Capítulo 8

¿Él cree que mentí sobre mi edad?

Nunca he mentido.

Nunca. 

-No, nunca he mentido sobre mi edad– respondí con tanta confianza que hice que frunciera el ceño. ¿Por qué mierda me mira de ese modo? ¡Esto no es mi culpa!

Miró a Su y le hizo una seña para que preguntara.

-Está bien, Soy Kim Junsu y me pregunto si tiene novio o novia– Su voz sonó seductora incluso en mis oídos.

Sus ojos apretados, todo su cuerpo se tensó y ni siquiera me miró mientras hablaba –No, no tengo. ¿Cuál es su color favorito?

Sentí que mi corazón se rompió en mil pedazos con lo acababa de decir ¿No? ¿Cómo puede decir que no tiene novio? ¿Y yo? Sentí que mis ojos comenzaban a aguarse y sabía que no podía seguir aquí, no podía seguir viéndolo, no podía seguir en el mismo lugar que él, simplemente no podía fingir que me estaba muriendo por adentro. Me levanté rápidamente y me llevé mis cosas. La clase estaba por terminar en todo caso.

-¿Y a donde va exactamente, señorito Jaejoong?- Preguntando como si nada hubiera pasado, sonando tan parecido a un profesor que incluso hiso que me dolieran las entrañas.

-Tengo que excusarme- dije mientras caminaba rápidamente hacia la puerta. Casi podía sentir como todos los ojos estaban puestos sobre mí.

-Vuelva a sentarse, señorito Jaejoong– Ladró Yunho.

Pero no le hice caso, las lágrimas comenzaron a correr por mi rostro y en mi último intento de mantener mi dignidad las sequé rápidamente y abrí la puerta. Tan pronto como estuve en el pasillo me encontré con no saber a dónde ir, pero sabía que estar cerca de esta sala era lo peor, debía estar solo antes de que me derrumbara por completo. De repente sentí que una mano me detenía muy bruscamente. Miré y era Yunho, nunca había visto su expresión tan enojada.

-¿A dónde diablos va? ¡No puede irse así como así! Voy a tener que darle una detención o algo por el estilo– recriminó, moviendo la cabeza y dejándome ir mientras daba un paso hacia atrás y pasaba una mano por su pelo.

Yo todavía me encontraba sufriendo por el ‘’No, no tengo novio’’  y podía sentir como nuevamente las lágrimas quería salir.

-Simplemente haz lo que quieras– murmuré, encogiéndome de hombros intentando parecer despreocupado. Me di la vuelta para alejarme rápidamente, pero sus palabras me detuvieron.

-Mierda, Jaejoong ¿Qué demonios quieres que haga? ¿Permitirte irte de clase como si nada?– escupió venenosamente.

¿Eso es todo lo que le preocupa?

¿Nada más  sobre esta situación le está afectando? 

Me giré nuevamente quedando frente a él y le di el mejor golpe que tenía –Si estás preocupado por tu maldita reputación de profesorcito nuevo, entonces dame un mes de detenciones y hazme limpiar la puta pizarra todo lo que me queda de año escolar. Haz lo que quieras. Pero no me vuelvas a hablar.– gruñí furiosamente. La campana sonó marcando el final de la clase. Él me agarró y nos encerró en un cuarto de limpieza con seguro.

-¿Crees que la única mierda que me importa es mi reputación como profesor? Porque te aseguro de que esa estupidez no lo es, es la menor de mis preocupaciones– espetó -¡Me acosté con un menor de edad! ¿Sabes cuánto puto tiempo podría pasar pudriéndome en la cárcel por eso? ¿Sabes en cuántos putos problemas me metió tu maldita mentira?– Su mirada era dura y su voz también.

-Yo no te mentí. Tú sabías cuantos años tenía– Había perdido mi gran batalla porque mis lágrimas no salieran.

Hizo un furioso resoplido con su garganta.

-¡Te conocí en un club, Jaejoong! ¿Cómo se supone que voy a saber que no eres menor de edad a partir de eso?- Contestó pateando la pared en modo de frustración.

Negué con la cabeza –Te dije esa noche que estaba estudiando.

Esto no es mi culpa, definitivamente no lo es.

-¡Pensé que te referías a la universidad, no a la jodida secundaria! ¡Hay que tener veintiuno para entrar en el club! Deberías habérmelo dicho. ¡Maldita sea, Jaejoong, no debería haber estado acostándome contigo durante estas últimas dos semanas!– dijo disgustado.

Tapé mi boca antes que comenzara a sollozar igual que un niño de cinco años; mis lágrimas corrían sin parar. Me sentía mal, asqueroso, traicionado. No era mi culpa, sinceramente pensaba que él sabía qué edad tenía y realmente no le importaba, por eso seguí con él. Nunca tocamos el tema del instituto o trabajo porque en verdad teníamos mejores cosas que hablar.

-Lo siento- dije apenas –Sinceramente pensé que sabías y no te preocupaba.

Él gimió estresado -¿Cómo mierda no me iba a importar estar violando a un menor de edad? ¿Es ese el tipo de persona que crees que soy? Un pedófilo– Dijo acusadoramente. Se deslizó por la pared junto a mí y puso sus brazos alrededor de mi cabeza. Podía sentir el calor de su cuerpo chocar contra el mío. Me quemaba y dolía.

Dolía demasiado. 

-No fue violación– corregí categóricamente, sacudiendo mi cabeza, uniendo mi mirada con la suya. Estaba claramente más pálido de lo normal y conmocionado. Todo su cuerpo parecía triste, derrotado. Sus hombros ya no tenían fuerza y su perfecto rostro estaba lleno de preocupación y estrés.

Él suspiró con tristeza –Sí, lo era. Me aproveché de ti. Yo soy el adulto y tú eres el menor de edad, así es como funciona, Jaejoong– apoyo su cabeza en mi hombro. 

¿Es una jodida broma? 

-¿Es una broma? ¿Tienes idea de lo mucho que quería estar contigo en ese ámbito? ¿De lo mucho que aún lo quiero?– le pregunté frunciendo el ceño. Ahora estaba enfadado, todo lo que hicimos, lo que pensé que había sido lo más hermoso del mundo, lo hacía sonar algo malo, sucio.

-Tienes que ir con el directo y reportarlo, yo iré contigo– Dijo con voz ronca mientras caminaba hacia la puerta. Su mano estaba a punto de tocar la manilla antes de que yo lo detuviera.

Sacudí la cabeza –No le voy a decir nada a nadie, no te quiero meter en problemas a causa de algo que yo hice mal. Esto es culpa mía, es verdad. Yo debería haberme asegurado de que  sabías que era menor de edad. Lo siento muchísimo, Yunho. Tú no eres para nada un pedófilo, por favor no pienses eso– Le supliqué

-Tienes que informar de esto, de verdad, Jaejoong, o lo haré yo. Pero se vería mejor que lo hicieras tú– respondió él.

-No, ya dije que no y si lo haces diré que inventaste todo. No voy a permitir que te metas en problemas ya lo dije. No hagas esto, no es necesario que se enteren, Por favor, Yunho– supliqué. Mis lágrimas caían de nuevo mientras presionaba su mano.

Él suspiró y con sus pulgares limpió mis lágrimas suavemente. –Por favor, no llores.– Su voz se quebró mientras hablaba e hizo que mi corazón se apretara en mi pecho.

Un silencio en la pequeña habitación de limpieza nos invadió. Yo intentaba dejar de llorar, el único sonido era de mi respiración entrecortada.

-¿Cuántos años tienes?– preguntó en voz baja.

-Diecisiete, voy a tener dieciocho años en ocho meses más.

Él gruñó y asintió –Y no quieres delatarme– preguntó. Sacudí la cabeza con fuerza. -Gracias– dijo agradecido.

-No es necesario que me des las gracias, no has hecho absolutamente nada malo, Yunho- dije en voz baja.

-Sólo tenemos que fingir que nada de esto ha sucedido, como si nos acabáramos de conocer– dijo en un tono más bajo.

¿Qué mierda significa eso?

¿No quiere estar conmigo?

Abrí la boca para rogarle, pero sabía que nosotros no podíamos estar juntos, no por el hecho de que fuera ilegal, si no que ahora también era mi maestro, así que nos meteríamos en miles de problemas más. Iría a la cárcel y no me gustaría ser expulsado. 

-Yo no quiero hacer eso– dije, tratando desesperadamente de no llorar de nuevo.

-Bueno no tenemos otra opción, no puedo ser otra cosa para ti, más que un profesor. Tenemos suerte de que no avanzáramos más, antes de que tuviéramos sentimientos el uno por el otro– dijo fríamente.

Abrió la puerta y la cerró con fuerza.

¿Sentimientos el uno por el otro? ¿Eso quiere decir que ya no siente nada por mí?

Vaya eso duele mucho.

Yo sabía que estaba enamorándome de él. 

Pensaba que él sentía lo mismo, pero sólo estaba utilizándome todo este tiempo.

Realmente hice todo mal.

Mi pecho se apretó, mi respiración entrecortada de nuevo, hasta finalmente dejé que el llanto saliera. 

*

Realmente no sé por cuanto tiempo estuve pensando sin saber qué hacer ¿Podría fingir que no pasó nada como dijo? Claro, probablemente era mucho más fácil para él que no sentía nada por mí, pero yo estoy totalmente loco por él.

¿Cómo se supone que voy a sentarme en su clase todos los días sabiendo eso? Respiré hondo y salí del pequeño cuarto. Mi piel se sentía muy tensa por tanto llorar, mis ojos estaban irritados y empezaba a tener un terrible dolor de cabeza por la tensión. 

Intenté caminar mirando al piso, no podía dejar que nadie me viera llorando, no podía hablar de ello en absoluto. No tenía a nadie con quién desahogarme y ayudarme a reparar mi corazón roto, porque no podía permitir que Yunho estuviera en problemas.

El pasillo estaba muy tranquilo y eso era extraño, siempre estaba lleno a la hora de la salida. ¿Dónde diablos están todos?

-Jaejoong.

Me di la vuelta y vi a Hyunjoong caminando hacia mí, sonriendo.

-Hola– murmuré

-¿Qué estás haciendo aquí todavía? Su estaba buscándote antes, se ha ido a casa ahora– dijo deteniéndose a mi lado.

-¿Se fue? ¿Qué hora es?– Pregunté confundido.

-Son casi las cuatro. 

¿Las cuatro? ¿Estuve en ese pequeño cuarto todo este tiempo? 

-¿Dónde estabas de todos modos? Su dijo que te levantaste de un salto de la clase de cálculo y saliste corriendo de la clase, como si una bomba hubiese explotado y luego él no pudo encontrarte.– Él puso su mano en mi hombro, apretándome suavemente. El calor de su mano se filtraba a través de mi camiseta. Giré la cabeza y puse mi mejilla en la palma de su mano, necesitaba tanto el consuelo de alguien. Mis ojos comenzaron a llenarse de lágrimas de nuevo. -¿Estás bien?- preguntó en voz baja. Negué con la cabeza en respuesta.

Me tomó en un abrazo, acariciando mi espalda, mientras lloraba en su hombro.

Cuando finalmente mis malditas lágrimas se acabaron, se retiró y tomó mi cara entre sus manos.

-¿Qué pasó?

Aspiré con fuerza, limpiando mi nariz.

-No quiero hablar de ello. Gracias por el abrazo, de verdad lo necesitaba– Forcé una sonrisa falsa y di un paso hacia atrás.

Me dio una sonrisa muy cálida.

-En cualquier momento, siempre voy a estar aquí para ti– Hyunjoong realmente era una persona muy dulce.

Éramos amigos antes de que saliéramos, no mejores amigos o algo así, pero somos bastante cercanos. Siempre fue alguien con quién podía hablar. Cuando nos separamos, me prometió que volviéramos a eso y seríamos todavía amigos. Realmente esperaba que fuera así.

-Vamos, te llevaré a casa– afirmó, poniendo su brazo alrededor de mi hombro -¿Sabes que luces muy atractivo ahora, Jaejoong? La hinchazón de tus ojos realmente te favorece– Bromeó, sonriéndome.

Me reí y le golpee el pecho fuerte con la parte posterior de mi mano. Hyunjoong siempre podía sacarme una sonrisa. Sonrió mirándose un poco orgulloso de sí mismo mientras abría la puerta del coche para mí, tirando mi mochila en el asiento trasero. Subo y, mientras cerraba la puerta, vi a Yunho de pie junto a su coche, mirándome. Fruncía el ceño, enojado por algo. Se subió en su Jeep y cerró la puerta con tanta fuerza que me sorprendí de que no se hubiera roto el vidrio.

Salió rápido del estacionamiento.

-¿Era el nuevo profesor de cálculo en ese coche? Mierda, ese tipo conduce como un loco– reflexionó, riendo mientras salía a una velocidad más razonable.

Giró a la derecha en dirección a mi casa. ¡Oh no! Si voy a casa ahora mis padres se enterarán de que estuve llorando y no me dejarán respirar con tantas preguntas.

-Hyunjoong ¿Crees que podríamos ir a tu casa por un rato?– Le supliqué, sabiendo que su casa estaría vacía. Su padre trabajaba el turno de noche y no se paraba en su casa hasta las diez de la noche, su madre había muerto hacía unos tres años de cáncer. Ahí fue en realidad cuando lo conocí, lo encontré llorando en el pasillo después de su muerte y habíamos sido amigos desde entonces.

Me miró sonriendo.

-Déjame adivinar, no quieres hablar con tu familia todavía ¿Tengo razón?– Él no esperó una respuesta, sino que sólo se detuvo en una calle lateral y giró el coche de vuelta, de regreso en la otra dirección, hacia su casa.

Le sonreí agradecido. Hyunjoong siempre me había conocido muy bien.

-Todavía no, tengo que olvidarme de ello por un tiempo ¿Estás seguro de que no te importa?

Él asintió con rapidez.

-Claro, me puedes cocinar algo como paga, sabes que soy terrible cocinando- confirmó sonriendo.

Me reí pensando en todas las veces que había cocinado para mí cuando iba a su casa después de la escuela. Él no era sólo un cocinero terrible, era desastroso. Recuerdo cuando intentó hacer estofado y terminó quemando todas las zanahorias, o cuando intentó calentar un pan con queso en el microondas y  quince minutos después salió un olor a quemado horrible.