Capítulo 4

Espera, esto va demasiado rápido. 

-Yunho, para– balbuceé jadeantemente. Estaba tan excitado que apenas pude soltar esas palabras. 

Él se paró rápidamente y se retiró, poniendo su frente junto a la mía. –Lo siento, me dejé llevar– se disculpó él. 

-Está bien. Es sólo que no soy del tipo de chicos que se va a la cama en la primera cita.– Contesté sonrojándome. 

Él se rio y tomó mis manos. 

-¿Y qué te hace pensar que soy el tipo de chico que se acuesta en una primera cita?– Preguntó sonriendo con satisfacción. 

Me reí y levanté una ceja –Puedo decir que lo eres. 

Yunho se rio más fuerte aun y sacudió su cabeza –Jaejoong, no es mi culpa que tú me hayas etiquetado mal, no soy ese tipo de chico en absoluto– Dijo él inocentemente. 

Sí, claro no creo eso ni por un segundo.

-¿No lo eres? Entonces… Si te digo que me lleves arriba y me lo hagas en la cama de mis padres, ¿tú dirías que no?– Lo desafié, levantando una ceja burlonamente. 

Hizo una expresión de dolor y negó con la cabeza –No, no diría que no– confesó él besándome otra vez, el beso nuevamente se hizo más caliente y se separó rápidamente –Creo que debería irme antes de que termine rogándote por sexo– dijo él con una sonrisa y haciéndome sonrojar de nuevo.

Me eché a reír y asentí –Sí, es una buena idea. 

Inmediatamente se levantó apartándose de mí. Yo lo hice también, no habíamos ni siquiera tomado los cafés. –Así que… ¿Puedo invitarte a salir otra vez?– preguntó poniendo su sonrisita sexy. 

-Nah tu beso no fue tan bueno como lo esperé, lo siento– Bromeé. 

Sus ojos se abrieron un poco y su cuerpo pareció ponerse completamente duro, como una piedra, muy tenso. –Oh, bien, está bien– murmuró incómodamente. 

Me eché a reír como un loco y di un paso cerca de él, apretando nuestros labios nuevamente. Cuando me separé, puso una expresión de que no quería que lo hiciera. –Relájate Yunho, el beso me gustó. Y me encantaría verte de nuevo– Dije tomando su corbata y ordenándola.

Su cuerpo se relajó –Eso fue demasiado cruel– me reprendió. 

-Sí, lo soy, y puedo ser peor; te darás cuenta cuando me conozcas más. Ahora lárgate de mi casa– ordené sonriéndole con satisfacción. 

-Sí, señor.– Me besó otra vez y nos dirigimos a la puerta principal. –Te recogeré a las siete mañana.– Me dio un último beso otra vez antes de salir de la casa. 

-¿Y si yo tengo planes para mañana?– pregunté riéndome.

–Los cancelarás– dijo él mientras caminaba a su coche, riéndose. El arrogante y creído está de vuelta otra vez. Me reí disimuladamente. Él tiene razón; si realmente tuviera cualquier plan, lo cancelaría. Cerré la puerta y subí hasta mi habitación con el corazón acelerado, me apoyé contra la puerta y toqué mis labios. Todavía vibraban por nuestros besos. 

*

-Entonces… ¿A dónde van exactamente?– me preguntó Su mientras estaba tendido sobre mi cama, yo miraba dentro del closet.

–No tengo ni la menor idea, él no me dijo.– lo miré lanzándole una mirada desesperada. Su y yo estábamos tratando de elegir algo que vistiera durante la última hora; yo soy sencillo al vestirme, pero Su…Su es un caos.

-Bueno, en la primera cita fueron a una boda, ¿quizás a la ópera?– dijo riéndose.

-¡No me estás ayudando para nada! Su, enserio, si vas a sentarte y hacer comentarios estúpidos, entonces ¿Cuál es el punto de que hayas venido?– Me quejé tirándole un par de bóxer. 

Él los atrapó e hizo una cara de asco –Deja de estresarte, Jaejoong, es sólo un chico. 

Lo miré y cerré los ojos. Es verdad, no tengo que alterarme tanto. Pero es que claro, él parece amable y muy follable y caliente, pero no sé casi nada de él. Respiré y me tendí en la cama. 

-Tienes razón, sólo voy a ponerme los pantalones negros apretados y el suéter rojo– decidí harto de pensar en ellos. 

Su asintió –Muy buena idea, ese suéter rojo es candente, la forma en que deja ver tus clavículas es sensacional, no se podrá resistir a eso– Dijo él, guiñándome un ojo –Ya sabes, ningún chico puede resistirse a eso. 

Asentí y me dirigí a la ducha. Cuando salí, Su me ayudó con mi pelo. Una vez vestido, lo miré e hice un leve gesto, esperando su aprobación. 

-¿Qué opinas?– le pregunté mordiéndome el labio. 

-Yo lo haría contigo– dijo entrecerrando sus ojos juguetonamente –Espera, déjame delinearte los ojos.

Una vez que terminó, me llevó al espejo y me quedé sorprendido, realmente me veía muy bien. Pero Su insistía en que tenía que ponerme más para verme más candente. 

-Su, no quiero dar una impresión equivocada, probablemente ya piense que me voy a acostar con él esta noche.

Él suspiró –De acuerdo, pero no sé por qué no quieres hacerlo con él esta noche. Necesitas acostarte con alguien, te relajarías y dejarías de ser tan gruñón.

El timbre sonó antes de que pudiera responder. Lo miré nervioso, mi corazón latía muy rápido. Su me pasó la chaqueta negra en mis manos. 

-Anda. Diviértete y no hagas nada que yo no haría– me aconsejó y me guiñó. 

Lo miré riéndome. -¿Hay algo que tú no harías?– bromeé.

-No.– Dijo y riéndose mientras miraba por la ventana. –Voy a estar mirando desde acá. Él no puede ser tan caliente como tú dices que es. 

Sacudió la cabeza. Yo sonreí, sabiendo que no iba a verlo ya que estaba debajo del porche, esperando en la puerta principal. 

-De acuerdo, cierra la puerta cuando te vayas ¿Ok?– le dije mientras bajaba por la escalera y llegaba a la puerta principal. Mis padres habían salido y yo estaba agradecido. Yo había conocido a sus padres, pero yo no estaba listo para que él conociera a los míos. Mi padre era embarazosamente protector con el tema de los chicos y no temía hablar de castraciones por aprovecharse de mí o lastimarme al frente de ellos. Generalmente esto me dejaba paralizado.

Abrí la puerta y estaba ahí él parado, luciendo increíblemente caliente con sus jeans apretados y camisa blanca ajustada. Yo apenas podía respirar; estaba tan excitado podía notar sus bíceps bien formados, su pecho duro. 

-¡Wow! Estás increíble- me halagó, mirándome de arriba abajo muy muy muy despacio. –Traje esto para ti– Me tendió un ramo de flores multicolores. 

¿Flores? Definitivamente este chico sabe cómo enloquecerme. 

-Gracias, Yunho, esto es increíblemente dulce, no deberías haberlo hecho. 

Tomé el ramo y las olí gratamente. 

-No sabía cuál era tu flor favorita, así que elegí un ramo con todas las que hubiera– admitió sonriendo.

Oh… ¿No puede ser más tierno? 

-Gracias, déjame colocarlas en agua, ven pasa.– abriendo la puerta para ambos.

Coloqué el ramo en un jarrón de vidrio que rellené con agua. Yunho estaba apoyado en la encimera mirándome. 

-Entonces… ¿A dónde vamos? 

-Bueno, había pensado en ir a cenar, y que tal vez si tú estás listo para ello, podríamos ir a hacer mi cosa favorita en el mundo.– Dijo riéndose y levantándome una ceja provocativamente. 

Solté un grito ahogado, mirándolo sorprendido de lo descarado y directo que podía ser –¡No voy a tener sexo contigo después de cenar!– Dije frunciendo el ceño. 

Él sólo sonrió y se acercó rápidamente a mí, colocando sus manos a ambos lados de mi cuerpo, apretándome contra su cuerpo. Mi aliento quedó atrapado en mi garganta mientras él se acercaba aún más. Mi cuerpo entero temblaba de la emoción, esperando que él me besara. Cerré los ojos esperando a su tacto cuando su boca apenas rozó la mía. Su aliento soplaba mis labios. El tiempo parecía haberse detenido y esperaba que nuestros labios se unieran. 

Pero no lo hizo, sólo se rio –Realmente tienes una mente sucia Jaejoong, ¿Por qué piensas al instante en sexo?– susurró alejándose de mí. 

Mis ojos se abrieron de golpe cuando él se comenzó a reír malvadamente. Me sonrojé como un loco y le di una palmada en su pecho duro. –Esa fue una broma pesada. 

Él sonrió, encogiéndose de hombros. –Apuesto que incluso has soñado con eso anoche ¿no?– me preguntó. 

En realidad sí, pero nunca lo admitiré ante ti

¡Machote!

Hice un ruido y negué con la cabeza –Yunho, ¿Quieres salir esta noche o no? Estoy considerando cambiar de planes– Le dije mientras levantaba una ceja, intentando cambiar de tema para que no se diera cuenta que dio justo en el clavo. 

-¿Estás tratando de evadir la pregunta, Jaejoong?– se rio –Y sí, quiero ir a cenar contigo esta noche. Ahora que sé lo pervertido que eres, estoy ansioso por ver qué ocurre el resto de la noche– agregó guiñándome.

Di un grito ahogado nuevamente y solté una risita tonta. –Te lo voy a decir ahora; no soy el tipo de chico que lo hace en la segunda cita.

-¡Qué coincidencia! Yo tampoco soy de esa clase de chicos– sonrió y sus ojos brillaron más de lo normal de humor. Yo reí y puse los ojos en blanco –De cualquier manera, vamos pervertido, antes que a otros les den nuestra mesa– tendiéndome la mano para que yo la tomara.

Le aparté la mano y le sonreí  - Por tenderme una broma vas a tener que hacer mucho para que volvamos a tener un contacto físico de nuevo – le rechacé, caminando hacia la puerta y riéndome de sus muecas. 

Caminamos hacia el auto en silencio, hasta que llegamos y él abrió la puerta para mí. 

-Mi señor– dijo en un falso acento británico, haciéndome una reverencia. 

Sonreí y me reí a carcajadas mientras subía al auto. Su estaba mirando por la ventana y le hice un gesto con la mano, pero al parecer no veía bien porque estaba muy oscuro.

Yunho entró al auto y se ajustó el cinturón de seguridad. 

-¿Te gusta la comida mexicana? Si no podemos ir a otro lugar– sugirió, encendió el auto y me miró preocupado.

-¿En serio? ¡Amo la comida mexicana!– exclamé.

Ahora estaba más feliz que nunca, adoro la comida mexicana. Fuimos al local que él eligió. Era un lugar acogedor y  extremadamente tierno. Sólo había otra pareja en el lugar. 

-Este es mi lugar favorito para comer– dijo mientras mirábamos el menú. 

-¿Sí? ¿Y qué es lo bueno de aquí?– pregunté mirando el menú.

-Todo es buenísimo, pide lo que quieras– me respondió sonriéndome y colocando el menú hacia abajo apenas mirándolo. 

-¿Qué vas a pedir tú?– pregunté curioso. 

-Quesadillas de queso y tomate y luego fajitas de pollo– me respondió sonriéndome alegremente. 

Cuando el camarero vino a tomar nuestro pedido, no dejó de coquetear descaradamente conmigo. Él era bastante joven. Yunho tuvo que aclarar su garganta dramáticamente para que él dejara de mirarme de arriba abajo todo el tiempo que estuvo de pie. Cuando por fin el chico se escabulló. Me reí malvadamente. 

-¿Era necesario todo eso?– preguntó Yunho

-¿eso?– pregunté pretendiendo estar confundido. 

Él suspiró y sacudió la cabeza –Puedo ver que realmente eres un chico difícil. Me va a costar cazarte ¿No?– entrecerrando sus ojos al mirarme.

-¿Cazarme? ¿Es algún término sexual del que no he oído hablar?– Le pregunté confundido. Él se rio y sacudió la cabeza. 

-No, pervertido, significa que me lo pondrás difícil para ganarte y que te enamores de mi– me explicó sonriéndome. 

Le sonreí tomando un trago de Coca-Cola. –Bueno, si vale la pena tener algo, que valga la pena esforzarse por ello. 

-Me gustan los desafíos. Una vez que veo algo que me gusta, no renuncio hasta tenerlo– me advirtió él. 

Me incliné hacia delante mirándolo curiosamente. –¿No eres de esos que cuando lo consiguen no vuelven a llamar como yo pensaba?

-¿Quieres que te conteste honestamente?– Me preguntó levantando una ceja. Yo asentí. Porque estaba realmente confundido unas veces parecía todo un jugador y otras veces alguien realmente tierno, dulce y genuino. 

-Nunca he tenido un novio en serio y sí, he jugado un poco, Pero simplemente nunca conocía alguien que me interesara tanto como para querer ser exclusivo – dijo mirándome como si esperara ver mi reacción a lo que decía. 

Estaba realmente sorprendido con su respuesta. Nunca esperé que lo admitiera así frente de mí. Ahora con más ganas se lo pondría difícil. – Y con ese pequeño discurso que acabas de darme, será más difícil cazarme como tú dices – dije sonriendo. Lo haría trabajar duro para ello. 

-Pienso que sí, pero tú querías que fuera sincero así que no mentí como normalmente lo haría en frente de algún chico. 

-Bueno supongo que veremos cuán duro deseas trabajar ahora– dije sonriendo. –Además, estoy interesado en saber cuál es tu cosa favorita si no son los hombres.– agregué. 

La comida estuvo realmente deliciosa, hablamos de películas, música y cosas al azar. Disfruté mucho comiendo con él. Cuando terminamos de comer nos subimos al auto nuevamente. Mientras conducía parecía muy feliz por ir a ese lugar. Cuando el auto se detuvo levanté la vista hacia un edificio asombrado. 

-¿Una pista de esquí cubierta?– medité mientras me colocaba nervioso. 

Él sonrió y salió del auto, caminó hacia el otro lado abriéndome la puerta antes de dirigirse al maletero. Sacó un suéter de lana y me lo dio. 

-Hace un poco de frío ahí adentro– dijo mirando el edificio. Lo tomé y él me ayudó a ponérmelo. Mientras tragaba una gran cantidad de saliva. Me voy a romper una pierna o el cráneo y voy a morir. Lo estoy viendo venir. 

Una vez que entramos, fuimos directamente hacia el mostrador. 

-Hey Taemin, vamos a entrar un rato ¿Ok?– dijo mientras me conducía a la puerta donde decía ‘’sólo personal’’

Lo miré confuso. –¿Trabajas aquí?– pregunté nervioso. 

-Sí, doy lecciones de Ski, snowboard y también superviso las clases de tubing, que es lo que vamos a hacer esta noche. 

-¿Qué es tubing?– pregunté nervioso. 

-Tienes que descender por una pista de nieve sobre un flotador o neumático. 

Me voy a morir.

Vi un montón de nieve y  mi sonrisa malvada salió a flote, agarré una bola de nieve y se la lancé en la cabeza. Él enseguida se giró algo molesto. –Jaejoong, no puedes hacer eso o tendré que sacarte de aquí. 

-Vamos… ¿Me estás diciendo que ni siquiera puedo hacer un ángel?– enfurruñé. Ok, ¡estaba a punto de hacer eso! 

-No, reglas de la casa.– dijo apenado. 

Me llevó hasta la cima donde colocó anillos en el suelo. Miré inmediatamente hacia abajo y me golpeó una ola de vértigo. Estábamos tan alto que no podía ni respirar, mi estómago dolía. Yo era del tipo de gente que con sólo moverse se lastima, siempre. Cuando jugamos bádminton en el instituto o bailamos. Esto era como tentar al destino.

-Um, esto es muy alto, no creo que pueda– gimoteé, alejándome del borde y sacudiendo la cabeza. 

-Jaejoong te prometo que nada malo te va a pasar, sólo necesitas intentarlo, de seguro te encantará. Si no te gusta, nos iremos– dijo persuadiéndome. 

-No puedo– susurré mirando atrás en dirección a la montaña. 

No puedo sentarme en esa rueda llena de aire y tirarme por esa colina.

No, de ninguna manera. 

Él me sonrió intentando tranquilizarme –Doy clases a niños de hasta seis años. A todos les gusta, vamos, prometo que estarás bien. Sólo necesitas confiar en mí. 

Me tomó de la mano y me tiró cerca de su pecho. Extrañamente su olor era muy relajante. –Puedes confiar en mi– susurró cubriendo mi mejilla con su otra mano. 

Oh, basta Jaejoong

Pareces un idiota.

-¿Realmente los niños hacen esto?– pregunté mirándolo directamente a los ojos para ver si me mentía. Él asintió

–los niños lo hacen todo el tiempo- Se inclinó sobre mí haciendo clara su intención. Cuando sus labios iban a tocar los míos, giré la cabeza así que me besó en la mejilla. Se rio y sacudió la cabeza –Todavía no estás de humor por la broma ¿No? 

-Exacto. 

-Vamos, precioso, dale una oportunidad ¿Quieres que vayamos juntos? Puedes sentarte en mis piernas si no quieres ir por tu cuenta– Ofreció levantando coquetamente su ceja. Él estaba tan sexy. 

-No tientes tu suerte, Yunho– me burlé –Vamos, hagamos esto antes de que cambie de idea. Si no me gusta, vamos a ver una película ¿Trato?– asintió y colocó un flotador para que yo pudiera subir. 

-Párate en frente y abre las piernas, relájate y luego te sientas encima– me instruyó.

Que mierda… ¿me está preparando para que me penetre

O es una clase de Tubing? 

-Seguramente les dices a todos esto– reí maliciosamente.

-Sólo a los lindos– replicó guiñándome un ojo. 

Fui hasta el flotador, agarrando los asideros como si mi vida dependiera de ello. 

-Oh mierda– dije una y otra vez. Traté de ignorar a Yunho riéndose de mí. Él estaba a punto de empujarme por el borde, cuando grité, agarrándome a su pierna. -¡NO! ¿No vas a venir tú también?– chillé, poniéndole mi mejor cara de súplica 

-Maldición, esa cara es muy tierna.– dijo riéndose. 

-¡Por favor! ¿Podemos ir los dos juntos al mismo tiempo?– imploré, forcejeando por salir del flotador, pero mi trasero no estaba ayudando. 

Yunho colocó su mano sobre mi hombro empujándome de nuevo. Se inclinó hacia mí, sonriéndome maliciosamente y susurrándome me dijo: 

-Eso te costará algo– Su cara estaba apenas unos centímetros de la mía, sus ojos fueron directo hacia mi boca por una milésima de segundo. Asentí rápidamente y agarré la parte delantera de su suéter, atrayéndolo hacia mí de forma que sus labios chocaron con los míos. Él sonrió contra mis labios y se apartó con una risita. -Yo estaba pensando el cinco mil wons, pero oye, esto también funciona– bromeó. 

Miré como él se ubicaba en su anillo, usando sus pies para evitar caer por el borde de la colina. Agarró mi mano entrelazando nuestros dedos.  

-¿Listo?– Me preguntó. Asentí e inmediatamente levantó sus pies. Su maro tiró de la mía y de repente estábamos precipitándonos colina abajo.