Me reafirmo a Ti ~ Capítulo 1

Me reafirmo a Ti

Capítulo 1

Entraron con paso seguro, al entrar, varios empleados hicieron una reverencia.

-Sr. Jung, que honor tenerlo por aquí, y al señorito Jung- los recibió un hombre de casi sesenta y tantos años. Vestía un traje tradicional coreano, estaba calvo, pero tenía barba. A diferencia de los Jung, que vestían con terno.

Era una época en la que recién venían las corrientes extranjeras, así que solo los ricos usaban ternos y vestidos europeos; los de clase media mantenían sus vestimentas tradicionales. Los adultos mayores, ricos o pobres, en su gran mayoría seguían usando sus trajes tradicionales.

-Gracias- agradeció el señor Jung -¿ya tiene todo listo?-

-Sí, sí, claro. Por favor, acompáñeme- el pequeño hombre se adentró por el gran pasillo –Tal y como usted me pidió señor Jung. Escogimos a lo mejor para su hijo-

-Excelente. Ahora Yunho- llamó a su hijo, ganando su atención –Entrarás al cuarto y cumplirás con tu deber-

Yunho solo pudo asentir nervioso, nunca había visto a su padre tan serio.

Con un poco de miedo, entro a la habitación, oyó que la puerta era cerrada con seguro. Tragó saliva y vio que no estaba solo en el cuarto.

Había una persona sobre diván rojo con bordados dorados.

-Joven Jung- lo escuchó llamarlo –es un honor y un placer servirlo-

-Yo… yo…- estaba nervioso. No podía dejar de mirar aquella hermosa criatura frente a él. De larguísimos cabellos negros lacios, blanca y nívea piel, labios hermosos y su cuerpo, siendo tapado por una bata de seda. Con diseño de flores. Ramas, aves y algunos dragones. Todo en colores rojos, rosados, dorados, negros y verdes.

-Por favor, acérquese- lo llamó. El pelinegro se encontraba sentado en medio del diván, con las piernas juntas. Su bata de seda le resbalaba por su hombro derecho y tenía una peineta adornando su cabello.

El menor se acercó con paso rápido para quedar enfrente del otro. Intentaba no mirarlo, pero sus ojos buscaban seguir contemplarlo. Se sorprendió cuando se dio cuenta que era un hombre; por su voz y por la bata que le permite ver parte de su pecho.

Tragó duro cuando por accidente le vio el rostro, aunque el otro se haya mantenido observándolo. 

Se tomó el tiempo de ver su rostro, cada delicada y fina facción de su cara, era casi irreal.

-¿Sucede algo, joven Jung?- le preguntó el pelinegro.

El moreno, nervioso de que le esté hablando, sólo supo mover la cabeza de manera negativa.

-Me alegro- le dijo mientras le mostraba una dulce sonrisa que no pasó desapercibida para el menor 

–Bueno, supongo que esta es tu primera vez. Aunque sonara a pregunta, era más una simple afirmación.

-S… si-

-¿Puedes decirme cuántos años tienes, pequeño?- preguntó mientras le agarraba de la mano.

Su tacto era tan cálido, sumando su suave y tersa mano.

-Dieciséis… Tengo dieciséis- tartamudeó.

-Eres muy pequeño y adorable- le agarró la otra mano –Te gano por siete años- soltó una pequeña risita, le sacó la lengua y le guiñó el ojo. Ese pequeño gesto hizo que el menor sonriera.

-Entonces tienes veintitrés- sonó más como una pregunta.

-Así es- de repente la vista del pelinegro se dirigió a un exótico reloj colgado en la pared –Creo que pasamos mucho tiempo conversando- hizo puchero.

El menor volvió a tensarse y a ponerse nervioso. Con la plática se le había olvidado del por qué había ido a ese lugar.

-No te preocupes por nada, ¿sí?- la reconfortó mientras flexionaba sus piernas, para apoyarlas sobre el diván, quedando abierto de piernas, mostrando su total desnudez bajo la bata; y con su mano derecha, dirigió la mano izquierda del moreno hacia sus partes íntimas.

-Es… ¡Espera!- lo detuvo abruptamente.

El mayor lo miró confundido, posiblemente el moreno deseaba ser el pasivo, aunque eso sería la primera vez que sería el activo con un cliente primerizo.

-Yo… a mí me gustaría… me gustaría saber tu nombre- desvió la mirada, totalmente sonrojado.

Aún más confundido, el pelinegro sonrió de ternura por el comportamiento del otro.

-Me llamo Jaejoong- lo cogió de la barbilla para que lo mirara sonreír.

-Y… y tu… ¿y tú apellido?-

-Kim, un apellido muy común, nada fuera de lo normal-

-Es bonito como… como hace juego con tu nombre y tu persona-

-Muchas gracias, me siento muy bien después de oír eso. Joven Jung- lo llamó.

-¿Sí?-

-Puedo… ¿Puedo darle un beso?- preguntó sonrojado, pero aun mirándolo fijo.

El menor solo pudo asentir nervioso. Se sentía ansioso por el beso.

Sintió como las suaves y cálidas manos del pelinegro lo tomaban de las mejillas y lo jalaban delicadamente hacia el rostro ajeno. Después olió una dulce fragancia, exótica y envolvente, quedó prendado de eso, luego sintió unos cálidos pétalos sobre sus labios. Su primer beso.

Corto, efímero y memorable, así lo recordara.

-Joven Jung, por favor, tómeme- jadeo enfrente de sus labios mientras volvía a dirigir su mano izquierda del moreno hacia su parte íntima, acercándolo a su ano –Metía su dedo por favor-

Reuniendo valor, metió su dedo índice, escuchando un pequeño gemido.

-Muévalo, por favor- hablo jadeante el pelinegro, apoyando su espalda en el respaldar del diván.

Yunho empezó a sacar y meter su dedo, se sentía caliente y húmedo y estrecho su ano. Veía como su dedo salía rodeado de una sustancia pegajosa y un poco blanquecina.

Viendo que el pasaje anal se expandía dándole más espacio a su dedo, quiso seguir sintiendo la misma estreches. Así que agrego otro dedo, escuchando enseguida un gemido con tinte de sorpresa.

-Por… por favor… joven Jung- hablaba entrecortado el mayor, dirigiendo sus manos a los pantalones del moreno.

Alcanzo el cierre del pantalón y fue bajándolo, sintiendo como el menor metía otro dedo. Ya con el cierre bajado y el botón del pantalón abierto, bajo un poco la tela de la ropa interior para sacar el prominente miembro del otro.

-Joven Jung- seguía gimiendo su nombre y empezando a bombear su miembro.

-Jaejoong… ngh…- se sentía muy bien como bombeaba su miembro. Metió un cuarto dedo, quería descargarse, sentía como si quisiera orinar, pero le faltaba ganas… algo faltaba.

-Joven… joven Jung… por favor… por favor tómeme- hablo Jaejoong, dejando de bombear el miembro del menor y cogiéndose por debajo de las rodillas para abrir más sus piernas –Entre… entre en mi… se lo suplico- un hilillo de saliva brotaba de su boca.

Un poco dudoso, el más joven quito sus dedos del ano del mayor. Sosteniendo su cadera con su mano izquierda, se agarró su miembro erecto con la mano derecha, dirigiéndolo hacia la entrada del otro. Poco a poco fue empujando la cabeza de su pene, intentando pasar el anillo anal del pelinegro.

Debía admitirlo, le estaba costando pasar si quiera la cabeza. Ajustando más el agarre de su mano derecha, la traslado hasta por debajo de la cabeza de su miembro. Volviendo a intentar entrar, ayudado de su mano, es cuando por fin logro pasar de a poco la cabeza.

De inmediato sintió una gran presión sobre si, exhalando un gruñido, se detuvo. No sabía qué hacer, abrió un poco sus ojos, que por la fuerte sensación, se cerraron. Al entreabrir sus ojos, observó cómo su miembro se conectaba al trasero del mayor, asombrado en cómo su pene pudo entrar y pasar por ese espacio tan reducido.

Jaejoong, al sentir que el mayor no avanzaba, abrió sus ojos y lo vio observando cómo su miembro estaba entrando en é. Soltó sus rodillas y las dirigió a las caderas del moreno, ganando su atención. 

Sonriéndole de manera dulce, traslado sus manos a sus glúteos y lo empujó hacia sí, terminando de meter el pene del otro.

Ambos lanzaron gemidos, uno más agudo que el otro. Yunho comenzó a moverse, de manera lenta, porque aún no sabía cómo aumentar la velocidad de sus embestidas y además, la estrechez del pelinegro era extasiante.

-Jo… joven… Jung- el mayor también ayudaba con las embestidas, ya no agarraba el trasero del otro, ahora tenía sus manos en el filo del diván, cerca de donde sus talones se mantenían apoyados 

–más rápido… por favor…-

Haciendo caso y ya sintiéndose más cómodo con la estrechez, aumento el vaivén de su pelvis, ganándose más gemidos.

De un momento a otro, sintió que se orino dentro del otro.

Detuvo todo movimiento que hacía, sorprendiendo al de piel nívea.

-¿Por qué te detuviste?- ambos estaban jadeando. El menor negó con la cabeza agachada –Es porque… ¿te corriste muy rápido?- pregunto inquiriendo su nerviosismo.

Yunho asintió lentamente, estaba muy avergonzado: ¡Esperen! ¿Dijo que se… había corrido?

-No te preocupes, indo, eso es normal. Recuerda que es tu primera vez- le explicó mientras le acariciaba sus mejillas –Bueno, creo que será todo por hoy- dijo  -Sal de manera lenta, por favor- le pidió al menor.

El moreno asintió, agarro sus muslos y poco a poco alejo su pelvis del trasero del otro. Extrayendo su miembro de la cálida y húmeda presión en la que estuvo.

-Pero usted…- habló bajito mirando el miembro erecto del mayor.

-Oh… no te preocupes por eso- dijo y se tapó con su bata –Vamos, tu padre debe estar esperando por ti.

El menor asintió y se acomodó su ropa interior y su pantalón. Jaejoong se le acerco con un pañuelo y le seco el sudor de la cara y del cuello. Aunque el moreno es menor, es más alto. Le ganaba por 

unos cinco centímetros, y seguiría creciendo.

-Listo, ya está presentable- le regalo una última sonrisa antes de dirigirse con el alto a la puerta.

-Al fin, hijo mío- exclamo el Sr. Jung –Ya eres todo un hombre ahora. ¿te trataron bien?- pregunto mientras lo tuvo abrasando de los hombros con su brazo izquierdo.

-Si…- respondió bajito y con un sonrojo en las mejillas.

-Me alegro. Bueno, nosotros nos retiramos, Sr. Han, acuérdese del trato que hicimos, y aún está pendiente lo último- finalizo caminando hacia la salida y subir a su carruaje.

El trayecto en carruaje era aproximadamente una hora.

-Padre, ¿Cuál es el trato que tú y el Sr. Han hicieron? Siento curiosidad-

-Nada en especial. Solo le dije que reservara a Jaejoong. Él será solo para tu uso- explico –Bueno, 

hasta que te canses de él. No quiero que él por ser un prostituto, se le pegue alguna enfermedad y te la pase a ti- puntualizó.

-Oh…-

Continuará...