Capítulo 14

Por la mañana decidí que necesitaba dejar de estar tan afectado por Yunho, después de todo, nosotros no nos habíamos ni siquiera comprometido para algo muy largo. Me sentía estúpido por estar tan afectado por algo tan trivial, después de ver a Hyunjoong llorar por su madre. Eso era verdadero dolor, era algo que afectaba, no una relación que apenas había comenzado. No había que yo pudiese hacer sobre Yunho ahora, claro que me encantaría verle de nuevo y tenerlo besándome y abrazándome.

Estaría mintiendo si dijese que quisiera que él me dijera que estaba rotundamente equivocado y que podíamos estar juntos. Antes de que todo esto sucediese yo estaba totalmente loco por él y podía verme enamorándome perdidamente. Si las cosas hubieran salido bien, si hubieran continuado como iban, podría decir que él era el amor de mi vida, pero había terminado y necesitaba dejar de estar tan obsesionado con ello.

Sería difícil viéndole cada día, pero necesitaba intentarlo y distanciarme de él un poco y comenzar a verle sólo como un simple profesor.

Cuando Su dejo el auto en el estacionamiento el lunes por la mañana, me sentía mucho más positivo de lo que lo había estado toda la semana pasada. La detención en el almuerzo había terminado, así que sólo tendría que ver a Yunho en sus clases, pero aun así decidí centrarme en el trabajo en vez de derretirme por él. El aniversario de la muerte de la madre de Hyunjoong dio totalmente vuelta un punto de vista para mí, de algún modo hizo que todos mis problemas se volvieran casi insignificantes. 

Seguí a Su al vestíbulo y paramos delante de nuestros casilleros, cogiendo los libros de la mañana. De la nada alguien me agarró desde atrás. Mi corazón se tambaleó y chillé del susto saltando en el aire. Me giré y vi a Hyunjoong riendo.

-¡Qué gracioso!– murmuré, golpeándole en el estómago con mi cuaderno.

Él sonrió y echó su brazo sobre mi hombro.

-Lo siento, no he podido resistirme.

Eché una mirada a sus pies para ver si llevaba sus nuevas zapatillas que elegimos ayer.

-¿Te quedan bien?– pregunté señalándolas.

Ayer había sido divertido. Era fácil, natural tener a Hyunjoong alrededor, y aunque desperté a su lado por la mañana, no me sentí para nada incómodo. Deseé calladamente poder sentir algo por Hyunjoong, pero no lo hacía. No había ninguna chispa. Yo quería de verdad a Hyunjoong, pero no de ese modo, no como un novio debería. Pensé que lo amaba en el tiempo que estuvimos juntos, pero después de estar con Yunho me di cuenta que no lo hacía, después de saber lo que se siente estar en ese tipo de relación, hacía ver que lo que tuvimos con Hyunjoong fue algo inmaduro y sólo un poco de diversión.

Él asintió –Sí– Confirmó –Son perfectas.

Le sonreí, el timbre sonó y él se apartó de mi –Chicos, los veo en el almuerzo– dijo mientras se dirigía en dirección opuesta a dónde íbamos Su y yo.

Cuando se fue, levanté de golpe la cabeza y vi a Yunho mirándome. Un ceño arrugaba su frente. Cogí mi último libro y caminé con Su hacia el gimnasio. Cuando nos cruzamos con Yunho, sonreí intentando ser educado.

-Buenos días, Sr Jung– saludé intentando sonar seguro de mí mismo, aunque mi estómago estaba repleto de mariposas.

Él se movió incómodamente sobre sus pies –Buenos días ¿Tuvieron un buen fin de semana?– Él sonrió, pero me parecía forzado.

Su se paró junto a él, lo que significaba que yo tenía que hacer lo mismo. Él estaba increíblemente guapo con sus jeans y su jersey azul claro. Su colonia llenó mis pulmones y al hacerlo el ritmo de mi corazón se alteró. ¡Santo Dios, huele como para comérselo! Fingir que no estoy loco por él es más difícil de lo que pensé.

-Estuvo bien, nada especial– respondió Su, encogiéndose de hombros.

Yunho volvió su atención hacia mí.

-¿Y usted, señorito Jaejoong? ¿Cómo le fue en la cita del viernes por la noche con el hermano de su ex?- Sus inquisitivos ojos casi negros taladraron en los míos.

-No fue una cita– aclaré –pero fue bien, gracias– intenté no enfadarme otra vez. La última vez terminé tirándole una mirada de odio.

-¿Cómo sabe que salió con el hermano de su ex?– preguntó Su bruscamente.

Yunho le sonrió con suficiencia.

-Recuerdo bien lo que dijiste, algo de recuperar a su ex pasando por encima de sus hermanos.

Él rio avergonzado –No es el estilo de Jaejoong– Me dio un codazo de broma en las costillas –Aunque él sea caliente como el infierno – añadió, guiñándome un ojo.

Fruncí el ceño y apreté la mano de Su -Basta de hablar de mi inexistente vida sexual. Vamos a clase antes de que lleguemos tarde.

-Señorito Jaejoong ¿Cree que podamos tener unas palabras en la hora de la comida? Después de que haya comido está bien– Chilló Yunho cuando nos marchábamos.

Susurré asintiendo –Claro.

Genial, otro sermón sobre no salir con su hermano.

Justo lo que me faltaba.

La mañana pasó rápidamente. Incluso me las arreglé pasa pasar toda la clase de gimnasia sin lesionarme. Cuando sonó el timbre de la comida, me dirigí a la cafetería cogiendo un sándwich de atún mirando entre las bebidas, intentando encontrar un jugo de naranja, pero no había ninguno. Fruncí el ceño y en su lugar cogí un jugo de manzana, haciendo un puchero mientras iba a pagar.

Después de pagar di la vuelta, sólo para darme de frente con Yunho. Miró mi bandeja ceñudo.

-Pensé que te gustaba el jugo de naranja– murmuró.

Encogí los hombros –Así es, pero no había.

Él sonrió y puso sus ojos en blanco –Toma, bonito.

Puso su botella de jugo en mi bandeja y cambió el mío de manzana. Sonrió y se volvió para marcharse sin decir más. Dejándome asombrado.

¿Bonito? ¿A qué demonios venía eso?

¿Por qué me ha llamado así?

¡Toda la puta semana ha estado llamándome: Señorito Jaejoong!

Este tipo es sorprendentemente complicado a veces.

Quizá debería hablar con él. 

Suspiré cuando me dejé caer en la mesa con mis amigos. Intenté con fuerza escuchar sobre qué demonios hablaban, pero mi condenada mente no podía dejar de pensar en Yunho, aunque yo no quisiera.

Apenas comí. Sólo destrocé mi sándwich y piqué un poco. Puse mala cara. Supongo que no lo puedo aplazar más. Hora de recibir el sermón. 

Su meneó sus cejas –Quizá quiere encerrarte en su pequeño despacho y violarte contra el escritorio– Bromeó. Me reí con incredulidad. Las posibilidades eran una en un millón.

–Nunca se sabe– bromeé, poniendo mis ojos en blanco. Tiré mi comida a la basura y me dirigí a su aula.

Estaba sentado en la mesa, cuando llegué. Golpeé en la puerta y su cabeza se alzó para mirarme.

-¡Hola!– Sonrió, una buena sonrisa además. Una de esas que antes recibía de él ¿Por qué está haciéndome eso? Esta mañana he decidido hacer un verdadero esfuerzo para dejarlo ir y entonces ¿Él empieza a sonreírme y trátame de ‘’bonito’’ otra vez? La vida no es justa.

-Hola ¿Querías verme?– miré alrededor incómodo.

Él asintió -¡SÍ! Cierra la puerta– Frunció el ceño y se recostó en su silla.

Suspiré ¡Sabía que esto iba a ser algún tipo de sermón! Cerré la puerta y me encaminé hacia su mesa, esperando a que me gritara o me ordenase dejar de ver a Hojun. Fruncía el ceño, pareciendo mirar a  cualquier parte menos a mí, cuando dijo:

-Lo siento por lo que dije el viernes con Hojun... no debería haberlo hecho y estoy realmente arrepentido.

Espera.

¿Se está disculpando por ello?

Qué dulce.

-¿Por qué lo hiciste entonces?– pregunté confuso. Eso me había estado fastidiando todo el fin de semana. Si el Yunho que conocía era una buena persona, no comprendía como se había convertido en todo un estúpido en menos de una semana.

Suspiró y agitó su cabeza –Sin motivo. Sólo enloquecí un poco porque sé cómo es Hojun. Creo que un chico como tú, no debería mezclarse con alguien como él.

Me senté en la esquina de la mesa y miré el techo -¿Un chico como yo?

-Sí, inocente, dulce, adorable. Tú eres demasiado bueno para los gustos de Hojun. Usa a los chicos y chicas. No quiero que eso te ocurra a ti– dijo en voz baja. Su pierna tocó accidentalmente la mía y sentí dentro burbujear la excitación, como cuando él estaba cerca.

-No soy inocente– Dije coquetamente.

Él rio –Oh, eso lo sé– Me sonrió a sabiendas. Sonreí y me sonrojé cuando pensamientos bombardearon mi cerebro –Sonrojado otra vez, eso es muy lindo– Dijo mientras agitaba su cabeza, su cara dulce y tierna cuando me miraba.

No sabía que decir, así que no dije nada. Sentado allí mirándole. Sus hermoso ojos negros como un abismo me atraparon nuevamente; tenía ganas de besarlo que a duras penas me pude quedar sentado.

Él suspiró y apartó la mirada –Entonces ¿Cómo van las clases?– preguntó, obviamente quería cambiar el tema de nuestros hábitos sexuales.

Me encogí de hombros –Sí, bien. En realidad, creo que irá bien. Hyunjoong va a darme clases particulares dos días a la semana.

-Está bien, si necesitas ayuda o algo entonces puedo repasar algunas cosas, pero tendremos que hacerlo en la biblioteca o algo así.

Él fruncía el ceño pareciendo un poco irritado por algo.

-¿Por qué en la biblioteca?

-Porque no me gusta estar a solas contigo.

Se levantó. Recogiendo sus papeles bruscamente.

¿Qué?

¿No le gusta estar a solas conmigo?

¿Por qué?

-¿Por qué no?– pregunté

Suspiró y me miró como si yo fuese tonto -¿Tienes qué preguntar?– espetó sarcásticamente.

-Obviamente, si no, no te hubiera preguntado.

Suspiró dramáticamente –Olvídalo. Ve a disfrutar del resto de tu tiempo libre antes de que suene el timbre. Tengo que preparar y poner este escrito en la pizarra de todas formas.– Se encogió de hombros y fue hacia la pizarra electrónica detrás de su mesa. Cogiendo un rotulador y escribiendo un tipo de ecuación que habíamos estado estudiando Hyunjoong y yo.

Pero me negaba a salir del aula sin que me respondiera. Estaba harto de preguntarme qué pasaba por su estúpida cabeza.

-¿Por qué no te gusta estar a solas conmigo?– pregunté, agarrando su brazo y tirando suavemente intentando que me mirara otra vez.

Se giró tan rápido que me hizo saltar. Su brazo rodeando mi cintura mientras me movía tanto que mi espalda fue apretada contra la pizarra. Apretó su cuerpo contra el mío; su cara tan cerca de la mía que gemí. Su respiración entraba a través de mis labios haciendo mi boca agua. Apenas podía respirar.

Su mano rozó mi mejilla mientras movía lentamente su cara hacia la mía.

¡Oh, Dios mío va a besarme! 

-Este es el por qué– balbuceó. Su boca estaba tan cerca que sus labios rozaron con los míos cuando habló. Me quedé sin aliento y cerré los ojos, tan emocionado que pensé que me rompería. De pronto la presión y la calidez de su cuerpo se ausentó. Abrí los ojos confundido por lo que había sucedido. Yunho estaba un paso de mí con sus manos agarrando su pelo. Tenía una adolorida y enfadada mirada en su rostro. –Tienes que irte.

-¿Por qué?– susurré un poco herido. No quería irme. Él estaba tan cerca y lo necesitaba. Todo de mí lo necesitaba rotundamente.

-Porque necesito que te vayas. Tengo cosas que hacer– Su tono era firme y definitivo mientras caminaba hacia la puerta y la abrió. No me miró mientras esperaba a que me marchase.

Sentí que mis ojos se iban a desbordar de lágrimas en cualquier momento ¿Cómo hace eso? Estábamos a punto, tan cerca de besarnos y él me deja así. No es justo. No lo es en absoluto ¿Cuánto más tendría que sufrir? Quería llorar, tirarme en el suelo y llorar como no lo había hecho. Salí rápidamente de la clase. Estúpido imbécil.

Realmente necesito dejar de pensar en él. No es el más ardiente, el tipo más serio con el que me he encontrado alguna vez. Ummm quizá si lo repito mil veces, empezaré a creérmelo.

Estuve todo el resto de las clases pensativo acerca de lo que Yunho había dicho ‘’Este es el porqué’’ ¿Quiso decir que era porque quería besarme o porque él sabía lo que sentía por él y no quería animarme? No podía sacarme de la cabeza lo cerca que habíamos estado de besarnos. Suspiré y sacudí mi cabeza.

El timbre sonó y señaló el final de la clase, gemí. Me encantaría hablar con él sobre nosotros y hacerle decirme qué demonios quería decir tratándome así ¿Aun quería estar conmigo aunque yo sea un estudiante? ¿Eso era lo que quería eso?

-Jaejoong ¿Vienes o no?– Su río golpeando mi codo que estaba sujetando mi cabeza. Mi cabeza cayó, rápidamente me las arreglé para sujetarme antes de que mi barbilla golpeara la mesa. Rio enloquecido y agitó su cabeza. –Enfermo de amor, Jaejoong, es tan divertido.

Exasperado puse los ojos en blanco –Vamos entonces, vamos a probar y ver si las habilidades de Hyunjoong con las clases particulares son peor que yo cocinando para él– Enlacé mi brazo con el suyo y fuimos tranquilamente a clase.

-Entonces… ¿No hay nada entre los dos? ¿Sólo amigos?– aclaró, mirándome con curiosidad.

-Sólo amigos– confirmé.

Suspiró mirándome con tristeza –Es una pena porque él siempre era tan dulce contigo.

-Sé que lo era, pero no podía funcionar  y no podía seguir así– Admití. Su  y yo hablamos mucho del tema antes de terminar con Hyunjoong. Él pensaba que debería haber continuado con él, que el amor a veces crece. Él pensaba que deberíamos haber seguido saliendo y que me enamoraría con el tiempo. Sin embargo no habría sido capaz de hacerle eso. Hyunjoong ya estaba loco por mí y quedarme con él por la posibilidad de enamorarme no habría sido justo para él de ningún modo. Merecía algo mejor que eso.

-¿Y tú? ¿Qué me cuentas? ¿Hablaste con Yoochun ya?– pregunté, sabiendo que si traía a colación su largo encaprichamiento cambiaría para hablar de él y cambiaría el tema de mi vida amorosa.

Suspiró soñadoramente –No, no todavía ¿Lo viste esta mañana? ¡Wow!  Él se ve tan guapo de azul. Creo que el azul es su color– Movió la cabeza riendo.

Reí y puse los ojos en blanco –Pensaba que habías dicho que el negro era su color.

Sonrió abiertamente –Lo hice, ayer. Debo admitir que él se ve bien con cualquier color. Cualquier color que lleve es mi color favorito del día.

Su estaba totalmente loco por Park Yoochun desde primer curso, pero nunca le había hablado ni una sola vez. Para empeorarlo, cuando él estaba cerca, parecía que se iba a derretir, parecía un idiota. Yo no sabía realmente cómo Su podía tener una personalidad tan extrovertida, pero a la hora de hablar con él, era un asco, un completo asco. Se escondía en su caparazón.

-A nadie le quedan bien todos los colores, estás siendo parcial– dije, entornando los ojos. Bueno en realidad, pensando en ello. Todavía no he visto a Yunho con un color que no le vaya.

Lo empujé dentro de la clase y todavía Yunho no llegaba.

-Vamos, cojamos un asiento– Miré entorno y sólo habían dos asiento justo adelante. ¡Maldita sea!  No quiero sentarme todo el tiempo al frente de él. No puedo, simplemente no sé si pueda resistir.