la viejita le gustaba interrumpir jajaja pero la seguían en el sepa y sierra condenadamente suertuda Jaejoong
    Gracias me encanto

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  9. Esta buenisimo este one shot .... Fresco wow!!! .. Asi nomas se conocen, de traen ganas y se enrrollan alli mismo....mas sexy!! Me encanto, u.u quiero saber como van a ensuciar sus sabanas Graciassss!

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  10. Eso fue wow jajja q bien se van a divertir mas jejejwj e y jae q no queria socializar jaj ah ah

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  11. Definitivamente jae es un suertudote ahhhh!!!! Estupido y sensual yunho quien no caeria con semejante hombre, gracias estuvo genial ;)

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