Capítulo 11

Suspiré y quité la envoltura, deseando que las cosas entre nosotros fueran diferentes y que yo fuera el mayor o él fuera el más joven. Cualquier cosa. Lo que fuera que mejorara esta situación tan dolorosa. La única cosa que no deseo y no desearía nunca, sería la de no haberlo conocido. Nunca lo desearía, yo tuve el verano perfecto con él y estaba eternamente agradecido por cada segundo que pasamos juntos.

Mi bolsillo vibró, saqué mi teléfono y vi un número desconocido parpadeando en la pantalla. Miré a Yunho preguntándome que haría si contestaba mi teléfono.

Contesté rápidamente.

-¿Aló?– susurré, hundiéndome en el asiento, tratando de pasar desapercibido.

-Hola, Jaejoong soy yo, Hojun.

-Ah, hola, um, este no es un buen momento– susurré cerrando mis ojos.

-¿En serio? Creí que sería tu almuerzo– contestó un poco asombrado.

-Lo es, pero tengo castigo.

Él se rió –Oh, sabía que eres una chico malo– Bromeó –Pero espera ¿Quién demonios es tan animal para castigarte en el almuerzo la primera semana del instituto? Eso es cruel.

Una arruga se alineó en mi frente. -¿Cierto? Es demasiado cruel. Fue tu hermano. Tengo toda la semana.

Él soltó una gran carcajada -¿Estás ahí con él, ahora mismo? Eso es demasiado divertido. Guau hablo para importunar.

Fruncí más el ceño –Que te deja, no hay nada remotamente gracioso en eso– contesté enojado.

-Wow, Jaejoong, cálmate. Lo siento, solo estaba bromeando. Escucha, solo llamaba para ver como quedamos para lo de la película– Su voz sonada como de disculpa, por lo que mi enojo se fue.

-Si vas a seguir haciendo eso, no estoy seguro de querer salir contigo– Dije, haciendo un mohín aun cuando sabía que él no podía verme.

-Bueno, eso está muy mal. Te recojo el viernes. ¿Terminas a las tres en punto, cierto?– preguntó.

¿Viernes? Oh no.

Yo quería pasar lo que queda de semana acostado llorando y enroscarme en la cama; comiendo chocolate.

-¿Qué? No quiero ir el viernes.

Él rio enigmáticamente –Bueno, es el viernes o nada. Porque el sábado echaré un polvo.

-Eres un puto– bromeé.

-Sí, a veces sí, pero es más divertido así. Bien entonces a las tres en punto el viernes.

-Hojun, no.– dije entres dientes, mientras él ya había cortado.

De repente sentí que alguien estaba parado en frente mío.

-¿Era una llamada de emergencia?– preguntó Yunho, con voz áspera.

-No, era una llamada de contexto sexual– Bromeé, esperando a que él riera, pero no lo hizo. En su lugar agarró mi teléfono y lo metió en su bolsillo.

-Las llamadas personales no se permiten en el instituto a menos que sean una emergencia– replicó, caminando de nuevo a su escritorio –Lo puedes recuperar a final del día.

-¿Me estás tomando el pelo? ¿Qué mierda te pasó, Yunho? ¡Te has convertido en un maldito idiota!– Exclamé parándome rápidamente, saqué diez mil wons de mi bolsillo y se los tiré en el escritorio. –Esto es por el almuerzo.

Él me miró –Aún te queda media hora de castigo.

-Pues repórtame, maldita sea– Él no dijo nada más, me di la vuelta y salí, dirigiéndome lo más rápido posible a la cafetería. Encontré a mis amigos. Su me miró confundido.

-¿Qué estás haciendo aquí? ¿No deberías estar castigado?

-Me siento mal, me voy a casa– mentí, encogiéndome de brazos. De ninguna manera lo quería ver de nuevo. Y si lo hacía terminaría golpeándolo o besándolo y definitivamente no podía hacerlo en un aula llena de estudiantes.

-¿Te encuentras mal? ¿No estarás embarazado, verdad?– Bromeó Su con una mueca de horror en su cara.

-Sí, ¿Cómo lo adivinaste? Sólo tengo tres meses– bromeé, tocando mi estómago y sobándolo. Vi a Hyunjoong ponerse totalmente tenso mientras me mirada con los ojos muy abiertos. Me eché a reír –Relájate, estaba bromeando.– Le guiñé un ojo juguetonamente.

Él suspiró y masajeo la parte trasera de su cuello –Dios, me asustaste.

-Lo siento, Hyunjoong– Me reí -.¿Su, puedes hacerme un favor? No tengo mi teléfono, ha sido confiscado, así que no te molestes en enviarme mensajes u otra cosa.

-¿Quién te lo confiscó?– Preguntó Donghae, frunciendo el ceño, mientras agarraba su teléfono como si fuera a desaparecer. Él era de esas personas que no eran nada sin el teléfono. Probablemente tendría un leve ataque al corazón si no lo tuviera con él todo el tiempo.

-El profesor nuevo.– Dije fríamente.

Todos estallaron en risas, Su me miró con los ojos entrecerrados.

-¿Qué pasa contigo? Todos lo aman, es gracioso, divertido, relajado, inteligente y es justo también, pero parece que ustedes dos se odian. Él es la mejor cosa que pasó después de que se deshicieron del pastel de carne los jueves.– Reflexionó.

Y ahí estaba él defendiéndolo otra vez –Wow, Deberías ir a decírselo, de seguro te ganas una de sus sonrisitas sexys– contesté sarcásticamente, rodando los ojos. ¿Cómo mierda Yunho puede llegar y tenerlo comiendo de la mano a todos? Es totalmente molesto. -Nos vemos mañana– Les dije mientras me volteaba y salía.

Justo cuando llegue a la puerta principal alguien me agarró de la mano, haciendo que me doliera por la caída de ayer. Me volví furioso pensando que era Yunho diciendo que no podía irme o cosas así. Pero era Hyunjoong.

-¿Cómo te vas a casa?– preguntó, mirándome preocupado.

Me encogí de hombros –Caminando.

Él suspiró y puso su brazo en mi hombro –Te llevo a casa. No puedes irte caminando si estás enfermo– Me llevó hasta su auto y sonreí, no queriendo admitir que estaba fingiendo. No quería caminar a casa. Sabía que estaba siendo egoísta, pero realmente me gustaba estar con él. Al menos Hyunjoong no hablaba de lo guapo que era Yunho, como lo hacía Su. Me llevó a casa en silencio. Cuando se detuvo, me miró curioso -¿De verdad  no estás embarazado?– preguntó haciendo una mueca.

Le sonreí y rodé los ojos –Hyunjoong, no estoy embarazo, era una broma, no particularmente graciosa, pero una broma. Deja de estresarte– le aseguré, sonriendo disculpándome -¿Quieres entrar y hacerme compañía?– le pregunté esperanzado.

-Mientras prometas no vomitarme encima, como la otra vez.

Me eché a reír. En nuestra tercera cita no me sentía muy bien que digamos, de hecho me sentía horrible, pero no quería cancelarla así que aun así fui y terminé vomitando sus pies, en medio de un cine repleto de gente.

-Oh Hyunjoong, de verdad estoy sorprendido de que aún me hables– dije aun riéndome.

-Yo también algunas veces– Rodó los ojos y salió del coche, esperándome a que llegara a su lado para deslizar su brazo nuevamente alrededor de mis hombros y llevándome al interior.

Mi madre no estaba en casa, llegaba a las cuatro, así que teníamos toda la casa para nosotros solos. Hyunjoong me llevó al sofá e hizo que me sentara –iré a prepararte algo y luego podemos ver una película.- dijo sonriendo como si él fuera el dueño de la casa.

Apoyé la cabeza en el sofá, en silencio intentando no pensar en Yunho. Después de un par de minutos Hyunjoong regresó y colocó una tostada con una taza de té de menta delante de mí antes de dirigirse al reproductor de DVD.

-Gracias– le sonreí.

Se dejó caer en el sofá junto a mí mientras yo mordía la tostada. Cuando la película comenzó sonreí. Era 5 centímetros por segundo. Mi favorita. Me acurruqué a su lado y suspiré.

¿Por qué mierda no podía enamorarme de alguien como Hyunjoong? Un dulce y adorable chico que estaba totalmente loco por mí y lo más importante, de mi edad. Pero claro, al imbécil tenía que ocurrírsele enamorarse del estúpido, sexy, enojón, engreído, pervertido, vanidoso, ególatra y muy lindo profesor de veintidós años. ¡Qué inteligente de tu parte Jaejoong!

Después de terminar la película me sequé las lágrimas, siempre lloraba, no había vez que viera la película y terminara como maría magdalena. Volvimos a hablar acerca de mis clases, mi corazón se hundió sabiendo que pronto mencionaría a Yunho -¿Y cómo vas con cálculo este semestre? ¿Crees que necesitarás ayuda otra vez?– preguntó. Él sabía cuánto odiaba cálculo.

-No lo creo; el profesor nuevo me dijo que debería conseguir un tutor ¿Y sabes a quién me ofreció? A Minah, a ella de todas las personas ¿Puedes creerlo?– Me quejé molesto ante la idea.

-Si necesitas tutor, yo puedo ayudarte. Digo, no soy un genio, pero hago lo que puedo y me ha ido bastante bien– se ofreció encogiéndose de hombros.

-¿Me estás tomando el pelo? ¿Harías eso por mí?– pregunté mirándolo esperanzado.

Él sonrió, levantando un dedo –Con una condición.

Detuve mi respiración, rezando por que no fuera nada relacionado con darle una oportunidad o algo así. Realmente me gustaba que fuéramos amigos y no quería que las cosas se volvieran a poner delicadas.

-Está bien ¿Qué es?– pregunté nervioso. 

Él sonrió –Lo haremos en mi casa y como paga, tú tendrás que cocinarme al menos dos veces a la semana.

Sonreí y lancé mis brazos alrededor de su cuello. Abrazándolo fuertemente; cocinaría para él aun si no tuviera que darme clases particulares. Hyunjoong se merecía eso y mucho más. –Definitivamente es un trato– acordé felizmente.

Él me devolvió el abrazo, pero de repente alguien tocó la puerta. Eché un vistazo al reloj para ver que eran más de las tres. ¿Quién diablos era? No estoy esperando a nadie.

Salté, pero Hyunjoong inmediatamente me sentó de nuevo en el sofá. –Supuestamente estás enfermo ¿Recuerdas? Sabía que estabas fingiendo.– dijo entrecerrando los ojos juguetonamente.

Me reí mientras él fue a abrir la puerta. –Oh… hola señor ¿Qué está haciendo aquí?– preguntó Hyunjoong sonando confuso.

¿Señor? ¿Qué es todo eso? 

-Bueno tengo el teléfono del señorito Jaejoong. Dije que él podría recuperarlo al final del día, pero sus amigos dijeron que se fue a casa enfermo. Sé lo importante que es un teléfono para un adolescente hoy en día– contestó Yunho, con una voz realmente incómoda y molesta.

Oh qué día ¿Qué mierda hacía él aquí? ¿Qué diablos pretende? Doblé la esquina para ver a Hyunjoong parado medio bloqueando la puerta, su brazo en el marco mientras miraba a Yunho. El lenguaje de su cuerpo era como una batalla, parecían estar midiéndose el uno al otro de forma extraña. Yunho estaba más que enfadado, definitivamente lo estaba, lo podía ver por la manera en cómo apretaba su linda mandíbula

-Él está enfermo: se lo daré– Dijo Hyunjoong, tendiendo la mano hacia el teléfono. 

-Me gustaría comprobar que está bien, estaba un poco raro en clase– contestó Yunho con severidad, utilizando un tono de voz de maestro que ni siquiera sabía que tenía.

Respiré profundo y me acerqué por detrás de Hyunjoong, levantando su brazo y dado un paso delante de él. La cara de Yunho se suavizó cuando me vio. Hyunjoong dio un paso más cerca y presionó su pecho contra mi espalda, con sus manos descansando en mis hombros. La postura de Yunho pareció cambiar instantáneamente, sus hombros se tensaron de nuevo. El aire estaba cargado de incomodidad y tensión, mientras nos mirábamos el uno al otro, sin hablar.

Hyunjoong quebró el silencio –El Señor Jung, trajo tu teléfono.

Asentí y tendí la mano –Es muy amable de su parte, señor, pero pudo haberlo guardado hasta mañana.– traté de mantenerme calmado, usando un tono de voz suave y amistosa sólo por estar en frente de Hyunjoong.

Yunho colocó el teléfono en mi mano y ladeó su cabeza –También quería comprobar que usted estaba bien después de la hora de almuerzo.

-Estoy bien– miré a Hyunjoong –um ¿Crees que podrías hacer un poco de té? Tengo mucha sed– pregunté incómodamente. Él frunció el ceño y asintió, alejándose. Volví a mirar a Yunho para ver una sonrisa en su cara mientras observaba como Hyunjoong se alejaba -¿Qué es lo que realmente quieres?– pregunté suavemente, cerrando la puerta detrás de mí para que no pudiera Hyunjoong oír la conversación.

-Como dije, sólo quería entregarte tu teléfono y comprobar que estabas bien. Te veías bastante molesto cuando saliste corriendo– dijo en voz baja.

-Estoy bien– me encogí de hombros –Como puede ver, tengo buena compañía, así que gracias por traerme el teléfono señor Jung y lo veré mañana en la hora de castigo– dije con la voz más desagradable que tenía.

Resopló, su mandíbula se tensó –Si, noté que tenías compañía. Buena no sé, pero ¿Reemplazándome ya?– preguntó levantando una ceja desafiantemente.

¿Reemplazándolo? ¿Qué mierda se cree?

Hombre, está empezando a cabrearme más y más.

-¿Eso es algún tipo de broma?– espeté, apretando los puños e ignorando las heridas  que tenía en mis manos, probablemente comenzarían a sangrar de nuevo.

-Es sólo una observación.

-Hyunjoong y yo somos amigos y eso no es de tu incumbencia.

Miré de nuevo hacia el pasillo, asegurándome de que Hyunjoong no estuviera escuchando nada.

-¿Sí? Eso no fue lo que escuché, oí que solían salir, pero terminaste al empezar el verano– replicó Yunho, mientras apretaba aún más su mandíbula sus ojos penetrantes negros como el abismo se endurecían acusadoramente.

¿Por qué mierda me tiene que mirar así?

Eso no era de su maldita incumbencia aunque empezara a salir con Hyunjoong otra vez.

Él rompió conmigo, no al revés.

-Eso no tiene nada que ver; nosotros éramos amigos antes de empezar a salir. ¿De dónde sacas esa mierda?– pregunté molesto.

Se encogió de hombros, relajando su mandíbula –Oí cosas, Tú no estabas en clase así que la gente empezó a especular cosas de porqué fuiste visto dejando la escuela con tu ex novio.

-Bueno como dije, eso no es de tu incumbencia. Gracias por el teléfono.– Di un paso atrás para entrar y cerrarle la puerta en la cara.

Antes si quiera de que pudiera volverme, metió el pie, manteniendo la puerta abierta. –Lo siento si te estoy lastimando– Dijo en voz baja, mirando mis manos sangrar.

Me burlé de eso –No lo sientes. Deja de mentir, Yunho. Tú probablemente estás enojado porque tienes que salir a buscar sexo en vez de tenerlo a mano cuando tú quieras. Oh y por cierto, ya conseguí un tutor; Hyunjoong me ofreció su ayuda.

Pateé su pie haciendo que lo retirase hacia atrás. Le cerré la puerta en la cara, ignorando su expresión de sorpresa.

Me incliné contra ella, incapaz de respirar. Oí palabrotas al otro lado de la puerta, unos segundos después oí el golpe de la puerta de su Jeep. Me retiré de la puerta y fui hasta la cocina. Hyunjoong estaba apoyado contra el mostrador esperando a que la tetera hirviera. Me encogí de hombros, luchando nuevamente contra la necesidad de tirarme al suelo, abrazar mis piernas con mis brazos y llorar todo lo que quedaba de tarde.

-¿Estás bien?– preguntó, girando torpemente y envolviéndome en un abrazo.

Asentí esperando a que mi voz saliera.

-Sí, estoy bien ¿Te quieres quedar a cenar esta noche?– pregunté esperanzado.

Sonrió –Claro que sí, la comida de tu madre, es mucho mejor que la tuya, sin ofender– contestó tirándome hacia atrás y sonriéndome. Golpeé su brazo, fingiendo enojo.

-Ouch, tranquilo con el gancho de derecha, Rocky Balboa– Bromeó.