Capítulo 7

—¿Sabes  cuán extraño es esto?— preguntó Jaejoong viendo fijamente a Yunho.

—Tengo una buena idea, sí.

—¿Básicamente me estás diciendo que el olor de mi sangre te atrajo hacia mí? ¿Ahora de algún modo estoy enlazado a un vampiro?

—Sí.

—Y tú necesitas mi sangre para sobrevivir.

—Sí.

—Y ahora que nuestras almas están enlazadas, podemos hablarnos al otro mentalmente, y nunca me serás infiel.— Jaejoong arqueó una ceja hacia Yunho. —¿Y eso lo cubre todo?

—Bueno, aparte de eso hay algo más. Yo te protegeré con mi vida, necesitaré emparejarme contigo a menudo así no perderé el control, y te necesito más que a mi siguiente respiración, pero sí, eso lo cubre todo.

—Guau, ¿ustedes chicos no juegan con esa mierda, verdad?

—No.

—¿Así que yo tendré dolor cuando no esté cerca de ti?— Jaejoong hizo la pregunta que estaba en su mente.

—Te lo dije, me necesitas a mi tanto como yo te necesito a ti. Ahora que estamos enlazados, no podemos estar separados por mucho tiempo sin sentir la necesidad de estar juntos. Entre más tiempo pases sin ser tocado, más difícil será.

—Esto le da un nuevo significado a no irse a la cama enojados, ¿no es así?

—Preferiría que no, eso es cierto, pero sospecho que tendremos nuestras discusiones. Tenemos diferentes personalidades y necesitamos conocernos el uno al otro, comprometernos, si queremos que esto funcione.— La sonrisa que cruzó la cara de Yunho hizo que Jaejoong se estremeciera. —Eres afortunado. En la antigüedad, si nuestro Rajaaka era un ser humano, nosotros solo lo encadenábamos en una cama y lo manteníamos cautivo.

Jaejoong sintió que su cara se ruborizaba al pensar en que Yunho lo encadenara a una cama, para que el hombre grande y fuerte castigara su cuerpo mientras permanecía atado y era incapaz de resistírsele. Ese pensamiento envió una ola de lujuria que lo atravesó.

Levantó la mirada cuando oyó a Yunho inhalar profundamente. Los ojos miel de Yunho estaban cambiando y el color miel fue reemplazado por un vívido color rojo. El corazón de Jaejoong se aceleró, pero ¿era miedo lo que sentía ahora, o excitación?

—¿Quieres ser atado?— Yunho gruñó.

La cara de Jaejoong ardía, pero él no pudo alejar la mirada de la intensa mirada de Yunho. Se encogió de hombros. —He pensado en eso.

Sin advertencia, Yunho lo levantó en sus brazos. Jaejoong gritó, el cuarto volaba mientras ellos recorrían el penthouse. Se rio cuando sintió el colchón en su espalda, y el cuerpo de Yunho presionándolo. Fuertes manos sostenían sus muñecas arriba de su cabeza.

—Rajaaka.— la voz de Yunho era profunda, gruesa y casi irreconocible. Sus ojos rojos brillaban.

Jaejoong cedió a la repentina y abrumadora urgencia que sentía y arqueó su cabeza hacia atrás, exponiendo su cuello.

Gritó cuando Yunho encajó sus colmillos. Un destello de intenso y abrumador dolor desapareció rápidamente cuando Yunho comenzó a chuparlo. Jaejoong no pudo evitar empujarse hacia el hombre. Su pene se hinchaba mientras el dolor se convertía en placer.

—Petjya— gruñó sabiendo que a Yunho le gustaba oír esa palabra. Jaejoong separó las piernas y Yunho se acomodó contra él. Jaejoong colocó sus pies sobre el colchón y empezó a empujarse contra Yunho. Podía sentir sus duros penes frotándose juntos a través de sus pantalones.

Yunho chupaba duro. Jaejoong se empujaba duro. Las intensas sensaciones que recorrían su cuerpo eran abrumadoras. Él encajó sus uñas en sus palmas gritando cuando una inesperada liberación llenó sus pantalones.

Una fracción de segundo después, Jaejoong sintió los dientes de Yunho salir de su cuello. Él levantó la cabeza para ver a Yunho inclinar la cabeza hacia atrás y rugir. Sintió la humedad filtrarse a través de los pantalones de Yunho cuando el hombre se corrió.

Cuando Yunho lo miró, sus colmillos estaban totalmente extendidos. Jaejoong los veía fascinado, mientras una sencilla gota de sangre se deslizaba por uno de los colmillos. La lengua de Yunho la lamió.

—Rajaaka— Yunho siseó, sus ojos cambiaron lentamente del rojo a su color normal, miel brillante.

—Te gusta la idea de dominarme, ¿verdad?— Jaejoong veía fascinado al hombre—que había vivido cientos de años y que probablemente había experimentado más diversidad sexual de lo que Jaejoong pudiera imaginar—ruborizado.

Yunho apartó su mirada como si estuviera avergonzado. Jaejoong jaló sus manos liberándolas del agarre de Yunho y acunó la cara del hombre.

—¿Si yo puedo admitir que me gusta estar atado, tu puedes admitir que te gustaría atarme, hmm?

Yunho se rio. —Supongo.

—¿Puedo sentir tus colmillos?

Yunho dudó un momento, pero entonces lentamente abrió su boca, mostrando un juego de brillantes y blancos colmillos. Jaejoong acarició delicadamente con un dedo uno de los colmillos. Su mirada en Yunho se sobresaltó cuando el hombre gimió.

—¿Te gusta que toque tus colmillos?— Jaejoong murmuró fascinado por el conjunto de emociones que cruzaban los rasgos de Yunho. Él podía ver el rubor de la excitación en la cara de Yunho a pesar del hecho de que el hombre se había venido momentos antes.

Jaejoong tomó los lados de la cara de Yunho y lo jaló hasta que sus labios se encontraron. Él intencionalmente sacó su lengua y acarició suavemente uno de los colmillos y luego el otro. Yunho gruñó y abrió más la boca, su cuerpo entero repentinamente se estremeció contra el de Jaejoong.

—Te gusta esto.

—Es muy íntimo— dijo Yunho —como acariciar mi pene con tu lengua.

A Jaejoong le gustó la idea. —¿Puedo hacerte venir haciendo esto?

—Dios, si lames mis colmillos mientras te jodo.— Yunho se estremeció y gimió. —Creo que me moriría.

—Y yo que creía que los vampiros eran inmortales.— Jaejoong se rio.

—No, somos difíciles de matar, pero podemos morir.

Jaejoong lamió los colmillos de Yunho de nuevo, disfrutando los pequeños gemidos que Yunho hacía cada vez que él lo hacía. ¿Quién iba a saber que los colmillos de un vampiro eran una zona erógena?

—Rajaaka, por favor, tienes que detenerte— Yunho gruñó.

—Pensé que te gustaba esto.

—Me gusta.— Yunho sonrió. —Quizás demasiado.

—¿Puede gustarte algo demasiado?

Yunho se rio. —Me vine dos veces durante la última hora, Rajaaka. Creo que necesitamos dejar algo para esta noche cuando te tenga desnudo.

Jaejoong sintió la pérdida de Yunho en el momento que se alejó de él. Se sentía como si la temperatura hubiera bajado varios grados de repente. Levantó la ceja y miró fijamente a Yunho.

—No estoy seguro que me guste mucho esto de la reclamación, Yunho.

Yunho lo miró con los ojos de par en par. —¿Por qué no?

—¿Cómo se supone que haga algo si no puedo separarme de ti?— Jaejoong frunció el ceño y se sentó a un lado de la cama. Pasó sus manos a través de su cabello, frustrado al sentir la necesidad de nuevo. —Tengo que encontrar un trabajo, mudarme de la casa de mi hermana. Tiffany y Hyunjoong esperan un bebé y…

—Tú eres mi Rajaaka— dijo Yunho mientras movía su mano en el aire con desdén. —Lo que es mío es tuyo ahora, como si estuviéramos en uno de esos matrimonios humanos. Mi abrogado ya tiene los documentos. Solo necesitan tu firma.

Jaejoong se quedó con la boca abierta. No podía ni siquiera hablar, solo podía ver a Yunho en completo estado de shock. Se preguntó de nuevo si Yunho estaba loco. O quizás él había escuchado mal, o había entendido mal lo que el hombre le acababa de decir.

Nadie cedía tanto dinero como Yunho debía tener. Él era el propietario de una de las más grandes compañías farmacéuticas del mundo. Él tenía millones, si no es que billones.

—Yunho, esto es en serio.

—Claro que lo es. Si estuviéramos casados a los ojos de tu gente, nosotros tendríamos que compartir todas nuestras posesiones materiales. ¿No es así?

Jaejoong frunció el ceño. —Bueno, sí.

—Ante los ojos de mi pueblo, cuando te convertiste en mi Rajaaka y nos enlazamos. Nosotros nos casamos.

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Jaejoong estaba sentado en una silla justo al lado del escritorio de Yunho viéndolo trabajar. El teléfono parecía no parar de sonar, pero Yunho tomaba cada llamada como si tuviera todo el tiempo del mundo.

Cuando no estaba hablando por teléfono, él estaba haciendo trabajo de oficina o en su laptop. Varias veces, gente vino a reunirse con él y Jaejoong se sentaba en una esquina observando en silencio como Jung Yunho manejaba su emporio.

Parte de él hervía al ser ignorado. Nadie parecía darle más que una curiosa mirada, como si él no importara. Si alguien se le quedaba mirando demasiado tiempo, un bajo gruñido salía del pecho de Yunho.

Jaejoong encontraba la conducta posesiva de Yunho divertida. El hombre parecía intentar protegerlo del mundo. De hecho esa era la primera vez en tres días que a Jaejoong se le permitía estar en la oficina mientras otros entraban libremente.

Yunho lo había llevado a comprar un nuevo guardarropa y a cenar. Simplemente Yunho no le permitía salir sin él o sin el grupo de hombres fuertemente armados que lo protegía.

Jaejoong sonrió cuando el segundo teléfono de Yunho comenzó a sonar. El hombre frunció el ceño viendo el ofensivo objeto. Jaejoong rodó los ojos y se dirigió a contestarlo. Yunho levantó las cejas, pero no se opuso.

—Oficina de Jung Yunho, ¿en qué puedo ayudarlo?— dijo Jaejoong al teléfono.

—Soy Park Seuljing— un gruesa voz respondió. —Necesito hablar con el señor Jung.

—Espere un momento, señor Park, mientras veo si él puede atenderlo.— Jaejoong no se molestó en cubrir la bocina, en su lugar él simplemente vio a Yunho. Park Seuljing, dijo en silencio. ¿Puedes hablar con él o debo tomar el mensaje?

Yunho se rio y negó con la cabeza. Toma el mensaje. Le llamaré después.

Jaejoong asintió y se llevó el teléfono a su oído. —Señor Park, el señor Jung se encuentra en una conferencia telefónica en este momento y no puede atenderlo. Él quiere que le asegure que le devolverá la llamada en cuanto se desocupe. ¿Va a dejarle algún mensaje al señor Jung?

—Solo dígale que me llame, maldita sea.

—Estaré feliz de hacer eso, señor Park.

Jaejoong esperó a que el otro hombre colgara y luego hizo lo mismo. Él tomó una libreta y escribió el nombre, la hora y la fecha de quien había llamado, luego se la entregó a Yunho. Dejó el teléfono sobre el escritorio y regresó a su silla.

Realmente, Jaejoong estaba muy aburrido. De seguro, Yunho le contestaría cualquier pregunta que él le hiciera. El hombre se tomaba varios descansos y largos almuerzos, durante los cuales ellos ensuciaban la ventana de nuevo. Y al final del día, toda la atención de Yunho se centraba en Jaejoong.

Pero Jaejoong no era de esas personas que podían estar sentadas sin hacer nada. Él había pasado los últimos cinco años estudiando con todo su corazón para obtener su título mientras trabajaba en uno, dos, y en ocasiones hasta tres trabajos al mismo tiempo, fue por eso que le tomó cinco años en lugar de uno terminar su educación.

Inquieto, Jaejoong se puso de pie. Fue detrás del escritorio, se inclinó sobre la espalda de Yunho y envolvió sus brazos alrededor del hombre. Y besando la mejilla de Yunho le habló. —Voy a ver a mi hermana. Regreso en un par de horas.

—¡No!

Jaejoong se enderezó, dejando caer los brazos cuando dio un paso atrás alejándose de Yunho. —Dijiste que no era un prisionero.

—No lo eres, es solo…— Yunho pasó su mano por su cabello y luego la pasó por su rostro. —No eres un prisionero, Rajaaka. Solo que no puedes salir sin escolta.

—¿Por qué?

—No es seguro.

Jaejoong frunció el ceño, cruzó los brazos sobre su pecho y caminó frente al escritorio de Yunho para poder mirarlo a la cara. —¿Por qué no? Sigo siendo el mismo hombre de hace tres días. De hace una semana. ¿Qué ha cambiado?

—Eres el Rajaaka de Jung Yunho, eso es lo que ha cambiado.

—¿Y?

—Y hay gente allá afuera, de mi tipo y del tuyo, que no se detendrían ante anda para llegar a mí. Tomarte o dañarte es la manera más fácil de hacerlo.

Los labios de Yunho eran una línea mientras apretaba los dientes.

—Daria todo lo que poseo para que regresaras a salvo conmigo y ellos lo saben.

—¿Quiénes?— Jaejoong distraídamente se frotó los brazos para protegerse del repentino escalofrió.

—Cualquiera que me conozca— dijo Yunho en voz baja como si temiera a las palabras. —Cualquiera que sepa lo que significas para mí. Incluso cuando te alejaste de mí, yo te vigilé. Tenía que mantenerte seguro.

—Petjya.— el corazón de Jaejoong se calentó al oír las palabras de Yunho. Él caminó alrededor del escritorio y entró en los brazos que lo esperaban de Yunho. —No quiero causarte problemas, Yunho. Ciertamente no quiero que alguien me secuestre o me lastime, pero no puedo estar solo sentado aquí sin hacer nada. Me aburre.

—¿Qué te gustaría hacer?— Yunho apartó el cabello de la cara de Jaejoong.

—Bueno. Tengo un título, sabes, y originalmente vine aquí a una entrevista para el puesto de tu asistente. ¿Por qué no me dejas intentar eso?

Yunho arqueó una ceja. —¿Realmente quieres ser mi asistente personal?

—¿Qué mejor asistente personal que tu propio Rajaaka, huh?— Jaejoong sonrió. —Nosotros hacemos todo juntos. ¿Por qué no deberíamos trabajar juntos?— Jaejoong movió sus cejas sugestivamente. —Además, es una buena excusa para pasar tiempo a solas en tu oficina.

—Como lo desees, Rajaaka.

Yunho se apartó y tomó el teléfono y Jaejoong frunció el ceño. Él esperaba un beso o algo así, al menos una caricia. Ser inclinado sobre el escritorio sería agradable.

—Biseo, quiero otro escritorio en mi oficina, un teléfono y una laptop.— Yunho miró a Jaejoong y le sonrió. —También necesito un teléfono celular, accesorios de oficina y un Blackberry lleno con todas mis citas, números telefónicos e información pertinente.

Jaejoong parpadeó.

—Quiero todos esos artículos inmediatamente en mi oficina, pero toca primero.— Yunho dejó el teléfono y tomó a Jaejoong, jalando de regreso hacia su cuerpo. —Quiero que me prometas algo.

—Lo que sea.

—Ten cuidado con lo que ofreces, Rajaaka.

—¿Por qué?— Jaejoong se rio. —Nunca me lastimarías, lo dijiste.

—Cierto, pero aun así necesito tu promesa.

—Bien.— Jaejoong suspiró. —¿Cuál?

—Prométeme que no irás a ningún lado sin mí, ni siquiera al cuarto de baño a menos que sea el de la oficina. No dejarás esta habitación excepto para ir a ver a Biseo. Y nunca dejarás el edificio ni irás a ningún lado con alguien que no conozcas. Si hay algún problema y no puedes encontrarme, busca a Biseo. Ella te protegerá.

—¿Biseo también es un vampiro?

—Biseo es mi madre.

—Estás bromeando, ¿verdad?— Jaejoong repentinamente recordó cada estúpida cosa que había dicho frente a la mujer, la manera en que tropezó. Sintió ruborizarse. Él estaba muy seguro de que el rubor se extendía hasta la punta de sus pies.

—No te preocupes, Rajaaka, mi madre sabe quién eres. ¿Por qué crees que ella me trajo tu currículo?— Yunho acarició un lado de la cara de Jaejoong. —Ella olió tu sangre y sabía que podríamos tener una conexión.

—Ella sabe que soy humano, ¿verdad?

Yunho se rio y Jaejoong giró los ojos. Sabía la respuesta incluso antes de que el hombre hablara. Claro que Biseo sabía que él era humano. Ella podía olerlo al igual que Yunho podía.

—Oh hombre, los días festivos van a ser muy interesantes por aquí.

—¿Los días festivos?— Yunho preguntó.

—Usualmente yo trato de reunirme con mi familia un rato en los días festivos. Espero que podamos celebrarlos con tu madre, tú, yo, Tiffany, Hyunjoong y el nuevo bebé, sin mencionar a mi madre, asumiendo que podamos alejarla de mi sucio padrastro.— Jaejoong frunció el ceño. —¿Los vampiros pasan los días festivos juntos?

—Si ese es tu deseo, Rajaaka, entonces eso sucederá.

Jaejoong se derritió contra Yunho. El hombre tenía una manera de darle cosas a Jaejoong que hacía que su interior se derritiera. Él se preguntaba sobre lo afortunado que era. Yunho le daba todo lo que quería: aceptación, sexo asombroso, respeto por sus capacidades. Todo eso parecía demasiado bueno para ser verdad.

Jaejoong apoyó la cabeza en el hombro de Yunho y jaló el nudo de la corbata de seda roja de Yunho. —Petjya, hay algo acerca de todo eso del lazo que no entiendo, ¿hay algo que no me has dicho?

—¿Por qué preguntas eso?— Yunho cubrió la mano de Jaejoong con la suya, presionándola contra su pecho.

Jaejoong se encogió de hombros. —Esto entre nosotros parece demasiado bueno para ser verdad. Siento que esto me va a traer consecuencias, ¿sabes?

—Ven, Rajaaka— dijo Yunho mientras apartaba la silla y se sentaba. Luego le señaló su regazo.

Jaejoong arqueó una ceja hacia el hombre. No había mucha diferencia en su tamaño. Le parecía ridículo sentarse en el regazo de Yunho.

—¿Por favor?

Jaejoong giró los ojos, sabiendo que no podía rehusarse, se sentó en el regazo de Yunho. Apoyó la cabeza en el hombro ajeno y esperó esa explicación que sería extraordinaria.