Capítulo 8 - Tal vez sí...

-En verdad no tenía por qué preocuparse, soy un adulto responsable que puede ir a su casa a estas horas- alegó el moreno, sosteniendo una almohada en sus brazos y una sábana

-Ya no digas más, que toda la familia lo ha decidido, y también para que pases lo pases con mi bebé- dijo risueña la señora Kim mientras seguía rebuscando otra frazada para el moreno

Se habían pasado toda la tarde encerrados en el restaurante, conociendo al moreno, tuvieron una muy gran cena familiar, y luego de comer, siguieron con las preguntas y las risas. Tanto así, que ya habían pasado la media noche. Así que la familia Kim invitó a Yunho a pasar la noche con ellos, justificando de que ya era tarde para cualquier persona caminar sola por las calles a esas altas horas de la noche.

Al final, por decisión de las mujeres de la casa, decidieron que Yunho dormiría con Jaejoong. Obviamente que el pelinegro se negó, pero sus hermanas hicieron oídos sordos mientras le buscaban alguna prenda con la cual el moreno pudiera usar para dormir.

La gran casa Kim volvía a tener vida, tenían a las 9 hermanas, el hijo menor, los dos padres, los 2 esposos de las hermanas, los hijos, el prometido de Victoria y a Yunho en casa. Eso, sin contar a las mascotas.

-Espero que no pienses hacer nada extraño mientras duermo- mascullo el menor mientras levantaba su colcha para meterse a su cama, ya vestido con su pijama de color azul cielo

-Prometo no hacerte nada que no desees- dijo el mayor en un tono muy bajo que erizó al otro

-Yo... es... está bien... buenas noches...- tartamudeó y se cubrió con las sábanas hasta las orejas, intentando ocultar su sonrojo

Ya habían pasado unas horas, eran aproximadamente las 4:00 am y Jaejoong no podía concebir el sueño, se volteó un poco para observar a su "novio", encontrándolo con los brazos detrás de su cabeza, llevaba una camiseta sin mangas blanca, posiblemente de su padre, pero al moreno le quedaba como una segunda piel. Y lo peor de todo, es que el mayor estaba despierto y lo veía fijamente.

-¿Qué pasa, Joongie? ¿Se te ofrece algo?- susurró con ese tono de voz ya conocido

Sin responderle se volteó y flexionó sus piernas, empezaba a recordar sus pequeños sueños con el mayor.

De repente, sintió cómo entraban a su cama y alguien se acostaba a sus espaldas.

-No es bueno que me ocultes cosas, ¿sabes?- le susurró en el oído, mordiéndole el lóbulo, ocasionando que el pelinegro se ponga aún más rojo y apretara las sábanas, sin ser consciente de que su cuerpo se había flexionado un poco, apretándose contra el miembro del mayor -Dado que... yo soy creación de tus pensamientos, mi niño travieso- le habló más cerca de su oído, a la vez que lo rodeaba con sus brazos, su brazo izquierdo se mantuvo frotando su pecho y el derecho, desde su abdomen, fue cuesta abajo hasta estar al frente de sus pantalones de pijama -Aún no se me olvida que debo castigarte...-

-No... ¡no te atrevas!- subió un poquito su voz, sin dejar de ser un pequeño susurro

-Sabes que lo tienes merecido y... lo deseas- volvió a lamer su oreja, dando una pequeña mordida y empezaba a frotarle el miembro por sobre la pijama

-N... no... qui... quita tus... ahh... manos...- gimió poniendo sus pequeñas manos sobre la gran mano del moreno que se frotaba y hacía presión sobre su anatomía -Yu... Yunho...- gimió cerrando los ojos, la baba escurriendo de su boca

El mayor había bajado un poco el elástico de la parte inferior del pijama, lo suficiente como para también bajar el bóxer del menor. Empezando a masturbar su pequeño miembro, porque Jaejoong, aparte de poseer una belleza femenina y delicada, sumándole un temperamento y complejo de macho, el pequeño tenía un miembro del cual no estar muy orgulloso. Aunque en estos momentos, a Yunho le encantaba ese tamaño tan adorable que tenía esa longitud.

Encajaba perfectamente en su palma, el pre semen lubricaba y se esparcía por toda su mano, causando unos sonidos húmedos muy eróticos.

-N... no... Yunho... yo me... me voy a venir- lloriqueó moviendo inconscientemente las caderas

-Córrete para mí, pequeño. Déjame probarte-

Con esa oración, Jaejoong lanzó un pequeño grito agudo y se corrió, manchando la mano del moreno, su cama y la zona interior de la sábana que lo cubría.

-Descansa, Joongie- susurró el moreno en su cuello y le depositó un pequeño beso de mariposa que hizo ronronear al otro.

El pelinegro poco a poco fue cayendo en el mundo de Morfeo, sin darse cuenta que los brazos que previamente lo aprisionaban, iban desvaneciéndose, al igual que el cálido cuerpo que se había encajado a la perfección contra el suyo.

-Hasta que despiertes...- susurró Yunho antes de desaparecer completamente