Capítulo 7

Jaejoong se enroscó en la curva del cuerpo de Yunho y tiró de la manta de lana verde que tenía sobre sus hombros. Hacía bastante frío y Yunho le había dicho que no podían encender fuego porque se vería a varias millas de distancia.

Se acurrucó contra el largo cuerpo de Yunho, pensando que el frío fuera no iba a ser ningún problema, ya que el hombre era un horno. Jaejoong frotó su nariz dentro de la suave curva del cuello de Yunho. Amaba el olor almizclado y la fragancia masculina que lo llenaba cuando inhalaba.

«Podría llegar a oler esa dulce esencia por el resto de mi vida». El pensamiento lo alegró e inclinó su cabeza presionando un pequeño beso en la garganta de Yunho.

—Desearía que estuviéramos solos.— Le dijo a Yunho a través de su enlace, mientras miraba a Max y Hayami que estaban sentados e inclinados hacia atrás en sus mochilas. Dam se había ido a explorar el área.

—Yo también.— Jaejoong podía oír la risa en la voz de Yunho incluso a través de su vínculo. Lo hizo sonreír y deseó aún más que estuvieran solos.

—Siempre podemos buscar un arbusto y escondernos detrás— añadió Yunho pensativamente.

Jaejoong se rio en voz alta. —Ya me gustaría. Pero lo sabrían.

—Como si eso me importara.

—Debería. Hay algunas cosas en las que necesitamos privacidad. Nuestra vida sexual es una de ellas.

El aire salió de los pulmones de Jaejoong cuando sintió que Yunho agarraba repentinamente su miembro semi duro por encima de su pantalón. Presionó su rostro contra la garganta de Yunho para esconder un gemido, aunque separó más sus piernas debajo de la manta.

—¡Yunho!

—Shh, colibrí.— Yunho bajó la cremallera y metió su mano dentro, agarrando su miembro que se endurecía por segundos —.Mantente quieto y no se darán cuenta.

¿Quería que se mantuviera quieto, mientras lo masturbaba? Jaejoong no estaba seguro que eso fuera posible. Sus manos se cerraron contra la tela de la camisa de Yunho cuando el hombre empezó a trabajar en él, acariciándolo lentamente para no mover mucho la manta.

Su respiración se hizo más rápida, sabía que no iba a durar mucho. Aunque habían follado la noche anterior, parecía que había pasado mucho tiempo desde que había sentido el toque de las manos de Yunho en su cuerpo. Lo necesitaba más que al aire.

Jaejoong enrojeció cuando levantó la vista para encontrarse con que Yunho lo estaba observando, su mirada era intensa. Su boca estaba apretada y sus fosas nasales llameaban. Había un liguero movimiento involuntario en su mandíbula que indicaba lo mucho que el hombre estaba tratando de controlarse.

De repente, a Jaejoong no le importó quién los viera. Necesitaba a Yunho, necesitaba compartir el placer que fluía a través de su cuerpo. —¿Dónde demonios dijiste que estaban los malditos arbustos?— preguntó, moviéndose contra el duro pene que podía sentir presionando contra su trasero.

Jaejoong ahogó un gemido de protesta contra los labios de Yunho cuando las manos que acariciaban su miembro lo dejaron. Sintió las manos de Yunho buscar a tientas, luego se bajó sus pantalones y Jaejoong agarró el pene de Yunho, jadeando por el largo y duro pene que esperaba por él.

Al mismo tiempo, Yunho empujó sus manos de vuelta debajo de la cintura de Jaejoong, luchando, tratando de acariciarlo más rápido y duro sin mover la manta, para no revelar sus actividades a sus amigos.

Jaejoong estaba muy seguro de que estaba perdido cuando sus caderas empezaron a empujarse involuntariamente hacia el toque de Yunho. Volvió su cabeza, hundió sus dientes en el pecho de Yunho y se corrió, cubriendo la mano del hombre con su liberación.

—Jaejoong, joder no pares— susurró Yunho, desesperado en su mente cuando Jaejoong detuvo su mano jadeando duramente contra el pecho de Yunho.

—Lo siento.— Jaejoong reanudó sus esfuerzos.

—La cabeza Jaejoong, frota la cabeza.

Jaejoong sonrió y frotó con su pulgar la cabeza del pene de Yunho, sintiendo el estremecimiento que pasó por él. Recogió las gotas de pre semen con sus dedos antes de cambiar de mano. Asegurándose de que Yunho estuviera mirando, llevó su pulgar dentro de su boca y lamió las gotas.

—Cristo, vas a matarme.

—Quizás, pero te enviaré al cielo primero.

Jaejoong redobló sus esfuerzos, acariciándolo más duro y rápido. Movió su mano libre hacia abajo y ahuecó gentilmente las bolas de Yunho, masajeando el sedoso saco. Sintió la respiración de Yunho acelerarse y su cuerpo tensarse, y supo que el orgasmo del hombre estaba ahí.

—Bésame.

Inmediatamente, los labios de Yunho lo reclamaron y el gemido del hombre cuando se corrió llenó su boca. Jaejoong desaceleró sus movimientos, bombeando el pene de Yunho un par de veces más con su esperma cubriéndole la mano.

La boca de Yunho continuó con el saqueo mientras Jaejoong seguía acariciándolo.

Cuando Yunho finalmente separó su rostro, sus ojos lucían aturdidos, pero calientes y felices. Jaejoong sonrió. En ese momento, no había sombras en su corazón ni demonios contra los que luchar, solo los dos amándose uno al otro.

—Te amo, Yunho.

A Jaejoong no le gustó la leve mueca que atravesó la cara de Yunho. Sus cejas se fruncieron juntas. —¿Cómo puedes saberlo, Jaejoong? Solo nos conocemos el uno al otro vagamente.

—Te conozco— Jaejoong replicó, sintiéndose aliviado. Yunho no había negado su amor. Solo parecía confundido. Jaejoong tenía la esperanza de poder aclararle la confusión —.Estoy en tu mente Yunho, en tu corazón, probablemente te conozco mejor de lo que me conozco a mí mismo.

—No sé lo que es el amor, Jaejoong. Nunca lo he experimentado antes. Crecí en un orfanato. No tuve a nadie que me ensenara lo que es amar.

—Sabes qué es el amor, Yunho, solo que no sabes reconocerlo.

Jaejoong asintió, haciendo que el hombre se sentara a pocos pies de él. —Cuando piensas en tus amigos, ¿qué piensas de ellos?

—Son mis amigos, no hay nadie en la tierra en quien confíe más para protegernos a ti o a mí. Sé que cuando los necesite, siempre estarán ahí para mí, como yo para ellos. Haría cualquier cosa por ellos, moriría por ellos.

—Y si algo malo les ocurriera, ¿cómo te sentirías?

— Supongo que triste y furioso a la vez.

—¿Y si fuera algo bueno?

—Son mis amigos, Jaejoong, deseo que les pasen cosas buenas.

—Eso se llama amor, puede que sea solo amor hacia un amigo, pero es amor al fin y al cabo.— Jaejoong extendió su mano y ahuecó un lado de la cara de Yunho —.Así es como me siento contigo, no confío en nadie en la tierra tanto como confío en ti, sé que me protegerás y me mantendrás seguro, sé que siempre estarás ahí para mí y yo haría cualquier cosa por ti. Tu felicidad es mi felicidad, tu tristeza mi tristeza. Eres la persona más importante en mi vida

—¿Sí?— Los ojos de Yunho se veían un poco más brillantes de lo normal y el hombre parpadeó varias veces —.Entonces supongo que también te amo, porque me siento así por ti.

El corazón de Jaejoong vibró de placer por las palabras de Yunho. Se sentía completamente feliz, completamente vivo por primera vez en su vida. Tenía a su bebé creciendo dentro de él, y ahora tenía el amor de Yunho. No podía pedir más.

Yunho tenía a Jaejoong abrazado contra su pecho, observando amorosamente su cara hasta que el hombre se durmió. Estaba muy cansado, pero nunca se quejaba y trataba de ser fuerte. Yunho sentía más admiración por el valor de Jaejoong, que por cualquier otro que hubiera conocido.

—Es todo un hombre.

Yunho levantó la vista para mirar a Max que los observaba. —Lo es— Yunho estuvo de acuerdo —es uno de los mejores.

—Nunca pensé que te oiría decir eso acerca de otro hombre.

Yunho sonrió. —Tampoco yo, pero eso era antes de conocer a Jaejoong. Ahora no puedo ver mi vida sin él. Jaejoong y el bebé son lo más importante en ella.

—Amigo, tienes que saber lo extraño que suena saliendo de tu boca.

—¿Qué quieres decir?

—Nunca has sido homofóbico, ni nada como eso, pero siempre dejaste perfectamente claro que preferías a las mujeres. Verte tan loco por un hombre ahora…— Max sonrió y sacudió su cabeza —es totalmente extraño, amigo.

—Antes de Jaejoong ni siquiera habría considerado la idea de estar con un hombre.

—¿Qué cambió tu mente?

—La verdad, él lo hizo. ¡Oh! bueno la historia del amante de Dam ayudó un poco, pero Jaejoong es realmente el factor decisivo. Hay algo sobre él, que hace que quiera matar a todos sus dragones y ser un mejor hombre para él.

—Quieres ser su héroe.

Yunho se echó a reír. —Sí, supongo que sí, pero es más que eso. Al principio luché duramente contra esto. Lo admito, fui francamente malo con él, pero Jaejoong nunca me pidió nada. Solo aceptó mi decisión e hizo planes para irse de mi vida, que era lo que le había dicho que quería.

—¡Amigo!

Yunho miró hacia la dormida cara del hombre en sus brazos, que tenía una pequeña sonrisa en sus labios de peluche. Lucía sereno, pacífico, y estaba realmente donde tenía que estar.

—Quizás eso es todo, me ama tanto que estaba dispuesto a dejarme porque era lo que yo quería. Pero nada de eso importa ya, no importa lo de la homosexualidad o el embarazo masculino. Solo me importa hacer todo lo que esté en mi mano para que sea feliz.

—Lo amas.

Yunho lo miró, dándose cuenta de la mirada de asombro en el rostro de Max. —No te sorprendas. ¿Crees que no puedo amarlo? Es la cosa más hermosa que he visto nunca, y eso es solo es el paquete exterior, por dentro es mucho más hermoso.

—¿Y el bebé?

La sonrisa en su rostro se hizo eco de la calidez de su voz, y respondió —El bebé es solo un bono.

Yunho volvió a mirar a Jaejoong.

—Además, tiene los labios más dulces que nunca haya probado. Y sería un idiota si lo dejara ir porque estuviera confuso sobre qué hacer con su equipo.

Max se echó a reír fuerte y duro con las palabras de Yunho, suficiente para hacer que Yunho frunciera el ceño. No pensaba que su declaración fuera graciosa. Max levantó sus manos calmándose, aunque dejó salir alguna carcajada ocasional.

—Lo siento, amigo, pero es que de repente te imaginé en la cama con un muy desnudo Jaejoong sin tener idea de qué hacer con él. Me pareció gracioso y me imaginé la misma situación, solo que en mi caso con una mujer.

Yunho sonrió viendo el humor de la situación. —Me he sentido de esa manera en algún momento.

—Solo hazle lo que te gustaría que te hicieran— añadió Hayami sentándose al lado de Max e inclinándose hacia atrás contra su mochila — Asumo que sabes lo que te gusta ¿verdad? Así que si eso es bueno para ti, lo será para él.

—¿Es realmente tan fácil?— Yunho parecía escéptico hasta que Max se rio de nuevo.

—Sí, bastante— dijo Max —.Somos hombres, Yunho, básicamente nos conducimos por la necesidad de liberarnos. Lo buscamos, peleamos por ello, y desplegamos a nuestra manera todo nuestro encanto para conseguirlo. Golpeamos en nuestra dirección y entonces somos malditamente felices. No empieces a analizarlo todo.

—De acuerdo, te he entendido.— Yunho todavía se preguntaba si las cosas serían tan fáciles, pero hasta ahora eso parecía haber servido. Jaejoong amaba su toque, y Yunho ciertamente anhelaba el suyo. Quizás tenía que dejar de analizar las cosas, solo necesitaba dejar que ocurrieran cuando tenían que hacerlo. Y por el momento, parecía que no iban mal.

—Tenemos que descansar— dijo Hayami finalmente poniéndose de pie —.Max y yo vamos a revisar el perímetro mientras consigues que tu pequeño hombre se limpie. Volvemos en cinco.

La cara de Yunho enrojeció cuando se dio cuenta que Jaejoong y él no habían logrado esconder su pequeño interludio sexual. —Lo siento, chicos.

—No lo hagas, es grandioso verte con alguien.— Hayami colgó el rifle sobre su hombro —.Solo no se lo digas a Jaejoong, lo avergonzaría.

—Cierto.

Yunho esperó hasta que Max y Hayami se alejaron antes de acostar a Jaejoong en el suelo. Rápidamente tomó un paño húmedo y limpió a ambos, ya que tenían las cremalleras de sus pantalones bajadas. Jaejoong no se despertó y eso le decía a Yunho lo cansado que estaba el pequeño hombre.

Envolvió la manta alrededor del cuerpo de Jaejoong y lo levantó de nuevo, acurrucando al hombre en su regazo. La cabeza de Jaejoong cayó sobre su hombro, su mano empezó a subir para acariciar el pecho de Yunho antes de meterla bajo su mejilla sin abrir sus ojos.

—Duerme, colibrí. Te protegeré.

Yunho levantó la vista al ver que Max y Hayami volvían al pequeño claro en el que estaban acampados, su mirada ansiosa. —¿Qué?

—Viene compañía— dijo Hayami —.Podemos quedarnos y pelear, o irnos.

Yunho bajó su mirada al precioso envoltorio que tenía en sus brazos y se puso de pie sosteniendo a Jaejoong cerca. —Nos vamos, no quiero poner a Jaejoong en medio de una pelea, si podemos llegar a la cascada y al Velo, estaremos seguros en el mundo de Jaejoong.

Hayami y Max asintieron, recogieron rápidamente sus cosas y cubrieron cualquier señal que indicara que habían estado allí. Sabía que Max y Hayami lo alcanzarían, mientras tanto él pondría toda la distancia posible entre la gente que los perseguía.

—¿Yunho?— Jaejoong preguntó, empezando a despertarse.

—Jaejoong háblame silenciosamente a través de nuestro vínculo. Necesitamos permanecer en silencio el mayor tiempo posible. Nos siguen.

Yunho sintió que Jaejoong se despertaba instantáneamente, sus ojos se ampliaron y el miedo brilló en ellos. —¿Dónde estamos?

—Todavía estamos en los bosques, colibrí, como a cinco yardas (4.5 kilómetros) de donde acampamos, Hayami y Max se han quedado borrando cualquier evidencia.

—¿Dónde está Dam?

—Todavía está reconociendo la zona, lo veremos venir corriendo pronto. Eso espero

—¿Cómo de cerca están?

Yunho sabía que Jaejoong se refería a los hombres que estaban detrás de ellos. —No estoy seguro, Jaejoong, no los pregunté a Max y Hayami cuando me dijeron que estaban cerca, solo decidí que debíamos marcharnos de allí. Presiento que es mejor poner la mayor distancia posible entre ellos y nosotros.

—Si podemos llegar a la cascada, estaremos seguros.

—No puedes saberlo, Jaejoong.

—Sí, puedo. Si llegamos a la cascada y podemos cruzar el Velo hacia la Corte Luminosa, mi familia nos protegerá. Siempre hay guardias cerca. Nos llevarán hasta mi padre.

—Grandioso, me llevas a tu casa para que conozca a tus padres.

Jaejoong empezó a reírse, pero de repente se tapó con una mano su boca, pero sus ojos todavía mantenían la alegría. —Mis padres te amaran porque yo lo hago. Además estamos entrelazados, no hay nada que puedan hacer sobre eso, aun en el caso de que no te quisieran. Una vez que estás entrelazado, es para siempre y cuando descubran que estoy embarazado, dudo mucho que te vean con malos ojos.

—Me está empezando a gustar esa cosa de estar entrelazados cada vez más, Jaejoong.

—Acelera el ritmo, Yunho— dijo Rock tranquilamente mientras salía silenciosamente de entre los árboles y empezaba a liderar el camino. Yunho miró sobre su hombro para ver que Max venía en la retaguardia.

Cuánto más lejos caminaban, la preocupación de Yunho crecía, no tenía idea de donde estaban las cataratas y Dam no aparecía. Si no las encontraban de una manera u otra, pronto estarían corriendo sin rumbo.

Afortunadamente, ahora iban por el costado de la montaña en lugar de subir. Así que aun a pesar de sus perseguidores, el camino era más fácil. Pero ese hecho no lo hacía sentirse mejor cuando oía ruidos detrás de él.

—Nos están alcanzando— dijo Hayami. —Voy a tratar de frenarlos un poco. Ustedes dos continúen hasta la cascada.

—Joder, Rock no sé dónde está la maldita catarata.

—Yo sí— dijo Dam saliendo de las sombras. —Hayami, Max y tú frénenlos todo lo que puedan mientras huimos colina abajo y luego hacia el norte a dos millas. La cascada está en la base de la cara norte del acantilado, en la parte inferior de la colina.

Max y Hayami asintieron, volviéndose por donde habían venido. Dam los observó solo unos momentos antes de girarse y apresurarse a bajar la colina. Yunho lo seguía tan rápido como podía moverse con Jaejoong en sus brazos.

Yunho frenó al oír sonidos de disparos cuando llegaban al final de la ladera y giraban hacia el norte. Echó una mirada preocupada por encima de sus hombros y empezó a moverse más rápidamente. No podía arriesgar la seguridad de Jaejoong, no importaba lo preocupado que estuviera por Max y Hayami.

Las siguientes dos millas le parecieron una eternidad, especialmente cuando los disparos cesaron de repente. Un pesado silencio llenaba el ambiente. Yunho no sabía si Max y Hayami lo habían logrado, y no tenían tiempo para pararse a comprobarlo. Llevar a Jaejoong hacia la cascada era su prioridad.

Yunho dio un suspiro de alivio cuando finalmente la cascada apareció a la vista. Estaba sorprendido por lo grande que era. Caía bastante lejos de la cima de los acantilados. Caminó hacia el borde del agua y puso a Jaejoong de pie.

—De acuerdo, Jaejoong, ya estamos. ¿Ahora qué?

Jaejoong apuntó a un pequeño acantilado en el borde de la catarata. —Tenemos que ir allí. Hemos que atravesar la catarata misma, ahí es donde está la puerta entre nuestros dos mundos.

—Bien, quiero que Dam y tú vayan y la atraviesen. Yo voy a quedarme aquí unos minutos para comprobar si Max y Hayami lo han logrado.

Jaejoong agarró el brazo de Yunho. —No, Yunho, tú no puedes…

—Por favor, Jaejoong— dijo Yunho empujando a Jaejoong hacia Dam —.Necesito saber que el bebé y tú están seguros. Te prometo que me uniré a ti en solo unos minutos.

—Pero…

Yunho miró más allá de la pálida cara de Jaejoong hacia Dam. —Por favor, Dam.

Dam asintió y agarró a Jaejoong alrededor de su cintura, levantando al hombre en sus brazos y vadeando el cabo de agua. El corazón de Yunho dolió al ver como Jaejoong peleaba con Dam todo el camino, gritando y chillando.

Yunho no se giró hasta que desaparecieron en la cascada. En un instante estaban ahí, y al siguiente se habían ido. Yunho parpadeó varias veces, seguro de que tenía algo en sus ojos cuando se giró escrutando el área, buscando una posición más segura para sentarse y esperar.

Detectó un pequeño saliente en una roca a un lado. No hubiera sido el lugar que hubiera elegido como defensa, pero parecía ser el único que el sitio ofrecía. Incluso lo mantenía entre la catarata y cualquiera que viniera por esa dirección.

Yunho se apresuró hacia la roca y se arrodilló en el suelo. Sacó su pistola y la puso a su lado. Comprobó cada uno de sus cuchillos, asegurándose que estuvieran donde tenían que estar, y se dispuso a esperar.

No tuvo que esperar mucho. Solo unos minutos después, oyó algo que venía hacia él a paso rápido. Yunho miró sobre la roca y observó aguantando su respiración, hasta que vio el cabello castaño arena de Max entrar en su campo de visión.

Tenía sus brazos envueltos alrededor de la cintura de Hayami, ayudándolo a caminar. Yunho le hizo una inspección visual y notó un trozo de paño alrededor de la pierna. Max parecía estar bien, pero estaba claro que habían herido a Hayami. Yunho esperaba que no amenazara su vida, Hayami era un buen hombre y odiaría perderlo.

Tan pronto estuvieron lo suficientemente cerca, se levantó y los saludó con la mano. Max cambió inmediatamente la dirección y se apresuró hacia él, remolcando a Hayami. Bajó a Hayami al suelo y se agachó junto a él.

—¿Es muy malo?

—Solo es una herida superficial— dijo Hayami —.Estaré bien.

Max resopló. —No te dejes engañar, tuviste suerte de no desangrarte. La bala pasó a unos centímetros de la arteria, por suerte entró y salió, pero aun así, necesitas atención médica.— Max miró alrededor —¿Dónde están Jaejoong y Dam?

Yunho apuntó sobre sus hombros. —Los envié hacia la cascada.

—¿Y decidiste ser el héroe y esperar por nosotros?— Max preguntó —.¡Idiota!

Yunho ignoró el comentario. —¿Qué debemos esperar?

—Cuatro hombres fuertemente armados con el uniforme negro de los equipos de operaciones especiales. Están muy bien equipados y armados. Son también muy persistentes, tal como dijiste.

—¿Equipo negro?— A Yunho no le gustó ese comentario. Sabía lo que significaba, esos hombres eran militares entrenados, la mayoría mercenarios. Vestidos de esa forma, por el día destacarían como un dolor en el trasero, pero por la noche, como ahora, era otra historia, podrían esconderse en las sombras justo a tu lado, sin que los notaras.

—Ah, infiernos, liquidamos a tres— Hayami se rio —.No está nada mal.

—Seguramente se divertirían con tu trasero— Max replicó.

Yunho rodó sus ojos, Max y Hayami podían discutir hasta del color del cielo.

—¿Cuánto tiempo queda hasta que nos alcancen?

—Tres, quizás cuatro minutos— Max contestó —.Eso depende de si pararon a comprobar a sus muertos o no.

Yunho asintió con la cabeza. Las probabilidades no estaban a su favor. No sabía si podrían llegar a la cascada antes de que sus invitados llegaran. —Podemos quedarnos aquí y esperar a que lleguen o correr hacia la cascada. Es su elección.

—Yo creo que deberíamos luchar— dijo Max —.Si vamos a la cascada, nos seguirán. No quiero llevar esta lucha al otro lado del Velo de Jaejoong. Tenemos que terminarlo aquí.

—¿Y tú, Hayami?

—Demonios, solo dame mi pistola.

Yunho se rio. —De acuerdo, chicos, revisen sus municiones.— No podía estar más de acuerdo. Tampoco quería tener una batalla en la otra parte del Velo. Tal y como Dam la había descrito, era una utopía, llevar armas y pelear allí, sería destruirla, y Yunho no podía permitir que eso pasara.

Yunho levantó su mirada cuando oyó una rama quebrarse. Pudo ver el movimiento justo delante. Extraño. Sus perseguidores obviamente habían renunciado a moverse silenciosamente. Estaban aproximándose como toros cargando a través de una tienda china.

—Aquí vienen— dijo sacando su arma. Cerró brevemente sus ojos esperando que Jaejoong pudiera oírlo a través del Velo.

—Te amo, colibrí.

Yunho apuntó. Comenzaba a tirar del gatillo cuando alguien repentinamente lo agarró por detrás y arrancó el arma de sus manos. Abrió su boca para gritar, pero antes de poder hacerlo, el agua llenó su boca y lo empujaron a la piscina que rodeaba la catarata.

El último pensamiento de Yunho antes que la oscuridad del agua lo hundiera, fue que Jaejoong y el bebé nunca lo verían de nuevo.