─Calle
Sexta con la principal. ─Dijo el conductor del autobús.
Jaejoong
estaba contemplando la oscuridad que había fuera de la sucia ventana. A su
alrededor los otros pasajeros estaban congelados en sus asientos como ovejas
aterradas que no quieren ser llevadas a un destino concreto. Todo el mundo
sabía que la Sexta era donde iban todos los desviados. Era donde podías
conseguir una mamada si ibas al baño correcto del local correcto. Donde los
hombres iban vestidos con cuero negro y cadenas, esperando a chuparte o
follarte, o a ser follados. Cualquiera que fuera la preferencia, lo retorcido
que fueran los deseos, lo podías encontrar en la Sexta, o eso es lo que Jaejoong
había escuchado.
Cobardes,
pensó contemplativo, mirando a su alrededor las caras ansiosas.
Pero
sabía que no era el elemento gay lo que mantenía a los pasajeros pegados a sus
asientos. Había otras cosas que rondaban por esta parte de la ciudad – a una parada
más de bus, para ser precisos. La Séptima con la principal – el barrio carmesí,
como le llamaban.
Vampiros.
El simple pensamiento le producía una ola incómoda de adrenalina y miró de
nuevo a través de las ventanas, como si pensara que uno de Los Perdidos pudiera
aparecer bajo las luces de neón. Los vampiros se mantenían siempre en el barrio
de la calle Séptima. Mientras te mantuvieras alejado de esa zona, no te
molestarían. Era el mejor compromiso al que habían llegado con el alcalde, y
para darles algo de crédito, todavía no habían cruzado el límite. Demasiados
humanos curiosos estaban dispuestos a convertirse en presas, así que los
vampiros nunca tenían sed.
Y
de todas maneras, se recordó a sí mismo, no eran los vampiros lo que le
interesaba. Se había subido al bus que iba hasta la Sexta por un motivo. Para
descubrir si era… Marica. ¿Eres marica, chico? ¿Eres un mariquita? Las
bruscas palabras de su padre resonaban en la cabeza de Jaejoong como campanas y
su mandíbula se tensó.
Si
hubiera escondido su libro de bocetos mejor. Si el viejo no hubiera rebuscado
en su habitación, buscando Dios sabe qué. Quizás pruebas de que su hijo fuera
gay, o quizás algo que lo refutara. Si esperaba encontrar ejemplares de Playboy
o Hustler escondidos bajo la cama, se había decepcionado. Todo lo que encontró
fueron dibujos con desnudos – desnudos de hombres – todos hechos por su hijo.
Sensible,
artístico, creativo. ¿No eran esas palabras sinónimos de marica? Jaejoong sabía
que su padre estaba decepcionado porque no estaba en el equipo de fútbol de la
universidad como él había estado en su juventud. Pero midiendo metro setenta y
tres, no podría ser un delantero, y aunque tal vez su cuerpo estaba hecho para
los deportes, su cara le hubiera descartado de inmediato. Pelo espeso, negro,
ojos negros, gigantes, y una boca rosada era lo que reflejaba el cristal del
autobús. Guapo no era la palabra que le describía, más bien era hermoso. Había
llevado ese peso toda su vida.
Pero
hermoso o no, había salido con chicas, incluso había besado a algunas.
Demonios,
una chica de un curso más, Song Ji Hyo, la puta de la clase, había estado con
él una vez detrás de las gradas. Había sido una experiencia decepcionante, pero
al menos una heterosexual, y Jaejoong no tenía ganas de repetirlo. Le gustaban
las chicas. Podían ser muy buenas amigas, sus confidentes, y era más fácil
estar con ellas que con los machos llenos de testosterona que había en los
pasillos del instituto. Pero… no servían para mucho más, en su opinión.
Aun
así, solo porque tuviera poco interés en el sexo opuesto no quería decir que
fuera gay, ¿Verdad? Lo que necesitaba era un viaje al lado salvaje – solo una
experiencia con otro tipo – un hombre, esperaba. Alguien más mayor, con más
experiencia. Alguien que le pudiera mostrar cómo hacerlo. Entonces lo sabía.
Saberlo era mejor que no saber nada, o eso se decía a sí mismo.
¿Eres
marica? Las palabras de su padre le golpearon de nuevo, como una aguja
caliente en su cerebro. ¿Bueno, lo eres?
─No
lo sé, papá. ─Murmuró bajo su aliento, mirando las luces de neón de la calle
Sexta por la ventana. ─Pero supongo que lo averiguaré.
─Calle
Séptima con la principal. Todo el mundo que vaya a la Séptima con la principal
que se baje ahora. ─La voz del conductor interrumpió sus pensamientos.
Séptima
con la principal, ¡el barrio carmesí! Había pasado tanto tiempo sentado auto-compadeciéndose
que se había saltado la parada de autobús. Ahora había ido demasiado lejos.
Un
hombre de pelo gris sentado frente a él quitó su vista del periódico y le miró
con sorpresa bajo sus gafas. ─¿Te vas a bajar aquí? ─Le preguntó a Jaejoong, quién
se levantó.
Jaejoong
juró de nuevo, en voz alta. ¿Bajarse o quedarse? ¿Arriesgarme con los peligros
de la Séptima para volver a la Sexta o sentarme como un buen cordero hasta el
final de línea para coger el bus que me lleve a casa? Casa, donde su padre estaba
esperando para preguntar dónde había estado. Y no lo olvidemos, y con quién.
La
imagen decidió por él. Un montón de vampiros no dan tanto miedo como la cara de
su padre, medio decepcionado, medio furioso mientras preguntaba, tratando de
averiguar dónde, por qué, con quién y cuándo.
─¿Séptima
con la principal? ¿Alguien? ─dijo el conductor, un hombre negro viejo con ojos
amarillos, le miraba desde el retrovisor.
─Sí.
–Dijo Jaejoong, moviéndose hacia la parte delantera del bus─. Yo. Me bajo aquí.
─Es
un suicidio. ─Dijo el conductor, con nada de excitación en su voz─. ¿Estás
seguro?
─
Lo estoy. ─Jaejoong se acercó a las puertas y esperó a que se abrieran.
─Como
quieras. ─Dijo el conductor, y antes de que pudiera darse cuenta, Jaejoong
estaba en la esquina de la Séptima con la principal, mirando como desaparecía
el bus en la distancia.
La
Séptima no estaba tan iluminada como la Sexta, notó, metiendo sus manos en los
bolsillos de su chaqueta y temblando cuando el frío aire le golpeó. De hecho,
estaba muy oscura, incluso las farolas estaban apagadas o quemadas. La ciudad
no les pagaba a los trabajadores para venir al barrio carmesí a cambiarlas y a
los vampiros no les importaba. ¿Por qué deberían? Se rumoreaba que podían ver
igual de bien con luz que en plena oscuridad.
Las
luces de neón de la Sexta estaban ante él, a solo una manzana. Las luces de la
experiencia, de la sabiduría.
Jaejoong
movió los hombros, metió hasta el fondo sus manos en los bolsillos de su
chaqueta vaquera y anduvo rápido. Al otro lado de la oscura calle, veía
carteles de color rojo brillante. Barrio Carmesí, Casa del Dolor, Bajo el
Colmillo, y Deseo de Sangre, pasó de largo ante todos. Estaba más interesado en
los clubs de baile y de cuerdo de la Sexta que en los oscuros y peligrosos
bares de sangre de la Séptima.
No
me incumben, Jaejoong se dijo a sí mismo manteniendo la barbilla alta. Solo
aléjate de los bares y sigue andando. La señal verde que indicaba la calle
Sexta apareció ante él y sintió una ola de alivio y confianza. Después de todo,
no era como si los vampiros pudieran aparecer en mitad del aire ¿Verdad?
─Hola,
pequeño. ─Una profunda voz que parecía venir de todas y de ninguna parte a la
vez. Jaejoong se detuvo en seco, lo tuvo que hacer para no tropezarse con el
alto y delgado hombre que apareció de pronto ante él.─¿Vas a alguna parte?
─Preguntó el hombre, sonriendo ampliamente dejando ver un par de colmillos,
largos y afilados. Un vampiro, uno de Los Perdidos. Jaejoong nunca había visto
uno antes y parecía justo como se lo había imaginado. Oscuro, extraño, maligno.
Tragó
saliva y escuchó un crujido en su cuello. Su boca estaba seca y su corazón
latía tan fuerte que sentía como su cuerpo entero se estremecía. El delgado y
alto vampiro iba vestido de negro y tenía el pelo corto, negro. Parecía un
simple chico estudiante, pero había algo en su cara que mostraba una fuerza
malvada y brutal.
Tranquilo,
se dijo Jaejoong a sí mismo. Dile que no estás interesado y márchate. ─Voy a la
Sexta ─dijo, moviéndose para rodear al alto vampiro─. Discúlpeme, por favor.
─Sonaba ridículamente educado, pero no había que hacer enfadar a las criaturas
que sabías que podían cenarte si querían.
─No
lo creo. ─El vampiro se movió para bloquearle el paso antes de que pudiera
avanzar en esa dirección─. Eres un trozo de carne demasiado blando para la
calle Sexta, querido. Tus gustos pertenecen a la Séptima – aquí con nosotros –
en el barrio carmesí.
─Por
favor ─Jaejoong retrocedió, casi tropezándose─. Me... me bajé en la parada de
bus equivocada. No quería venir hasta aquí.
─Qué
lástima. Ahora estás aquí. ─El vampiro sonrió más y se inclinó hacia el cuello
de Jaejoong. Su aliento era frío y aterrador – un olor de sangre– como huele la
carne recién cortada de algún ser vivo.
Jaejoong
trató de apartarse, pero el vampiro lo tenía sujeto por el brazo y era
terriblemente fuerte, y parecía estar por todas partes. No importaba hacia
donde se moviera Jaejoong, no podía escaparse. Iba a morir ahí, con las luces
de la calle Sexta riéndose de él, sin siquiera averiguar la verdad sobre él
mismo.
─Tan
dulce, querido. ─Siseó el vampiro. Los afilados colmillos rozaron la carne de
su cuello, haciendo brotar gotas de sangre y notó el terror, cálido y pegajoso,
en el fondo de su garganta. Desaparecía de la faz de la tierra sin dejar
rastro. Su padre probablemente se alegraría de ello.
─Deja
que el chico se marche, Siwon. ─Una profunda voz sonó por encima de los latidos
de su corazón en sus oídos. Bruscamente, el aliento de la criatura fue
reemplazado por aire frio sobre su cuello. Jaejoong suspiró aliviado, sintiendo
que estaba a punto de hiperventilar.
─Esto
no es asunto tuyo, Yunho. ─El delgado vampiro todavía le estaba sujetando, con
un brazo rodeando su cuello, pero había una innegable tensión en su tono de
voz.
─Ahora
sí. –El que había hablado se hizo visible: un hombre alto con pelo castaño, de
piel morena y ojos avellana apareció en la oscuridad. Iba vestido con unos vaqueros
desgastados y un jersey de color crema que enfatizaba el ancho de sus hombros.
Su expresión era firme, determinada─. El chico ha dicho que no quería venir
aquí, no es juego limpio. Deja que se vaya.
─Demasiado
tarde. ─Una fría lengua pasó por encima de las heridas de su cuello y Jaejoong
se estremeció de asco─. Ya le he probado. ─Dijo el vampiro llamado Siwon.
─Le
he marcado como víctima, es mío.
─¿Quieres
ir con él?
Le
tomó a Jaejoong un minuto darse cuenta de que el hombre de pelo castaño y
anchos hombros hablaba con él. Sin decir palabra, sacudió negativamente la
cabeza.
Quería
decir algo más definitivo, quería gritar NO a pleno pulmón, pero su lengua
estaba congelada en su boca.
─No
te quiere, Siwon. No te ha escogido. ─Dijo el hombre llamado Yunho. ─Suéltale o
tendrás que sufrir las consecuencias.─
─Te
mostraré tus consecuencias. ─Gruñó Siwon. Soltó a Jaejoong y se tiró a por el
hombre. Hubo una mancha borrosa mientras Yunho se apartó. Jaejoong miró, con
los ojos abiertos e incapaces de moverse, una pelea tan rápida que casi era
imposible de seguir con la mirada. Casi no tuvo tiempo de caerse antes de que
terminara.
─Ya
está. ─Yunho apareció ante él, quitándose el polvo del jersey y respirando
normalmente. No había señales de Siwon. Tan pronto como había aparecido, se
había marchado, ante el gran alivio de Jaejoong.
─Yo…
tú… gracias. ─Consiguió decir, mirando la cara de su salvado.
─De
nada, pequeño. ─Yunho le sonrió─. Ahora voy a mirarte el cuello.
Antes
de que Jaejoong pudiera protestar, unas fuertes manos inclinaron su cabeza
hacia un lado dejando expuestos los arañazos que había hecho el vampiro. Le
hacía sentirse vulnerable mostrar su cuello así, pero no de la horrible forma
que había sentido con el asqueroso toque de Siwon.
─Esto
no es bueno. ─Yunho fruncía el ceño─. Siwon realmente te ha marcado.
─No
sé lo que eso quiere decir. Solo quiero ir a la calle Sexta. ─Jaejoong le miró
rogante─. Quiero olvidar lo que ha sucedido. Juro por Dios que nunca más pasaré
por aquí.
─No
importa si pasas o no, la marca de Siwon atraerá a otros vampiros hacia ti. No
estarás a salvo en ningún lugar de la ciudad. ─Yunho sacudió la cabeza─. No
puedo arreglar esto aquí. Tendrás que venir a casa conmigo.
Jaejoong
le miró. Ser invitado a casa de un hermoso hombre desconocido era exactamente
lo que esperaba, pero no de esta manera.
Quería
adquirir algo de experiencia, algo de conocimiento propio, no primeros auxilios
de un buen samaritano - y probablemente heterosexual –hombre que pasaba por el
barrio Carmesí en el momento justo para rescatarle. Además, ¿Qué sabía
realmente sobre este tipo? Yunho no le dejó tiempo para decidir. Cogiendo a Jaejoong
de la mano, le llevó hasta una calle lateral y se adentraron en el barrio.
Antes de que pudiera protestar, estaban delante de unas escaleras que bajaban
hasta una puerta.
─Espera
un minuto. ─Soltó su mano de la de Yunho, mirando el subterráneo lugar
─¿Qué
es este lugar?
─Mi
casa. ─Yunho se giró para hacerle frente─. Me estoy arriesgando al traerte
aquí, sabes… ─Frunció el ceño─. ¿Cuál es tu nombre, a todo esto?
─Kim
Jaejoong. Pero no quiero…
─No
es lo que quieres o no, es sobre limpiar la marca y ponerte a salvo. ─Yunho le
empujó por las escaleras. Y antes de que pudiera darse cuenta, Jaejoong
atravesó una puerta hacia una pequeña, cálida e iluminada habitación.
No
era un apartamento muy estilado o caro, pero los muebles y las llamas que lo
iluminaban desde la chimenea lo hacían parecer acogedor. Las paredes, de color
amarillo dorado, estaban llenas de estanterías. Vio que había una alfombra roja
desgastada, pero limpia en el suelo de madera. Un perro de raza husky siberiano
se acercó hasta Yunho y se froto en sus tobillos, moviendo la cola alegremente.
─Mi
perro, Taepoong. ─Dijo Yunho a modo de disculpa─. Espera un momento mientras le
doy de comer ¿Vale?
─Uh,
claro. ─Jaejoong sintió el nudo de tensión en su pecho relajarse un poco. Él
era un amante de los animales. Seguramente un tipo que tenía un perro y que lo
trataba bien no podía ser malo. Se acomodó en el sillón que era algo más oscuro
que la alfombra y se quitó la chaqueta vaquera.
─Ahora
que está contento, tendremos algo de tranquilidad. ─Yunho giró una esquina,
asombrando a Jaejoong. ¿Cómo podía moverse tan rápida y ágilmente? Por primera
vez, Jaejoong se preguntó cómo había podido vencer tan fácilmente al vampiro.
Todo
había pasado tan deprisa. ¿Los vampiros no tenían fuerza sobrehumana? ¿Entonces
cómo…?
─Espero
que no te importe, pero hace mucho calor aquí. ─Yunho interrumpió sus
pensamientos quitándose el jersey, mostrando su moreno pecho desnudo. También
se quitó los zapatos, así que ahora solo llevaba puestos los ajustados y
desgastados vaqueros. La luz de la chimenea se reflejaba en su cuerpo, haciendo
que su piel pareciera más dorada y añadiendo reflejos rojos en su pelo.
─Yo...
um…─Jaejoong trató de no mirarle fijamente. Fuera lo que fuera Yunho, si era
heterosexual, y decidía que Jaejoong no lo era, y él le pillaba mirando… bueno,
ya le habían dado suficientes palizas en la clase de gimnasia para saber cómo
terminaría.
─Es
solo que la temperatura de mi cuerpo es algo más baja que la tuya – que la de
un humano. ─Explicó Yunho a Jaejoong─. Así que tiendo a tener calor más
rápidamente.
─Que
un…─Jaejoong levantó la cabeza y miró al hombre que estaba a su lado en el
sillón con horror─. ¿Entonces eres…?
─Un
vampiro. ─Yunho lo dijo como si fuera la cosa más natural del mundo. Sonrió,
mostrando los colmillos tan afilados como los de Siwon, aunque más blancos.
Brillaban como perlas bajo la luz del fuego.
Jaejoong
se levantó, con pánico, pero los dedos largos y fuertes de Yunho le cogieron de
la muñeca. El vampiro no estaba apretando ni haciéndole daño, pero estaba claro
que no podría irse.
─Siéntate
─dijo con voz amable─, no quería asustarte. ¿Qué pensabas que era, de todas
formas?
─No
lo sé. ─Jaejoong se sentó en el sofá poniendo la máxima distancia entre ellos
como le era posible. ─Pero no… no pareces un vampiro.
─¿De
verdad? ─Yunho sonrió de nuevo, una expresión que iluminaba sus ojos de color
avellana─. ¿Y cómo son los vampiros, Jae?
─Como…
como él. El que me atacó. El que llamaste Siwon.
─Oh,
¿Así que todos los Perdidos somos malvados y feos? ¿Seres delgados que atacamos
a chicos humanos inocentes que encontramos tratando de escapar de nuestro
territorio? ─La voz de Yunho no sonaba molesta si no triste. Un rastro de pena
en su voz hizo que Jaejoong tragara saliva.
─No,
yo… no quería decirlo así. ─Protestó─. Siento si lo he dicho mal. Solo…
Yunho
le soltó. ─No te disculpes. Para ser sinceros, hay muchos más vampiros como Siwon
que como yo. Soy un Guardián, he jurado proteger a los inocentes de los de mi
especie. Tuviste suerte de que decidiera salir esta noche en vez de quedarme en
casa junto al fuego con un libro. ─Suspiró─. Pero me siento solo aquí con nadie
excepto Taepoong como compañía, así que aparecí justo a tiempo para salvarte.
─…
Sí… Um, gracias. ─Jaejoong se lamió sus secos labios─. ¿Así que no vas a
hacerme daño? ¿No me morderás?
─No
he dicho eso. ─Dijo Yunho suavemente. Se acercó de nuevo, tomando a Jaejoong de
la muñeca antes de que pudiera levantarse del sillón─. Tranquilo, no voy a
desangrarte. Pero tendré que limpiar la herida que te hizo Siwon y ponerte mi
propia marca para mantenerte a salvo. Entonces te dejaré ir. ─Tiró de los
brazos de Jaejoong, acerándolos a su amplio pecho─. Acércate un poco más y
podremos comenzar.
yunho ponle tu marca para que todos sepan que es tuyo y nadie se atreva a tocar a jaejoong
ResponderBorrarjaejoong iba en busca de aventuras y placer y valla que lo consiguio, ese sexy vampiro lo defendio de siwon y ahora lo marcara *q* yo me sentiria asustada pero a la vez emocionada que un sexy ser de la noche me lleve a conocer cosas nuevas, me encanta el tema de vampiros lo adoro, muchas gracias por compartirlo Hisashi *.*
ResponderBorraryunho salvando a jae y lo va a marca como su yo guau,
ResponderBorrarHay Jae primero te marca Siwon, pero no se le hizo, tenía que llegar tu verdadero dueño para marcarte el. Espero pronto actualices esta muy interesante, gracias.
ResponderBorrarWaaa este fic esta demasiado bueno
ResponderBorrartiene los dos componentes que suelo amar XD
YunJae + Vampiros XD definitvamnete seguire la historia completa :D
Waoooo q buena forma de conocerse q lindo yunho q lo salvo se ve interesante la historia gracias por compartirla
ResponderBorrarMuerdeloooooo
ResponderBorrarJae iba em busca de una cosa y se topo con otra, sino hubiera aparecido yunho quien sabe que mas habria hecho siwon a parte de dejarle la marca, pero que yunho se la borre y le ponga su propia marca shdf omgsun
ResponderBorrareso le paso por dormido xD jajajajajaj pero bn que cayo en buenas manos ~ que lo muerda.. muerdeloooooooooooQ!! YUNHO TE OFREZCO MI CUELLO!!!!~
ResponderBorrarWoooow esta increible!!!yunho le va hacer cositas a jaee jaja me encanta seguire leyendo!!!
ResponderBorraroww yunho al rescate !!! umm ya imagino como lo va a morder *+* esta muy intetesante gracias x compartir!!!
ResponderBorrarwow yunho todo un hereo salvando a jae
ResponderBorrarjjrjeje ahora sip yunho le marcara jeejjeje
menos mal k aparecio de la nada Yunho sino jae no podra escapar de siwon k sueret has tenido y cual sera las intenciones dde YUNHO ?¿?
ResponderBorrarme encanta YH de vampiro
ResponderBorrarJJ de inocente
gracias por el capi continuare leyendo
uuuuuuuuuuuuuuy que bien jae sera macado por yunho
ResponderBorrary ahora si que no se metan con lo suyo
a por que creo que después de eso jae quedara encantado de ser marcado por semejante hombre vampiro
Wooo una historia de vampiros ahh amo todo referente a ellos... menos mal que Yunho llego a tiempo y salvo al pobre de Jae, me encanta esa idea de marcarlo, así nadie se meterá con él hahaha se ve muy interesante, ojalá Jae también se convierta en vampiro xD
ResponderBorrarGracias por compartir.
mi Dios, a qué esperas Jae para arrimarte a su pecho??? vamos m'hijo no seas vergonzoso que vampiro Yunho te espera con los brazos abiertos.
ResponderBorrarqué suerte la de Jae encontrarse a su salvador en esa zona.
me está gustando mucho esta historia.
como siempre, te agradezco que la compartas.
Pobre jae, es muy de malas. Pero lo importante es que conoció a Yunho
ResponderBorrarSi si si muerdelo es tuyo...... gracias
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