Mi Primo Yunho

Hola me llamo Jaejoong y tengo 26 años, y bueno, les voy a contar mi experiencia sexual de lo que pasó con unos de mis muchísimos primos.

Él se llama Yunho, y es 10 años mayor que yo, mide 1.84, guapo, varonil, caballeroso, amable, atento, carismático, atlético y musculoso, debido a que hizo servicio militar en la frontera, y además, frecuenta los gimnasios y asiste a sus clases de baile.

Cuando yo tenía 10 años, una vez de casualidad, lo vi desnudo, y bueno, tenía un pene enorme, incluso, en estado de flacidez (20 cm. aprox.).

¡Se lo vi sin que se diera cuenta!

Era todo un galán y casanova, chica que estaba en su mira, chica que se la llevaba a la cama.

Así pasaron los años, él seguía levantándose a cuanta chica se le cruzara enfrente. Siempre se le supo de aventuras con chicas, jamás con los de su mismo sexo, por eso es que nunca me atreví a insinuármele o a sugerirle algo, por temor a que me rechazara.

Cuando yo tenía a 18 años, acudimos en familia a una fiesta familiar, en donde bailamos, bebimos, y comimos hasta decir basta.

Por esas casualidades de la vida, a mí me tocó dormir en una habitación donde había una cama de dos plazas, y adivinen con quién, ¡pues con Yunho! Pero yo en realidad no esperaba que pasara nada, pues como siempre se le vio con chicas, nunca pensé que quisiera tener algo con un chico, y menos con uno de su misma familia.

Así es que esa noche, pensaba solo en dormir, pero me equivoqué…

Ya para acostarnos, me quité toda la ropa, quedando solo en calzoncillos, Yunho hizo lo mismo. Miré a su entrepierna y pensé.

-¡guau!-

Que monstruosidad de bulto se maneja mi primo, aunque se notaba que no estaba excitado.

Sin decir nada, nos echamos a dormir. Nos acostamos de espaldas uno al otro.

No habrían pasado ni 5 minutos, cuando él se volteó y se acercó a mi espalda.

Pude sentir su paquete rozando mis nalgas, pero no supuse nada, pues pensé que estaba dormido y lo hacía inconscientemente.

Sentí que se quitó el calzoncillo por completo, y cuidadosamente bajó un poquito del mío. 

Comenzó a rozar su pene flácido sobre mi trasero, yo me arme de valor y me volteé bruscamente. 

Lo miré directamente a los ojos. No me dejó hablar, de frente me estampó tan tremendo beso húmedo, al cual no le puse la menor resistencia.

Comencé a corrérsela con una mano, mientras yo pensaba... guau, el pene con el que tantas veces había soñado, aquel que había visto siendo yo apenas un niño, y por el cual me había masturbado tanto, estaba ahora entre mis manos.

No lo creía, pero mi mano no podía agarrar todo el contorno de su pene. Yo ya no aguantaba más, dejé de besarlo y bajé a ver por fin, su miembro, tal como la vez que lo vi desnudo cuando tenía 10 años.

Me la metí toda en la boca y comencé a succionarla como loco. Quien jadeaba más de placer, era yo. Sentí su miembro crecer, ponerse dura y gruesa, ya no entraba en mi boca, llegó a medir 25 cm. en total erección, ¿pueden creerlo?... ¡25 centímetros! ¡Debe ser ilegal que mi primo se cargue con tremendo animal entre las piernas!

Sentí que la cabeza de su endurecido miembro llegaba hasta lo más profundo de mi garganta, que ya no aguantaba más, y se atoraba por la inmensa magnitud del paquetazo que se estaba devorando.

Él se puso de pie encima de la cama, yo me arrodillé delante de él, mientras se la seguía mamando, ahora era él quien movía sus caderas, penetrando mi boca, estando yo quieto. Luego me acostó boca arriba de la cama, yo puse mi cabeza entre sus gruesas y velludas piernas, mientras 

Yunho me penetraba mi boca.

Así estuvimos por 5 minutos, hasta que por fin, comenzó a retorcerse, expulsando grandes chorros de esperma en mi boca.

Me lo tragué todo, era delicioso, se lo dejé seco, se la lamí hasta que se le volvió a poner dura. En ese instante retiré su miembro de mi boca, y me empecé a besarlo con pasión, con toda la lujuria contenida por todos estos años en los que reprimí mis deseos.

Él bajó por mi pecho, se detuvo en mis tetillas que ya estaban totalmente erectas, las pellizcó, lamió, chupó y las mordió de lo más delicioso. Mientras que se ensalivo dos de sus dedos, y los metió en mi ano; entraban con regular facilidad, por no decir que eso me causó cierta molestia, pero ¡era él! Que importa sentir un poco de incomodidad.

Me quitó por completo el calzoncillo y me puso boca abajo. Me empezó a lamer las nalgas, su lengua se abría paso en el interior de mi ano, como si tuviera voluntad propia, recorría mi entrada ansioso y desesperado, como animal en celo.

Me lleno todo de su deliciosa saliva, luego me puso en posición de perrito. Acercó la cabeza de su pene a mi entrada, y comenzó a lubricar con saliva y con el líquido pre seminal que salía de su pene, el camino hacia el interior de mis entrañas, así empezó a empujar, lentamente, ya que le era un poco difícil, a ambos.

Yo tenía miedo, eran 25 cm. de pura carne, pero a la vez me excitaba, y dejé que todo siguiera su curso.

Comenzó a meter la cabezota y les juro que no sentí dolor, al contrario, sentí un placer increíble, casi indescriptible e irreal.

Yunho, al darse cuenta del inmenso placer que me ocasionaba, metió todo su miembro de un solo golpe, y ahí si sentí dolor, pero estaba tan excitado, tan necesitado y tan lubricado, que el dolor instantáneamente se convirtió en placer.

Comenzó a bombear mi ano, mientras yo jadeaba de pura excitación. Se echó sobre mí, comenzó a besarme la espalda, a pellizcarme y a jalar mis tetillas, una a una. En eso, sentí que su miembro se ponía más gruesa y dura de lo ya estaba.

Sentí que convulsionaba, y era porque estaba a punto de reventar, y así lo hizo. Escupió chorros y chorros de leche dentro de mí, yo sentía como el calor de su esperma inundaba todo el interior de mi cuerpo, mientras gritaba de la excitación. Insaciable, él seguía moviéndose, hasta que su miembro perdió totalmente su erección.

Extenuado, se echó a mi lado, mientras yo estaba boca arriba con una dolorosa erección, que precisaba atención urgente.

A mi primo, o mejor dicho, mi ocasional y sexy amante, le tocaba dar placer a mi amiguito, ansiosa de su atención. Se recostó sobre mí y empezó a morderme las tetillas, y a meterme nuevamente sus dedos en mi ano, aún invadido y lubricado con toda su leche que chorreaba manchando las sábanas, que facilitó el camino de sus dedos.

Empecé a corrérmela, mientras él mordía mis tetillas, lamía mi pecho y penetraba mi ano, con sus hábiles, gruesos, largos y experimentados dedos.

No paso mucho hasta que yo ya no soporté más y eyaculé como nunca lo había hecho antes. Mis disparos llegaron hasta mi pecho, y el de Yunho, llegando inclusive, a alcanzar parte de nuestros rostros.

Yunho sacó los dedos de mi ano, y los puso en mi boca, para que chupe el sabor combinado de mi ano con su esperma, y así lo hice, luego con sus dedos me limpiaba el pecho, y me hacía probar toda la leche que yo había eyaculado hace instantes.

Nos besamos y nos recostamos a conversar.

Me dijo que sentía excitación hacia mí, pero que no se lo dijera a nadie, que tenía que cuidar su reputación de casanova, aunque también su reputación de hombre hetero caballeroso y varonil.

Le pregunte del porqué de nuestro encuentro, y me dijo que sabía que conmigo no se iba a equivocar, y que nadie se la había mamado como yo, que nunca había eyaculado así.

-Siempre observaba tus nalgas, me encantaban, la forma en que caminas, cuando subes las escoleras, corres por el patio, saltas con los niños, siempre quise algo contigo, pero recién ahora se dio la maravillosa oportunidad. Tampoco es que quiera ser tu pareja o algo por estilo, pero si quieres, lo hacemos cuando los dos podamos, y cuando tú quieras, claro está. Aunque sabes que tendría que ser en secreto-

Mi respuesta fue un inmenso beso, que fue el inicio, de nuestra ya, cómplice y clandestina relación.

Sin mentirles, lo hicimos siete veces aquella noche, fue una noche increíble, fuimos y somos los mejores amantes, y ahora, los mejores amigos. 

No hemos vuelto mucho más unidos con nuestra relación, nuestros padres y familiares no sospechan nada, es más, son felices de ver que la “familia” se “une más”… Si supieran el verdadero significado de esas hermosas, encantadoras y excitantes palabras…

Pero eso es algo que solo Yunho y yo sabemos, algo que solo los dos nos guardamos para nuestros encuentros.

FIN